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Introducción
La campana de San Eugenio
Hablar de la catedral de Toledo y de San Eugenio, no es tan solo referirse a la campana gorda, a la que ya subimos a ver cuando visitamos las tres torres, en realidad dos porque la del Reloj la derribaron a finales del siglo XIX. es también hacer referencia a su capilla en el muro sur

Capillas
Las capillas de San Eugenio y de Santa Lucía, al parecer fueron las primeras construidas en la catedral toledana debido a los tempranos epitafios conservados en ellas, están vinculadas a algunos de los personajes que aquí hemos mencionado. Fueron sus capillas funerarias.
Este hecho demuestra la gran aportación económica realizada por los linajes mozárabes para la construcción de la catedral. Entre ellos, principalmente, los Illán y los Gudiel a lo largo de los siglos XIII y XIV.
Recordemos que una de las principales fuentes económicas para la construcción de la catedral fue precisamente la venta de capillas funerarias.
Haciendo caso omiso a las obras posteriores conservadas en esta capilla de San Eugenio, por no interesarnos para el tema propuesto aquí, encontramos cuatro enterramientos, pertenecientes a:
- Pelagius Petri (m. 1238),
- Petro Juliani (m.1242),
- Fernando Gudiel (m. 1278)
- y otro Fernando Gudiel, hijo del anterior (m. 1332).
Estos nombres nos dicen claramente que esta capilla funeraria perteneció en sus orígenes a los Pétrez y a los Gudiel, que, como hemos visto, estuvieron emparentados en el siglo XIII. Los epitafios, escritos en latín, fueron traducidos por Parro.

El perteneciente a Pelagius Petri, situado en lo alto del muro, al lado del Evangelio, hace referencia a la trágica muerte del personaje «…extraído violentamente del templo…y asesinado a cuchilladas…»
En cuanto al epitafio de Petro Juliani, ha de corresponder a Per Illán, hijo de Illán Estébanez y Luba, y nieto de Esteban Illán, que fue «…excelente soldado y de linaje distinguido…»
En cuanto al primer Fernán Gudiel, enterrado en el original sepulcro mudéjar del lado de la epístola, su epitafio, en castellano empieza diciendo:


«Aquí yaz don Fernán Gudiel, muy honrado caballero, alguacil fue de Toledo… Finalmente el cuarto epitafio, perteneciente al segundo Fernan Gudiel, muerto en 1332, nos informa de que fue «hijo de don Fernán Gudiel, alguacil mayor que fue de Toledo»

• Se trata de un arco angrelado tipo granadino o sevillano, enmarcado en fachada rectangular, trabajado en yeso con temas geométricos (lazos de 8) y un friso de mocárabes entre dos leones sentados vistos de frente. Una cenefa circunda el sepulcro con una inscripción en árabe. Dentro del arco se encuentra la urna y por encima una lápida con el epitafio del alguacil mayor de Toledo Fernán Gudiel fallecido en 1278.
• La lápida contiene posiblemente el primer epitafio versificado en castellano y puede ser considerado el más temprano ejemplo del impacto de la métrica Galaico-Portuguesa en la poesía castellana.
Capilla de San Eugenio
Los retablos salieron de las manos de Pedro y Oliver en el siglo XVI.
Anteriormente se llamó capilla o parroquia de San Pedro. Se cambió el nombre en tiempos del arzobispo Sancho de Rojas.

Tiene la particularidad de conservar la arquitectura originaria del siglo xiii. Se cierra con una reja muy parecida a las otras firmadas por Juan Francés.
En el retablo está la imagen del santo titular, arzobispo de Toledo, obra de Copín de Holanda.
Esta capilla guarda una pieza singular por su fecha y por su arte: Es el sepulcro del caballero Fernando Díaz Gudiel, alcalde mayor de Toledo y señor de la Torre de Esteban Hambrán, muerto en 1278. Se trata de una obra mudéjar, sin arquitectura ni escultura, simplemente con decoración de yesería mudéjar en que predominan las alharacas (o temas geométricos).
El arcosolio está delimitado por dos columnas dobles que sobresalen del friso superior o cornisa adornada con mozárabes.
Limitando esta cornisa hay una inscripción en lengua y caracteres árabes que dice de manera repetitiva:
«A la madre de Dios. A la Virgen María»
El otro enterramiento es del canónigo y obispo Fernando del Castillo, muerto en 1521, obra singular de Alonso de Covarrubias.
El Retablo
El retablo de san Eugenio se convierte en la obra más antigua del taller toledano. Situado frente a la reja de acceso a la capilla, consta de tres calles, divididas en dos cuerpos, sobresaliente el central y con un basamento en donde se sitúan las cinco tablas de la predela.
La calle central, en su primer cuerpo, está ocupada por la imagen de san Eugenio, atribuida a Copín de Holanda, mientras el ensamblaje, con decoración de candelieri, corresponde a una reforma del siglo XVI.
La traza del retablo se debe a Enrique Egas y Maese Rodrigo (Palazuelos), citándose en un documento de 1499, en relación con la talla, a un tal Oliver y a un maestre Pedro (Pérez Sedano, Zarco del Valle). El documento nombra asimismo a Francisco de Amberes pintor en el dorado de la tabla. Todos estos datos se refieren a intervenciones posteriores a la ejecución de la obra.
En lo pictórico, el retablo se compone de diez tablas de distinto tamaño. Cinco de ellas, de iguales dimensiones, constituyen la predela; otras cuatro, más grandes, se hallan distribuidas dos a dos en las calles laterales, y, por último, la tabla de mayor tamaño corona el retablo en su calle central, formando la espiga del mismo. Aunque la distribución actual no se corresponde con la primitiva y, por otra parte, quizá tampoco se conserven todas las escenas, siguiendo un orden iconográfico las tablas ofrecen los momentos más significativos de la vida de Cristo: su infancia, comienzos de la vida pública y pasión. Ciclos que constituyen un programa iconográfico completo en torno a la imagen de Cristo como Salvador.
Precisamente la dedicación a la vida de Cristo hace pensar en que se trate del retablo procedente de la antigua capilla del Salvador, hoy de la Epifanía, dotada en 1397 por Pedro Fernández de Burgos y en relación con la cual se hace el pago citado a Starnina (Angulo, Gudiol). El estado de conservación, no muy bueno, permite ver, en aquellas tablas que no han sufrido retoques en el siglo XVI, los caracteres florentinos.
En otros casos, como en la Virgen de la Huida a Egipto o en Jesús en la escena del Bautismo, se han introducido modelos que no responden a la estética trecentista, siendo el tema de la Adoración de los Magos el que se aparta más de los esquemas primitivos, con muestras de mayores retoques. Es difícil establecer una relación directa con obras italianas; sin embargo, son evidentes los tipos giottescos y patente también una estrecha relación con Agnolo Gaddi, con quien trabajaría Starnina antes de su venida a España, así como sus conexiones con Antonio Veneziano.
El análisis de las tablas nos lleva por otra parte a puntos de contacto con la capilla de san Blas y con otras obras castellanas del momento. De tal forma que podemos confirmar, si no la identidad de su autor, sí una conexión de estilo y de taller. Son dos las manos que se distinguen en su ejecución o, lo que es lo mismo, dos talleres diferentes con intervención de varios artistas.
De una parte Gherardo Starnina, con quien pudo colaborar Nicolao de Antonio, y al que se pueden atribuir: parte del Prendimiento, la Negación de san Pedro, Jesús entre los Doctores y algunos detalles de otras escenas repintadas. Una serie de figuras confirma esta relación ya que repiten los modelos de san Blas y reflejan también el carácter de obras italianas realizadas por Starnina, encajando en su estilo de seguidor de Agnolo Gaddi, con influencias de Antonio Veneziano.
En este sentido, algunos autores (Boskovits) han apuntado incluso una posible estancia de Veneziano en Toledo. No olvidemos que Starnina después de haberse formado con Veneziano, decoró la capilla de los Castellanos en Santa Croce, con Gaddi. La identificación del otro maestro es fácil si tenemos en cuenta las relaciones con otras obras castellanas. Responde a una mano española que interviene también en la capilla de san Blas, el maestro Rodríguez de Toledo, al que pertenecen: las escenas del Bautismo, parte del Prendimiento y Camino del Calvario.
Muy característico de este artista es el rostro que aparece entre la Virgen y Cristo en el Camino del Calvario, que repite exactamente modelos del Entierro de Cristo del retablo del arzobispo don Sancho de Rojas y que a su vez aparece en algunas escenas de la capilla de san Blas. De esta forma, el retablo de san Eugenio nos pone en contacto con las dos manos principales del taller toledano, situándose como su obra más antigua.
Más curioso resulta el caso del retablo de la capilla de san Eugenio por lo dilatado del proceso, puesto que en 1500 el maestro entallador Pedro se ocupa de confeccionar un retablo, que es dorado ese mismo año por Francisco de Amberes, en 1509 Copín de Holanda realiza la caja y tabernáculo para la figura de san Eugenio, y en 1515 el mismo Copín se ocupa de hacer unos pilares para el nuevo retablo de san Eugenio según un modelo proporcionado por Juan de Borgoña, pintor que en 1515-1516 será el encargado de volver a pintar las tablas del retablo mayor que se transformarán en este conjunto de menores dimensiones de san Eugenio, que actualmente se conservan en la capilla del mismo nombre. El traslado del primitivo retablo mayor a la capilla mozárabe y a la de san Eugenio guarda relación con la importancia de estos espacios dentro del templo catedralicio: la capilla mozárabe fundada por el cardenal Cisneros tenía como finalidad preservar el antiguo rito cristiano, y su decoración con el primitivo retablo mayor refrendaba su importancia como principal centro religioso de la antigua comunidad cristiana de la península. En el otro caso, debido a la construcción de la capilla de Santiago a partir de 1430 como enterramiento de don Álvaro de Luna, la devoción a san Eugenio quedó sin capilla, y reunido el cabildo el 4 de noviembre de 1496 se dispuso que la antes llamada capilla de san Pedro, o del Corpus Christi por guardar la eucaristía de los parroquianos enfermos, pasase a titularse de san Eugenio, recordando así al primer obispo de la diócesis de Toledo y discípulo de san Pablo, y mereciendo a su vez albergar las tablas del retablo mayor de la catedral
Las artes y la arquitectura del poder.pdf
Capilla de Santa Lucía
Otra interesante capilla de la Catedral, relacionada con algunos de los personajes que hemos mencionado, es la de Santa Lucía, situada a la derecha de la Puerta de los Leones.
Ya visitamos esta capilla cuando recorrimos la girola: La catedral tiene Corazón

A esta capilla, en 1499, según Parro, fueron trasladados, desde la capilla del Espíritu Santo, ciertos enterramientos, cuando se llevó a ella la capilla de los Reyes Viejos, entre ellos los del arzobispo don Gonzalo Díaz Palomeque y los miembros de su familia, como Juan García, muerto en 1288, «… cuya benéfica mano nunca supo estar cerrada…»
Asimismo aquí está enterrado el citado abad de Valladolid, Gómez García, mal visto, como hemos indicado, por Gonzalo Pétrez y electo obispo de Mondoñedo, «…rico, célebre, liberal, joven y generoso, espejo y defensor de los toledanos…»
También llamada de san José, es una de las más antiguas de la catedral. Fue fundada por Jiménez de Rada. Se conserva su arquitectura primitiva del siglo XIII. Se guardan algunos cuadros y epitafios
Web de referencia
wikipedia Catedral de Toledo Capillas del muro sur
Artehistoria retablo de San Eugenio
Paperblog Capillas de San Eugenio y de Santa Lucia de la catedral de toledo
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