Hola, soy Daddy

ESPERANDO A MI DADDY

Reflexiones de autor

Siguiendo con las entradas de estos últimos días, sin publicar nada nuevo de la novela «Esperando a mi Daddy», sigo queriendo dar relevancia a lo publicado hasta ahora. Y si ayer me centrada en ese encuentro entre Ana y Daddy (El timo de la estampita) para que entendierais la complicado de la situación, el realismo que pretendo darle a la novela, consciente de que surge de una premisa un tanto alocada, que como tal queda plasmada a lo largo de la novela, ya que, en buena lógica, no tiene demasiada coherencia ni credibilidad porque se supone que en la época en que Jessica nace Daddy (es decir mi yo real) aún es un niño, más dado a jugar con la pelota que a eso que se supone se le atribuye, si descartamos que haya podido haber algo más turbio detrás de toda esta historia. Sin que en ningún caso haya sido mi intención llegar a ser tan rebuscado ni escribir una novela negra.

Ésta tan solo es una novela de contenido social y, en lo posible, alejada de mi propia realidad. Aunque me temo que el intento se ha quedado un poco a medias. Pero, bueno, gran parte de la novela se centra por entero en la vida de Jessica, su paso por el high school y la universidad, y los pocos datos alusivos a mi persona son casi anecdóticos, como una comunicación indirecta entre esos dos mundos, esas dos realidades, como excusa para incluir algún que otro poema y atribuirme una popularidad inmerecida, al amparo de que con un poco de imaginación todo es posible.

La cuestión es que, como ya he contado en alguna ocasión, la novela surgió de la lectura de una entrevista a una chica, a un personaje público. Se comentaba que había quien podía en duda su identidad, sus raíces culturales, porque hasta entonces su padre no era un personaje tan conocido. Lo que se solventó de manera bastante sencilla, el padre tuvo que dar la cara porque la chica en cuestión se sintió un tanto afectada por esa disyuntiva.

Por supuesto, el padre tenía edad y cara de padre. Era tal y como ella afirmaba. Éste se ajustaba a lo que ella aseguraba con respecto a su identidad cultural. Con la particularidad de que la madre, una ascendencia racial distinta, de manera que la chica era una mezcla de los rasgos étnicos de ambos. De ahí esa confusión por parte de quienes no conocían su historia familiar.

A esta cuestión yo tan solo le quise dar una vuelta de tuerca y que, para el personaje de mi novela no le fuera tan fácil justificar su identidad, porque su padre puede que no sea su padre, puede que ni siquiera se le parezca. Pero, en principio, no cabe que sea otro.

Ana: ¿Qué te parece, si esta tarde, cuando refresque, te montas en la bicicleta y das una vuelta? – Me propone. – Me entristece que te pases aquí todo el día encerrada. Casi echo de menos que no aproveches un descuido y te escapes hasta la hora de la cena. – Me dice. – Si has estado en la piscina te habrás dado cuenta de que hay chicos y chicas de tu edad.

30 de junio 1995

El caso es que tras la visita de Ana a casa de Daddy, porque se intuye que algo ha tenido que pasar a lo largo de la mañana, durante esa ausencia de hora y media por parte de Ana, que a Jessica le ha dejado un tanto mosqueada. Ésta ha regresado al chalé y le ha sugerido que esa tarde se dé una vuelta con la bicicleta; que no se quede pegada al teléfono a la espera de una llamada que tal vez no se produzca y de la que no se espera ningún cambio con respecto a días anteriores.

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Van a seguir sin noticias de Daddy, éste no se ha acercado por el internado, por Medford y muy posiblemente tampoco por el continente americano; que ni ha cruzado las fronteras ni la aduanas de España. Tal vez haya tenido el detalle de salir de su casa, pero porque le han mandado a hacer un recado de tipo doméstico.

La cuestión es que quedarse junto al teléfono toda la tarde es una pérdida de tiempo y el ambiente anima a salir a dar una paseo. Además, con la osadía de que Jessica se marche sola, cuando casi hay que vigilarle cuando están en el internado y se le ocurre acercarse por el parque donde juegan los chicos.

Están en otro país, ella no habla el idioma («I don’t speak Spanish») y tampoco se puede decir que conozca la zona. Aparte que, no habiendo nada por los alrededores de la urbanización, casi resulta un tanto imprudente que se aleje.

Juguemos a ser escritores

Si nos atenemos a la premisa de que es cierto eso de que Ana ha localizado y hablado con Daddy; que éste se ha creído que, si no hay algo de verdad en toda esta historia, al menos se le ha implicado legalmente, porque se ha atribuido esa paternidad y habrán de ser los tribunales quienes dictaminen la veracidad de dicha afirmación, en base a las pruebas que tanto una parte como la otra quieran aportar.

Sin embargo, creo que ya he dado a entender en el blog que no es esa la solución que se busca. (Buscado por la Justicia) Según se plantea en la novela, a partir de octubre de 2004, cuando es Jessica quien acude al encuentro con Daddy y descubre que éste aún no se ha tomado en serio las obligaciones y responsabilidades de dicha paternidad, que no ha hecho nada ni en un sentido ni en otro.

Posible cartel de busca y captura en 2004

Entonces ¿cuándo se tiene que producir ese primer encuentro entre Daddy y Jessica, en caso de que se produzca porque sospechamos que éste no se encuentra lejos y que la sugerencia a Jessica del paseo en bicicleta tiene una clara intención?

Sin embargo, juguemos a ser escritores. Planteémonos todos los escenarios posibles.

  • ¿Cuándo y cómo debería producirse ese primer encuentro entre ambos? Por si sirve de algo, aclaro y adelanto que entre la documentación que Ana le ha entregado a Daddy hay una fotografía de Jessica. De manera que éste la pueda reconocer a primera vista. Sin embargo, hay que tener en cuenta que Jessica permanece ignorante a las gestiones de Ana y lo único que tiene son sospechas con el mismo fundamento que eso de que la ciudad de Toledo cuenta con una de las mejores playas del país; que su interés reprimido por encontrarse con Daddy ha fomentado en exceso su imaginación.
  • ¿Qué excusa puede tener Daddy para salir de paseo esa tarde, para propiciar ese encuentro con Jessica? La prudencia marca que, para los menores, es mejor no tratar con desconocidos. Como ya os he dicho, salvo por la premisa en la que se basa a novela, el resto de la historia intenta ser lo más coherente y realista posible. De tal manera que, si Jessica no habla el idioma. Ni, en realidad, conoce a nadie de la zona, porque tampoco se caracteriza por ser una adolescente con mucha facilidad para hacer nuevas amistades. Ni le interesan, ya que su cabeza está en que tras esas dos semanas de estancia allí regresarán a Medford. Que será donde Daddy vaya a recogerla, si es que sabe de su existencia.

Jessica, esa tarde de viernes, va a salir de paseo con la bicicleta. Y sí, os confirmo que saldrá sola. Que Ana no querrá acompañarla en esta ocasión y que el hecho de que vaya en bicicleta es la excusa para darle ese voto de confianza; que sabrá regresar al chalé sin desorientarse. Por la forma de la urbanización, ya os aclaro que no hay muchas opciones de perderse, aunque sí alguna. Pero ya con anterioridad le han indicado los cruces por donde ha de girar y no equivocarse de calle. Sobre todo, no meterse por caminos sin asfaltar ni en la parcela de ningún vecino.

Digamos que Jessica sale de paseo y no se produce ese encuentro, por lo que sea ¿Qué otras opciones les quedan?

Porque sí, porque son cuestiones que yo me plantee como escritor y dentro de lo que cabe, esa posibilidad me pareció la más asumible. La que daba más juego, dado que la pretensión de Ana no parece que sea que haya una presentación formal. Dado que ello dejaría sin sentido el resto de la novela.

Encuentro causal por la calle

Si me atengo a como es el personaje de Jessica, tras ese hipotético encuentro con su anhelado Daddy, no habría quien la llevase de regreso a Medford. Siendo justos, no se dan las circunstancias más idóneas para que ésta se quede. Daddy no está en condiciones personales más adecuadas de hacerse cargo de una adolescente con tantos pájaros en la cabeza, ni aunque fuese la chica con más sentido común y madurez del mundo.

Encuentro por la calle

Encuentro en misa

Otra posible ocasión para ese encuentro es que coincidan en misa, el domingo, porque viniendo de donde vienen ese precepto dominical es inexcusable, aunque la misa sea en español y, dada la mentalidad de Jessica, es poco probable que se entere de algo. ¿Querrá Jessica acudir a misa? ¿Acudirá Daddy a la misma iglesia, a la misma hora? ¿No será muy sospechoso para Jessica que Ana ande todo el día pegada al teléfono y no le deje escuchar conversaciones ajenas?

Se supone que en misa la situación está un poco más controlada, que Jessica no va a ir sola y estará bajo la supervisión de Ana. Pero ¿No va a ser un tanto sospechoso? ¿No se van a sentir observadas desde la distancia? ¿A vosotros os gustaría tener a alguien que no aparta la vista de vuestro cogote durante el tiempo que dure la celebración? Sin duda Jessica va a tener mejor aspecto que montada en la bicicleta, pero, si para ella todo lo que suponga alejarse del internado es acercarse a Daddy o perderle la pista, no parece que sea lo más aconsejable, ya que no sabemos muy bien cómo reaccionará éste y su actitud le puede delatar.

Encuentro en la piscina de la urbanización

¿Qué os parece un encuentro en la piscina de la urbanización? En un ambiente más informal, donde eso de que unos sientas curiosidad por la presencia de los otros sea lo que menos importe

¿Cuánta gente se puede juntar en una piscina comunitaria? ¿Cuántos chicos y chicas adolescentes?

Conscientes de que Jessica no va a destacar por ser el alma de la fiesta, sino que se mantendrá acurrucada en cualquier rincón donde no la molesten ni molestes. La idea de llevarla hasta allí para exhibirla como un trofeo no parece lo más adecuado. Además, hemos de tener en cuenta que Ana ha tardado casi una semana en localizar a Daddy. Por lo cual eso de coincidir en la piscina o ya ha sucedido o es algo que se ha de provocar de manera intencionada.

¿A vosotros os parece buena idea eso de que el primer encuentro entre ellos sea en traje de baño? Un chico mayor que observe con demasiada atención a una adolescente en bikini. A mi no me parece que sea la mejor idea.

¿Qué más posibles encuentros se os ocurren?

Porque de algún modo Daddy ha de reaccionar ante los acontecimiento. Que, si como sabemos, no tiene intención de mover un dedo para llevar el tema a los tribunales, lo justo es que, al menos, tenga curiosidad por saber de qué se le acusa, aunque sea desde la distancia y con la consabida discreción. Una torpeza por su parte puede provocar que Jessica se tenga que quedar con él y es lo último que se pretende.

Ya habrá tiempo más adelante para que Jessica en persona le reprenda y recrimine por su dejadez.

El caso es que ahora ha de haber una primera toma de contacto, porque para el desarrollo de la novela es importante. Daddy empezará a formar parte de la vida de Jessica, al menos de manera un tanto indiferida y en el momento en que hemos dejado la historia, tras esa entrevista con Ana, le toca mover ficha.

De momento Jessica es menor de edad, catorce años; vive bajo la tutela del internado o, al menos, de algún adulto responsable capaz de entenderse con ella. Porque, según las normas por las que se rige el internado, ya no tiene edad para seguir allí. Gracias a la oportuna mediación de Ana, a que necesita un poco de ayuda para sobrellevar la ausencia de sus padres o que, según la mentalidad y lo que se da a entender en la novela, localizado a uno de sus progenitores, éste tiene la última palabra y la institución no tiene potestad para decidir el futuro de Jessica sin su conocimiento ni consentimiento. Vamos que ni la Tercera Guerra Mundial va a hacer que Jessica se mueva de allí hasta que éste venga a buscarla.

Hola, soy Daddy

Como veis he intentado buscar una solución original a problema. No he recurrido a referentes de otras novelas o películas a las que ahora haya de hacer mención. Si las hay, no soy consciente de ello ni ha sido mi intención imitarles.

Para otras secuencias de la novela sí he tomado referencia más o menos parecidas. Como eso de que «La lluvia en Toledo me importa un bledo», de «My fair Lady». A lo que he dado un toque más cómico y mucho menos musical. O alguna que otra alusión a la película de «Grease 2» (1982), por las canciones o «Karate Kid 4» (1994), por eso aceptar el hecho de hacerse mayor darle a Mr. Bacon (el Spanish teacher) una buena patada en el culo (de manera simbólica y como desahogo)

Lo cierto es que ya os adelanto que a lo largo de la novela no se puede decir que se produzca esa secuencia, aunque sí se produce el encuentro entre Jessica y Daddy. Ésta se presenta en su casa, bajo su cuenta y riesgo en 2004. Es ella quien acude a buscarle y, como es lógico, ello tendrá consecuencias. Otras muy distintas a las que se hubieran producido de quedarse en esta ocasión, en julio de 1995.

En cualquier caso, se trata de explorar mi faceta como escritor, como novelista aficionado, centrando la novela en un ambiente distinto, que me obligue a explorar, a ir por delante de mis personajes, a equivocarme, antes de que Jessica se tropiece con esos obstáculos que van a dificultar su caminar.

Lo importante en todo caso es que, a partir de estas escenas de la novela, para los lectores y algunos personajes de la novela, Daddy tendrá cara. No va a ser una fantasía. Al menos no para Ana, y de algún modo ello ha de quedar reflejado. He de hacer encaje de bolillos para que resulte creíble, curioso y, hasta cierto punto, gracioso, cómico.

Cómo alguien que en apariencia no se sabe quién es; con quien no se tiene contacto ni de quien se tenga pista, tiene casi el don de la ubicuidad.

Pero insisto, todo ello intentando de que resulte factible, creíble para el lector y ajustado a la realidad del momento. Por lo cual, no será Daddy en persona quien aparezca de pronto por la vida de Jessica, salvo el «Daddy» de su imaginación, sino pistas para que ésta sepa de la existencia real de este.

Ya lo he comentado con anterioridad, pero será gracias a ese juego como Jessica consiga su acceso a la universidad. En realidad, por lo que se deduce de la novela, el mérito es más de la influencia y benevolencia de Ana. Sin embargo, no vamos a quitarle a Jessica la ilusión de pensar que todo cuanto haga, ya sea en público o en privado, le acercan un poco más cada día a cumplir su sueño y solventar todo esos impedimento que se le presenten. Porque ella no se moverá de donde está mientras Daddy no vaya a buscarla. Tendrá que dejar el internado para ir a la universidad, pero no se va a ir del todo ni muy lejos.

De momento, primero habrá de pasar por el high school; por esa dichosa asignatura de Spanish, que ha de aprobar en este primer curso, si es que no quiere perder la confianza de Ana, dado que nada se regala y todo esfuerzo tiene su recompensa.

Ahora ya sabemos lo que le espera cuando acuda al encuentro de Daddy y mejor que se prepare lo mejor posible, tanto por cumplir sus sueños como por labrarse un futuro más allá de donde alcanza su vista y su imaginación.

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