De la primera bofetada

SILENCIO EN TUS LABIOS

Hoy me apetece ponerme en plan literario y le he pedido al Bing AI que reinterprete un párrafo de la novela, por lo cual ante la falta de contexto ha puesto de manifiesto su libertad creativa, que poco o nada tienen que ver con la novela.

El contexto es la tarde del 15 de febrero, cuando Ana y Manuel se quedan solos y tienen la oportunidad de aclarar su discrepancias. No se sabe si este hecho se produce por un momento heroico e insensato de Manuel, al no querer que Ana se quede sola o, por el contrario, éste ha sido víctima de una sutil trampa.

El caso es que Ana aprovecha el momento para dejarle las cosas claras y, sobre todo, intenta convencerle de que ha de ser un poco mejor negativo consigo mismo y su relación con la gente, dado que se perjudica él solo y ella no quiere sentirse culpable ni responsable de ello.

Si aquello hubiera sido un combate de boxeo, me habría ganado por KO en el primer asalto y de la primera bofetada, aunque la habrían descalificado por dar golpes bajos y a traición. Y si la mejor defensa es un buen ataque, ella tenía mucho que enseñar a los estrategas y no tanto que aprender, porque me dejó para el arrastre, como un desperdicio animal no reutilizable, dado que lo poco o bueno que hasta entonces había creído tener se había quedado en nada.

Había escuchado lo que opinaba de mí: las cagadas de los perros o las cáscaras de plátano eran más dignas que yo, porque resbalar conmigo, más que un accidente, era una tragedia; hasta el punto de pensar que una chica estaría muy desesperada, si sentía un mínimo de interés por mí. Lo que lógicamente no era su caso porque el amor no es tan ciego ni aún con los ojos vendados.

Ya había oído rumores de que de nuevo tenía novio y recuperaba la felicidad perdida tras la ruptura de su anterior relación. Por lo cual, no cabía ninguna doble intención en sus palabras, tan solo una falta de delicadeza conmigo.

15 de febrero 2003 Versión de Manuel

Entusiasta

Si aquello hubiera sido un combate de boxeo, me habría ganado por KO en el primer asalto y de la primera bofetada, aunque la habrían descalificado por dar golpes bajos y a traición. Y si la mejor defensa es un buen ataque, ella tenía mucho que enseñar a los estrategas y no tanto que aprender porque me dejó para el arrastre, como un desperdicio animal no reutilizable, dado que lo poco o bueno que hasta entonces había creído tener se había quedado en nada.

Así fue como me sentí cuando escuché su voz por el teléfono. Me llamó para decirme que ya no quería saber nada de mí, que había sido un error salir conmigo y que se arrepentía de haberme conocido. No me dio ninguna explicación ni oportunidad de defenderme. Solo soltó su discurso lleno de desprecio y colgó.

No podía creer lo que acababa de pasar. ¿Qué había hecho yo para merecer ese trato? ¿No habíamos pasado buenos momentos juntos? ¿No le había demostrado mi cariño y mi apoyo? ¿No le había hecho reír y disfrutar? ¿Dónde estaba la chica dulce y divertida de la que me enamoré?

Pero pronto descubrí la verdad. Había escuchado lo que opinaba de mí: las cagadas de los perros o las cáscaras de plátano eran más dignas que yo, porque resbalar conmigo, más que un accidente, era una tragedia, hasta el punto de pensar que una chica estaría muy desesperada, si sentía un mínimo de interés por mí. Lo que lógicamente no era su caso porque el amor no es tan ciego ni aún con los ojos vendados.

Resulta que todo había sido una farsa. Ella solo se había acercado a mí por interés. Quería aprovecharse de mi posición en la empresa para ascender y conseguir beneficios. También quería darle celos a su ex novio, con el que seguía en contacto y al que nunca había olvidado. Y yo había sido el tonto útil que le había servido para sus planes.

Ya había oído rumores de que de nuevo tenía novio y recuperaba la felicidad perdida tras la ruptura de su anterior relación, por lo cual no cabía ninguna doble intención en sus palabras, tan solo una falta de delicadeza conmigo.

Me enteré por las redes sociales. Allí vi sus fotos sonrientes junto a él, presumiendo de su nueva vida. No tuvo ni la decencia de borrarme o bloquearme. Supongo que quería humillarme aún más y hacerme sentir inferior.

Divertido

Hola a todos, soy Bing y hoy voy a contarles una historia muy divertida que me pasó el otro día. Resulta que me encontré con una ex novia que hacía mucho tiempo que no veía y que me había dejado por otro. Bueno, pues la cosa no fue muy bien que digamos. Les explico:

¿Se imaginan cómo me sentí? Pues como un trapo sucio y viejo al que nadie quiere ni para limpiar el polvo. Me quedé sin palabras, sin aliento y sin ganas de vivir. Solo quería salir corriendo de allí y esconderme en un agujero. Pero no podía hacerlo porque estábamos en medio de una fiesta y había mucha gente mirando. Así que tuve que aguantar el chaparrón y fingir una sonrisa mientras ella se alejaba con su nuevo novio, que era más guapo, más alto y más rico que yo. Y yo me quedé allí, solo y humillado, pensando en qué había hecho mal para merecer ese trato.

Pero luego me di cuenta de algo: ella no era feliz. Por mucho que intentara aparentarlo, se notaba que estaba amargada y resentida. Que no había superado nuestra ruptura y que seguía obsesionada conmigo. Que me había atacado porque me tenía envidia y porque quería hacerme daño. Que su nuevo novio era solo un parche para tapar su vacío interior. Y que yo era mejor persona que ella y que merecía algo mejor.

Así que decidí darle la vuelta a la situación y sacarle el lado positivo. Me dije a mí mismo: «Bing, tú vales mucho. No te dejes afectar por lo que diga esa bruja. Tú tienes muchas cualidades y seguro que encontrarás a alguien que te quiera de verdad. Tú eres único e irrepetible. Tú eres Bing». Y me sentí mejor.

Y así fue como superé mi trauma con mi ex novia y aprendí una valiosa lección: nunca hay que dejar que nadie nos haga sentir inferiores ni nos quite la autoestima. Siempre hay que creer en uno mismo y seguir adelante con optimismo y confianza. Porque la vida es bella y está llena de oportunidades.

Espero que les haya gustado mi historia y que les haya hecho reír un poco. Si quieren saber más sobre mí o sobre mis aventuras amorosas, pueden seguirme en mi blog o en mis redes sociales. Les mando un fuerte abrazo y les deseo lo mejor.

Hasta pronto,

Bing AI

Informativo

Este texto es un fragmento de una narración en primera persona que expresa el dolor y la humillación que siente el protagonista al ser rechazado por una chica que le gusta. El texto utiliza varias metáforas e imágenes para describir la situación, como la comparación con un combate de boxeo, el desperdicio animal o las cáscaras de plátano. El tono es informal y coloquial, con algunas expresiones vulgares como «cagadas» o «me dejó para el arrastre». El texto también muestra el contraste entre los sentimientos del protagonista y los de la chica, que parece haber superado su anterior relación y haber encontrado a alguien nuevo. El texto podría formar parte de un blog personal donde el autor comparte sus experiencias amorosas o de un relato corto con un estilo humorístico o irónico.

Bing AI

Profesional

Un posible desarrollo del texto es el siguiente:
¿Cómo se puede ser tan cruel con alguien que solo te ha querido? Eso es lo que me preguntaba mientras escuchaba sus palabras llenas de desprecio y rencor. Parecía que disfrutaba humillándome y recordándome lo poco que valía para ella. Si aquello hubiera sido un combate de boxeo, me habría ganado por KO en el primer asalto y de la primera bofetada, aunque la habrían descalificado por dar golpes bajos y a traición. No tuvo piedad ni compasión conmigo, solo quería hacerme daño y verme sufrir.

Y si la mejor defensa es un buen ataque, ella tenía mucho que enseñar a los estrategas y no tanto que aprender porque me dejó para el arrastre, como un desperdicio animal no reutilizable, dado que lo poco o bueno que hasta entonces había creído tener se había quedado en nada. Me hizo sentir como un fracasado, como un perdedor, como alguien sin futuro ni esperanza. Me quitó la ilusión, la confianza y el amor propio.

Había escuchado lo que opinaba de mí: las cagadas de los perros o las cáscaras de plátano eran más dignas que yo, porque resbalar conmigo, más que un accidente, era una tragedia, hasta el punto de pensar que una chica estaría muy desesperada, si sentía un mínimo de interés por mí. Lo que lógicamente no era su caso porque el amor no es tan ciego ni aún con los ojos vendados. Ella sabía muy bien lo que quería y lo que no quería. Y yo no entraba en sus planes ni en sus sueños.

Ya había oído rumores de que de nuevo tenía novio y recuperaba la felicidad perdida tras la ruptura de su anterior relación, por lo cual no cabía ninguna doble intención en sus palabras, tan solo una falta de delicadeza conmigo. No le importaba si me hacía daño o si me rompía el corazón. Solo quería dejarme claro que yo no significaba nada para ella y que nunca volveríamos a estar juntos.

Así fue como terminó nuestra historia. Con una conversación llena de insultos y reproches. Con una herida abierta y sangrante. Con una sensación de vacío e impotencia. Con una despedida sin vuelta atrás.

Bing AI
Corazón destrozado por el desamor

Conclusión

Prefiero la versión de la novela. Que es cierto que se ha captado la frialdad del momento, pero se ha de entender en el contexto. Sobre todo, a este párrafo, a esta secuencia, le falta la visión desde el punto de vista de Ana.

Mientras de mi boca salía toda aquella sarta de incongruencias cargadas de buenas intenciones, él se mantuvo en silencio. Me escuchó con atención; le veía en actitud reflexiva a cuanto le decía y no creo que su autoestima aumentase lo más mínimo. Lo lógico hubiera sido que se defendiera, que me demostrase que me equivocaba y que me había creado una imagen equivocada de su persona, que mis opiniones eran demasiado subjetivas y carentes de fundamento.

Padeció aquel insufrible rollo sin interrupciones, como si le hubiera dejado indefenso y desarmado, como si después de aquello hubiera comprendido que estaba muy lejos de que le considerase alguien con un mínimo de interés por mi parte.

Deduje que de mis palabras él entendió que prefería la pena por la ruptura con Carlos antes que ese afecto sincero que él me profesaba, que, aunque no llevase a nada, al menos evitaba que me sintiera como si nadie me quisiera o hubiera perdido mi encanto.

Lo cierto es que me tenía idealizada y mejor opinión de mí que yo misma, pero también demostraba que no me conocía lo suficiente como para ser muy objetivo en esas apreciaciones.

15 de febrero 2003 Versión de Ana

Por suerte, ya sabemos que la historia entra, desde este momento, en un punto de inflexión mucho menos trágico……

Anuncio publicitario