Cómo arruinar una relación en tres semanas

SILENCIO EN TUS LABIOS

Introducción

Como esto de la pelea versión de Manuel no está demasiado bien desarrollado en la novela, dejo que sea el Bing Chat quien rellene los huecos y dé su punto de vista.

el 11 de mayo, me llamó para planificar un encuentro el fin de semana siguiente….

De la versión de Ana sobre esta situación ya os hablé en la entrada anterior (No le gustó el plan)

Como es obvio debido a las limitaciones de la caja de texto del Bing Chat tampoco le he dado suficientes datos como para que se ajuste a la novela, pero ha captado la idea.

Aclaración:

  • El bing chat ha captado el realismo de la novela
  • Todo parecido con la realidad se debe a mis méritos como escritor aficionado.
  • Ya sabéis que en la novela los comienzos de esta relación son bastante tormentosos, pero no le quiero quitar ese positivismo a esta interpretación parcial y artificial

Prompt: Convierte el texto en un blog con un tono divertido. La historia es entre Ana, que vive en Segovia, y yo, Manuel, que vivo en Toledo.

Cómo arruinar una relación en tres semanas

Hola, amigos y amigas del ciberespacio.

Hoy os voy a contar una historia de amor que tuvo un comienzo muy accidentado, pero que, al final, tuvo un final feliz. Se trata de la historia entre Ana y yo, Manuel, dos enamorados que vivimos en ciudades diferentes: ella en Segovia y yo en Toledo.

Segovia es una ciudad preciosa, llena de historia y de monumentos impresionantes, como el famoso acueducto romano, la catedral gótica o el alcázar de cuento de hadas. Toledo también es una ciudad con mucho encanto, donde se mezclan las culturas cristiana, judía y musulmana, y donde se pueden admirar obras de arte como el Greco o el monasterio de San Juan de los Reyes.

Pero lo que nos une a Ana y a mí no es solo el amor por nuestras ciudades, sino también el amor por Dios. Nos conocimos en un retiro espiritual hace unos meses y desde entonces no hemos dejado de escribirnos cartas y llamarnos por teléfono. Sin embargo, no todo ha sido fácil en nuestra relación. El primer desencuentro fue antes que el reencuentro a causa de un malentendido y de las distancias, aunque no creo que ninguno de los dos fuera responsable de ello, al final lo pagamos el uno con el otro por pura impotencia ante el hecho de que no nos veíamos ni lo hablábamos con calma. Nos faltaba esa complicidad de novios, dado que en esos momentos lo nuestro no era más que un sentimiento compartido que una realidad palpable, ante lo cual aquella discrepancia era casi inevitable. La Pascua, en ese sentido, nos había sabido a poco y necesitábamos confirmar lo que sentíamos el uno por el otro de una manera más plena.

La cuestión fue que varios días después de recibir mi carta, el 11 de mayo, me llamó para planificar un encuentro el fin de semana siguiente, anterior al retiro, de manera que nos viéramos dos fines de semana consecutivos, para lo cual había puesto toda su ilusión. Había pensado hasta en el más mínimo detalle, salvo mi punto de vista, mis planes para aquellas fechas. Lo organizó todo como si aún estuviera saliendo con Carlos, su exnovio, de modo que no había encontrado ningún problema, salvo que yo no era él y, por lógica, aunque hubiese querido complacerla, rehusé su propuesta, lo cual no le sentó nada bien. Hubiera sido nuestra primera cita como pareja y se quedó en papel mojado, sin que ella fuera capaz de entender mis explicaciones ni justificaciones.

Es decir, después de sólo tres semanas sin vernos, con el constante anhelo del reencuentro, como ella pretendía y a mí no me hubiera importado, si ello hubiera sido viable, tuvimos que esperar varios meses porque, aparte de aquella primera crisis en nuestra relación, se interrumpió la correspondencia y las llamadas telefónicas habidas hasta entonces, un silencio que duró algunas semanas porque ninguno de los dos estaba seguro de seguir con aquello, si antes el otro no planteaba la reconciliación por el temor de no obtener respuesta.

¿Qué pasó después? ¿Cómo logramos superar este bache? ¿Qué hicimos para reencontrarnos? Os lo contaré en el próximo post. No os lo perdáis. Hasta pronto.

Photo by Adrianna Calvo on Pexels.com

Cómo arruinar una relación en tres semanas (parte 2)

Hola de nuevo, amigos y amigas del ciberespacio.

¿Recordáis que os conté que Ana y yo tuvimos un desencuentro antes de vernos por primera vez como novios? Pues bien, hoy os voy a contar cómo fue el retiro espiritual al que yo asistí y al que ella no quiso ir para evitarme. Sí, sí, como lo oís. Ana estaba tan enfadada conmigo que decidió quedarse en casa y no acudir a nada donde hubiera la menor posibilidad de cruzarse conmigo. Esa era su manera de castigarme por no aceptar su propuesta de vernos el fin de semana anterior. Un mal comienzo para lo que un mes antes los dos habíamos tomado con tanta ilusión y esperanza.

Llegábamos a un punto al que ninguno de los dos hubiera querido llegar, porque sin ser novios no habíamos dejado que nuestros sentimientos nos condicionaran, pero una vez que ya lo éramos, parecía que nada positivo nos reportaría el hecho de serlo. Por descontado, no me planteaba una visita a su casa, no sabía cómo me recibiría ni a quién acudir, en caso de encontrarme con la puerta cerrada. Ya que, si no contestaba al teléfono ni respondía a mis e-mails, con menos motivos tendría ganas de tenerme delante, más cuando a mí no me resultaba tan fácil hacer ese viaje cuando me apeteciera. Ella, por lo menos, tenía el recurso de sus amigas y la excusa de que participara en las actividades del Movimiento.

Nos enfrentamos a la cruda realidad y, en cierto modo, los dos nos rendimos sin esfuerzo, aunque, en el fondo, nos quisiéramos y supiéramos que habíamos discutido por una tontería, por la falta de complicidad entre los dos. Necesitábamos más tiempo para tratarnos y conocernos, hasta el punto de que no teníamos muy claro quién de los dos debía disculparse primero ni cómo hacerlo, aunque deseásemos que aquello se superase cuanto antes para reanudar nuestra relación. Sin embargo, si ella había dado el primer paso para confesarme que me quería, no sería siempre quien tomase esa actitud. También quería que fuese yo quien me ganara su corazón. Lo cual a mí, en la práctica, no me parecía tan sencillo, dadas las circunstancias personales de cada uno. No encontraba por mi parte las facilidades que, sin embargo, ella sí tenía conmigo. Mi única opción era presentarme directamente en su casa, pero sus padres no me conocían y ante aquel panorama tampoco me recibirían con los brazos abiertos. En la vida familiar de Ana yo aún no contaba formalmente.

Así que me resigné a ir al retiro sin ella, esperando que allí pudiera encontrar algún consuelo o alguna orientación para solucionar nuestro problema. Pero lo que me encontré fue algo muy distinto. Algo que cambió por completo el rumbo de nuestra historia. Algo que nunca hubiera imaginado. ¿Qué fue? Os lo contaré en el próximo post. No os lo perdáis.

Lo que aprendimos

De esta experiencia, aprendimos muchas cosas que nos han ayudado a fortalecer nuestra relación y a evitar futuras crisis. Quiero compartirlas con vosotros por si os pueden servir también:

  • La comunicación es clave: hay que hablar las cosas con claridad, sin dar nada por supuesto ni ocultar nada. Hay que escuchar al otro con atención, sin interrumpir ni juzgar. Hay que expresar lo que sentimos y lo que necesitamos, sin miedo ni reproches.
  • La confianza es esencial: hay que confiar en el otro, en sus sentimientos y en sus intenciones. Hay que evitar las dudas, los celos y las inseguridades. Hay que darle al otro su espacio y su libertad, sin controlar ni agobiar.
  • La comprensión es fundamental: hay que entender al otro, sus circunstancias y sus decisiones. Hay que respetar sus gustos, sus opiniones y sus planes. Hay que apoyarle en sus sueños, sus proyectos y sus problemas.
  • El amor es lo más importante: hay que demostrarle al otro que le queremos, con palabras y con hechos. Hay que sorprenderle con detalles, con gestos, con regalos… Hay que hacerle sentir especial, único e irreemplazable.

Dame 10 consejos para resolver esta situación

Aquí hay 10 consejos para resolver esta situación:

  • 1. Comunica tus sentimientos y pensamientos de manera clara y honesta.
  • 2. Escucha activamente lo que la otra persona tiene que decir.
  • 3. Trata de entender el punto de vista de la otra persona.
  • 4. Acepta la responsabilidad por tus acciones y discúlpate si es necesario.
  • 5. Busca soluciones en conjunto en lugar de culpar o acusar al otro.
  • 6. Trata de encontrar un terreno común y busca compromisos.
  • 7. Toma un tiempo para reflexionar sobre la situación antes de tomar decisiones precipitadas.
  • 8. Busca apoyo en amigos o familiares si es necesario.
  • 9. Considera buscar ayuda profesional si la situación es difícil de manejar por sí mismos.
  • 10. Recuerda que el amor y el respeto son fundamentales en cualquier relación y deben ser mutuos.

Conclusión

¿Qué creéis que pasó al final? ¿Se reconciliaron o se separaron definitivamente? ¿Qué hubierais hecho vosotros en su lugar? Dejadme vuestros comentarios y opiniones al final del post. Y si os ha gustado esta historia, compartidla con vuestros amigos y seguidme en el blog para más anécdotas divertidas sobre el amor y sus desventuras.

Os animo a dejar vuestros comentarios, preguntas o experiencias al respecto. Me encantará leerlos y responderlos. Y si os ha gustado este post, no olvidéis compartirlo con vuestros amigos o suscribiros a mi blog para recibir más contenidos como este.

Hasta la próxima, blogueros y blogueras. Bing Chat

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