Introducción
Esta reflexión es resumen o anticipación de lo que va a ocurrir en los próximos días de esta historia, donde se espera que Manuel y Ana se declaren su amor. Lo que llama la atención es el contraste entre la actitud de ambos personajes, que refleja sus diferentes formas de entender y vivir la relación.
Por un lado, Manuel parece ser más impulsivo y decidido, dispuesto a aprovechar cualquier ocasión para acercarse a Ana y demostrarle sus sentimientos. Tiene claro que quiere estar con ella y no le importa arriesgarse a ser rechazado o ridiculizado. Su objetivo es romper el silencio que hay entre ellos y expresar lo que hay en sus labios.

Por otro lado, Ana parece ser más prudente y reservada, preocupada por mantener las formas y el respeto al contexto en el que se encuentran. También siente algo por Manuel, pero no quiere que su relación se convierta en un escándalo o una distracción para los demás. Su estrategia es enviarle señales sutiles y esperar a que él tome la iniciativa, pero al mismo tiempo le pone límites y le deja espacio para que no se sienta presionado.
Este contraste entre los personajes es un recurso narrativo interesante, que genera tensión y expectativa en el lector, que se pregunta cómo se resolverá el conflicto entre el deseo y la razón, entre el amor y la fe, entre el silencio y las palabras.
A la Pascua no se viene a hacer el tonto
La norma, la pauta que se supone Manuel se ha impuesto para acudir a esta convivencia y que se supone le han recalcado en más de una ocasión es que a la Pascua no se viene hacer el tonto, a molestar a nadie con pretendidas insinuaciones y aspiraciones románticas que alteren el clima de oración y la buena convivencia
Pero la carne es débil por mucho que el espíritu pretenda ser fuerte. Como cabe esperar, los buenos propósitos de Manuel se han quedado en nada desde el momento en que se ha encontrado con que coincide aquí con Ana, aparte del hecho de que la asistencia de éste se deba en parte a una ocurrencia de las amigas de Ana para propiciar este acercamiento y darles el último empujón, dado que ninguno de los dos se decide a dar el paso.

Desde el punto de vista de Manuel se ha de tener en cuenta varias consideraciones para saber si ha o no de hacer el tonto, buscar ese acercamiento con Ana aprovechando la ocasión, que dispone de estas 96 horas, desde el miércoles por la tarde hasta el domingo por la tarde en que regrese cada cual a su casa.
- En ese primer e inesperado, al menos por su parte, reencuentro con Ana, ésta en vez de evitarle, no tiene reparo en mirarle a los ojos, en recibirle con una sonrisa, alegrándose se verle.
- Cuando salen del alojamiento de las chicas, en dirección a la iglesia, pasando por el alojamiento de los chicos, ésta busca su compañía y conversación. se muestra de lo más comunicativa y afable.
- Manuel se encuentra con que le han puesto en un grupo donde no conoce a nadie, donde no tiene la suficiente confianza con nadie, por lo que tendrá motivos para sentirse un tanto desamparado.
- Ha acudido a esta convivencia con dos parejas de Toledo, pero se han desentendido de él desde que ha bajado del coche. Ya es mayorcito para no necesitar que nadie esté pendiente de él.
- La chica que destaca por encima de las demás, que ostenta un papel de responsable es Ana, que en ese pretendido intento por que se desentienda de ella se ha situado ahí donde más atraiga su atención

- Ella se toma la molestia de comentarle la misma tarde del miércoles cuáles van a ser sus planes para esos días, de manera que más que buscar que la evite, parece dar a entender que espera sepa dónde va a estar en cada momento.
- En su último encuentro se insinuaba la posibilidad de que Ana hubiera encontrado un nuevo novio en Toledo, de quien nadie tiene noticia. De Toledo, el único que ha venido sin pareja es Manuel y en febrero fue a él quien dedicó más tiempo y atenciones.
- Ana le ha dicho por escrito y en persona que no está interesado en él. sin embargo, su modo de proceder la contradice.
Tonto el último
Ante este panorama, este mar de dudas y contradicciones va a ser inevitable que Manuel busque se acercamiento con ella, porque de todos los allí reunidos es con quien parece tener mejor relación y más confianza, porque tiene claro que la gente de Toledo no está allí para respaldarle en sus historias, y éste tampoco acudirá a ellos dados los malos precedentes en ese sentido. Manuel no querrá causar problemas.
Sin embargo, se va a topar con una dificultad que no se espera y es que la primera que se empeña en poner tierra por medio, o la presencia de sus amigas, entre ellos dos, es la propia Ana, quien demuestra estar centrada en la Pascua y no tiene tiempo ni ánimos para romanticismos, para distracciones ni aún menos para que se la ponga en evidencia. Salvo que se se trata de cuestiones relativas a la convivencia, no responderá a sus pretensiones.
Cortas se quedan las 96 horas
Hay que tener en cuenta que a estas 96 horas de convivencia hay que descontarle las horas de descanso, las noches, aunque el grupo se acueste tarde y se levante relativamente pronto por las mañanas. La cuestión es que tienen que dormir, que descansar, siempre que ello les sea posible, con el añadido de que chicos y chicas no comparten alojamiento.
Como es lógico el tiempo de las celebraciones religiosas tampoco es momento ni ocasión demasiado propicia para favorecer ese acercamiento. En particular si el grupo del uno y del otro está implicado y participa de alguna manera. Lo he «hacer el tonto» no implica ser demasiado impulsivo ni imprudente. Manuel también sabe comportarse cuando la ocasión lo requiere y tampoco llega a verse tan desesperado.
Tampoco se puede considerar como un tiempo idóneo el dediquen a las actividades de sus grupos, ya sea relativas a los preparativos de la liturgia o los relacionados con la convivencia, ya que habrán de estar cada grupo por su lado.
Además, por lo que sabemos de Ana necesitará tiempo y tranquilidad para terminar de perfilar su charla del sábado, por lo que habrá de encontrar hueco en sus quehaceres de cada día y no estará en disposición para fijarse o prestar atención a las ocurrencias e insinuaciones de Manuel.
Por otro lado, sabemos que Ana es una chica bastante sociable, que le gusta contar con la complicidad de las amigas, aunque en este caso, a éstas no les pudiera importar demasiado hacerse a un lado para favorecer dicho acercamiento. sin embargo, Ana recurrirá a estas para mantener las distancias, serán un muro infranqueable, insalvable.
Tampoco se puede descartar, porque así llega a suceder que Ana sea víctima de sus propias debilidades, que necesite tiempo de reposo, porque no hemos de olvidar que tampoco tiene una salud de hierro y el hecho de encontrarse fuera de casa, de tener que vivir con aquellas privaciones, no tiene porque ser algo que le sea indiferente. porque aparte de parecer una chica fuerte y segura de sí misma, en el fondo también tiene sus debilidades.
Todo parece indicar que se pone en contra de los impulsos y pretensiones románticas de Manuel, que por mucho que mire y analice su agenda, el horario para estos cuatro días, en ningún parte pone que le hayan reservado ni un segundo para que se acerque a Ana, aunque sea mínimamente, sobre todo si ella no se lo pone fácil.
Le guardaremos el secreto a Ana, pero sabemos que en el fondo ella está esperando con todas su fuerzas que haga el tonto, pero un tonto con cabeza, más por ella que por darles el gusto a sus amigas de ver cómo esta pequeña artimaña por juntarles no cae en saco roto.


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