Esperando a mi Daddy (3)

02:20 PM. MHS Corridor

A las 02:18 PM suena el timbre y se supone que es hora de marcharse, y aunque los profesores se muestren algo reticentes, el sonido del timbre provoca que todo el mundo empiece a recoger con prisas porque sabemos de los atascos que se montan en la entrada a la hora que salir y a todo el mundo le espera alguien para llevarle a casa. A mí me espera el school bus, el de línea o la opción de volver a pie porque tampoco está tan lejos. Si es por cuestión de ahorrar tal vez haya alguien que se lo plantee como una posibilidad porque admito que la cuota por el uso de bus supone un gasto añadido para el presupuesto de este curso y de los siguientes, en el supuesto de que me quede. Hasta ahora todas las que hemos vivido allí íbamos a pie al St. Francis, que está a un paso. Hasta aquí son alguno más, porque alguien tuvo la genial idea de trasladar el Medford High a las afueras de Medford, a un edificio más moderno y con mejores instalaciones, pero se ha perdido en movilidad. En cualquier caso, estoy convencida de que Ana no hubiera aceptado que me buscase un high school más próximo, insiste en que dedo salir de mi mundo, romper con mis barreras mentales y éste no es más que el primer paso. Para sorpresa de todo el mundo, lo he asimilado sin demasiados problemas. Lo que peor llevo es la asignatura de Spanish. Supongo que en esta actitud tan positiva está el hecho de que he empezado a hacer amistad con Yuly y ello evita que me sienta tan desamparada. Cuidamos la una de la otra, nos complementamos bien y sobre todo hay un buen entendimiento, no como con el resto de las chicas de clase.

Es momento de recoger las cosas de la última clase y pasarse por la taquilla antes de correr hacia la salida, lo que ya he visto que en puede provocar un pequeño jaleo en el pasillo, sobre todo si se juntan los que tienen las taquillas contiguas, porque la presencia de unos entorpece el acceso de los demás, en particular si se viene en grupo, yo de momento en mi quinto día sigo yendo por libre, dado que tan solo estoy empezando a hacer amistad con Yuly y aún no sé si después de haber presentado la redacción ella querrá seguir siendo mi amiga, dado que hoy Mr. Bacon ya nos ha puesto en una complicada tesitura y yo no quiero ser responsable de que la suspendan y tampoco estoy muy segura de que ella se vaya a tomar muy en serio lo de ayudarme con la asignatura, ya que tampoco es de las principales y tampoco coincidimos en todas las clases y es probable que termine por hacer amistad con alguna chica con quien pase más tiempo.

Hoy Yuly y yo tan solo nos hemos visto durante el descanso, pero, si no nos hubiéramos puesto de acuerdo, ella tampoco se hubiera sentido obligada. En cualquier caso, entiendo que las dos tendremos que empezar a planteárnoslo en serio. A mí me ha asustado un poco la charla con Mr. Bacon y entiendo que para ella tampoco ha tenido que ser agradable. Además, ya me ha insinuado que su padre no me considera una buena influencia, por causa de mis circunstancias y porque me puedo convertir en un lastre para ella, aunque por lo que a mí respecta en el St Clare’s presupongo que el viernes pasado todo el mundo acabó encantado con la visita y que Ana es de las primeras que se alegra de que esté haciendo amistad con una chica como ella, a pesar de lo diferentes que somos, pero en cualquier caso siempre es mejor a que sea un chico con el que fomente el trapicheo con la ropa o algo peor. Ana espera que con Yuly tenga un aliciente más para superar todos mis traumas y deje de esconderme en mi mundo interior, aunque entiendo que hubiera sido mejor que fuera una chica del barrio con quien reunirme después de clase.

A pesar de mis prisas o de las suyas, volvemos a coincidir aquí. Esta vez soy yo quien llego después que ella porque el aula de música se encuentra más lejos de esta zona de las taquillas y lo cierto es que me lo he tenido que pensar, pero no me ha quedado otro remedio porque tengo que intercambiar cosas en la mochila porque las necesito para estudiar esta tarde, aunque la recomendación de Ana es que no convierta la taquilla en mi armario supletorio, que a ser posible tenga aquí lo que vaya a necesitar en el día o lo que me vaya a salvar de un apuro, que sea previsora, pero no me confíe. Entiendo que el planteamiento de Yuly ha de ser similar, aunque en su caso, como vive más lejos, tampoco creo que quiera ir con la mochila cargada de aquí para allá todos los días, por lo cual sería lógico que su taquilla esta algo más llena. Lo que de momento ninguna de las dos ha hecho ha sido darle a la taquilla nuestro toque personal, al menos por dentro.

Yuly: Oye, Jess. – Me llama. – ¿Te acercamos? – Me pregunta. – Nos pilla casi de camino y no creo que a mi padre le importe desviarse un poco.

Jess: Ya tengo el bus. – Le contesto porque me parece que su sugerencia es un poco comprometida.

Yuly: Bueno, entonces otro día en que salgamos tarde. – Me propone. – De todos modos, tenemos que tomar la I93 y da lo mismo que sea un poco más arriba o más abajo.

Jess: ¿Te llevan a casa? – Le pregunto.

Yuly: Aún no está muy claro cómo nos tenemos que organizar. – Me comenta. – Tal vez me tengáis que hacer sitio. – Me dice con sarcasmo. – Pero tan solo por las tardes. – Aclara con seriedad.

Jess: Si quieres, se lo pregunto a Ana. – Le propongo. – No creo que les importe.

Yuly: No, déjalo. No lo he dicho en serio. – Me contesta. – Estoy segura de que a mis padres se les ocurre alguna solución para que no tengan que pasar a por mí a estas horas y no me quede aquí hasta muy tarde.

Jess: Tu casa está lejos. – Le digo y constato.

Yuly: Como mis padres trabajan cerca de aquí, tampoco es tanto. – Me contesta. – A primera hora no hay problema porque empezamos casi a la misma hora, pero a última uno de los tiene que escaparse para venir a por mí. – Me explica.

Jess: ¿Por qué no os habéis venido a vivir más cerca? – Le pregunto contrariada.

Yuly: A mis padres les gusta el barrio. – Me contesta. – Mi madre dice que allí se siente un poco más cerca de sus orígenes y mi padre hace lo que sea con tal de verla feliz. – Argumenta con intención.

Jess: Bueno, nos vemos mañana. Me marcho antes de que se vaya el bus sin mí. – Le digo. – Me alegro de que entre tus padres haya esa buena relación. – Le confieso con algo de envidia. – A ti también te deben querer mucho. – Añado.

Yuly: Como me dice mi padre muchas veces, hay ocasiones en que tan solo me soportan. – Me responde con complicidad. – Si pierdes el bus, te esperas y le pido a mi padre que te acerque. – Me reitera. – Ya se aprendió el camino el viernes y la salida a la I93 está bastante cerca. – Alega. – Supongo que ya te habrán advertido sobre los extraños y todo eso, pero somos de fiar.

Jess: Vale, lo tendré en cuenta. – Le respondo y me despido. – Ya supongo que sois buena gente.

Termino de meter mis cosas en la mochila y me dejo la carpeta fuera porque esta vez prefiero llevarla en la mano, aunque no por los motivos del otro día, porque me siento bastante relajada en ese sentido, sino porque con algo en las manos tengo la sensación de que los chicos se desentienden de mí, como si pensarán que por el hecho de que lleve algo en las manos es como si me escondiera de ellos o pensarán que soy una chica más insegura y por lo tanto menos interesante para ellos. La verdad es, que, hasta cierto punto, me da lo mismo lo que piensen de mí: son chicos, son medio tontos y el cerebro no les llega al ombligo. No me apetece complicarme la vida con ninguno de ellos y ya es bastante que el bus compartido, que me haya de sentar donde me dejen y no donde me apetezca, porque la idea de sentarme al fondo no me agrada demasiado y dado que tampoco voy con nadie he de buscar el primer asiento que encuentre libre, sin importarme quien vaya a tener al lado. En estos días ha habido algo de variedad y lo cierto es que aún no he llegado a tener amistad con nadie que me guarde el sitio ni que quiera que quedemos para ir juntos. También es cierto que el bus tiene su ruta y no todo el mundo se baja en la misma parada, de mi clase un chico y yo. Hay gente de otras clases, por lo cual tampoco somos los únicos, pero con los demás aún no tengo la suficiente confianza y me da la impresión de que ya están organizados y no necesitan nuevas incorporaciones en sus grupos.

02:30 PM. School bus

Gabe: ♫ Jess Bond, Bond Jess, you are Jessica Bond. You can give it to me when I need to come along.  Jess Bond, Jess Bond, you’re Jessica Bond ♫

Ahora lo fácil sería pensármelo mejor y aceptar la oferta de Yuly y que me llevaran en coche, así me evitaría esta tortura, pero me parece que sería la salida fácil y una manera de que Gabe se sienta justificado y reforzado para seguir con sus burlas. En el bus tenemos que ir los dos y todos los demás que vivimos en por esta ruta de manera que tengo el mismo derecho que él y soy consciente de que ello supone un coste añadido. Lo más económico sería que optara por ir y volver a pie, que tampoco hay tanta distancia, pero por una cuestión de seguridad, de comodidad y para que no me sienta excluida, la mejor opción es el bus. Es más, si cupiera la mínima posibilidad de que ello fuera un aliciente para hacer alguna amistad, incluso sería una experiencia positiva, pero me temo que este curso lo único bueno que obtendré de estos viajes es no mojarme cuando llueve ni helarme de frío durante el invierno. Lo de conseguir que Gabe y los demás me olviden ya me parece una utopía.

Tan solo me queda confiar en que con el paso de los días a la gente deje de hacerle gracia la cancioncita de las narices y me ignoren tanto o más cómo se supone que he de corresponderles para que ello no me afecte, porque tengo la impresión de que piensan que no tengo escapatoria para sus burlas, que de todas las chicas que vamos en el bus yo he de ser quien parezco más desamparada y ellos les supone una ventaja, pero la verdad es que sí he de escoger entre el bus o ir a pie, siempre me queda la tranquilidad de pensar que tengo una alternativa, aunque en realidad deberían ser los chicos quienes se dieran el paseo y no yo.

05:00 PM. Bedroom

Dado que desde el despacho hasta mi dormitorio hay un pasillo con dos puertas y se supone que no estoy haciendo nada indebido, tampoco hay motivo para que llamen antes de entrar. Ana se permite esa libertad porque entiende que a estas horas no tengo nada que esconder y que el posible silencio que pudiera proceder de mi habitación, en contraste con el jaleo que reina en el resto de la casa no es siempre indicio de que me haya escapado por el garaje, lo normal es porque me gusta estar tranquila y a ser posible pasar desapercibida, quitarles a las demás la curiosidad por asomarme a ver qué hago. Ana es de las que no se cohíbe porque le preocupa mi integridad y el hecho de que me sienta demasiado falta de control, que me haya sucedido algo y nadie se preocupe por mí hasta que llega la hora de cenar y se percatan de que no he bajado. Es una manera de conseguir que yo también me modere.

Ana: (Se asoma por la puerta) Jessica, tienes visita. – Me dice. – Cuando sepas quién es no creo que te entusiasmes, pero la visita es para ti. – Me indica. – Es un caso un poco atípico, pero supongo que el motivo merece que se haga una excepción. – Me comenta.

Jess: Entonces seguro que no es Daddy. – Le contesto con complicidad. – A Yuly no la espero. Ya hemos acabado con el trabajo de Spanish y el otro se supone que es individual. – Le comento. – Me dijo que repetiría la visita, pero de momento no hemos concretado

Ana: Baja y lo ves por ti misma. – Me propone.

Jess: No es Daddy ¿verdad? – Le pregunto con intención de que me evite la frustración antes de que se produzca.

Ana: No, no es Daddy. – Me responde con intención.

Si no es Daddy, porque nunca es él y tampoco Yuly, porque me lo hubiera dicho esta mañana y, por lo que sé tenía la tarde ocupada y sus padres no la traerán cada vez que a ella se le antoje porque los dos trabajan y su casa se encuentra lejos, la verdad es que se trata de una visita sorpresa e inesperada, aparte que por lo que Ana me ha insinuado no parece que sea algo que me alegre la tarde, pero no me ocurre a nadie más que me venga a visitar, porque, si se tratase de alguna de las chicas que ya han estado aquí, supongo que Ana no les hubiera pedido que esperasen en la puerta, hay confianza y una cierta permisividad con ellas, aparte que sería toda una novedad que alguna demostrase este interés por mí, aunque entiendo que para ellas lo extraño en que yo siga en el St. Clare. Lo peor sería que se tratara de alguno de los administradores, que me traiga mala noticias, porque les haya llegado algún informe poco favorable sobre mí desde las oficinas del Medford High y por lo tanto se hayan acabado las buenas intenciones, tal vez hayan venido a pedirme que recoja y me traslade a Matignon High, si no cambio de actitud o aunque me comprometa a ello desde mañana mismo. En cualquier caso, no creo que mi comportamiento en clase de estos primeros días me haga merecedora de una medida tan drástica, sólo han sido pequeñas torpezas, causadas por el cambio y la desorientación.

Con la incertidumbre de no saber quién me visita salgo de mi habitación y me dirijo hacia la entrada con la expectativa de que no se trate de nada desagradable, ya que se supone que hasta final de curso tengo garantizada mi estancia, con independencia de cuáles sean mis calificaciones hasta entonces y con el firme convencimiento de que Mr. Bacon no hablaba muy en serio cuando me ha dicho que con mi comportamiento en sus clases y su asignatura pongo en juego lo que pase con las demás. Sería justo la consecuencia contraria a la mantenida en el colegio, donde se me consideraba exenta de esa asignatura y ello no afectaba a las otras. Entiendo que he cambiado de centro y que este curso los profesores sean diferentes y más exigentes. De hecho, no evito la asistencia a clase, pero sería injusto que, por culpa de una única asignatura, también me obligasen a que repitiera curso, aparte que sería en otro High School, porque ya no se me permitiría mi continuidad aquí.

05:15 PM. Hall

Cuando llego al final de la escalera a quien me encuentro en la entrada es a Mr. Bacon, que parece no ha tenido bastante con la charla que me ha dado esta mañana; no se ha quedado conforme con todo lo que me ha dicho y parece que tiene intención de reafirmarse en ello, al menos de dar sus explicaciones antes quienes supone habré pedido que intercedieran. Me da la impresión de que ha venido hasta aquí para que me asuste porque ha dado parte de mi comportamiento a mis tutoras y con ello deja patente que no se toma con indiferencia mi actitud, sino que se lo plantea como una cuestión personal, de tal manera que, si no cambio por las buenas, pretende que sea por las malas y va camino de conseguirlo. Tengo la impresión de que me trata como si aún estuviera en el St. Francis School, cuando se supone que no hay una relación directa entre en el Medford High y el St. Clare, que, en todo caso, las conversaciones con las tutoras han de ser con cita previa y en las horas que los profesores tienen reservadas para los padres. Mr. Bacon se excede en sus funciones y no se conforma con la charla que seguro ya ha mantenido con Ana, como si ésta pensara que es mejor que hable conmigo sin rodeos ni intermediarios.

Jess: Hola. – Le saludo un tanto cohibida. – ¿Sucede algo? – Pregunto contrariada. – ¿Has venido a hablar con mis tutoras sobre el acuerdo de esta mañana?

Mr. Bacon: Hola. – Responde al saludo. – Me he pasado por aquí para que hablemos y te quede un poco más clara nuestra conversación de esta mañana. – Se explica. – Ya he tenido oportunidad de hablar con una de tus tutoras, pero conviene que tú seas consciente de la situación porque ya eres mayor. – Justifica. – Llevamos una semana de clase y ya me he hecho una idea de con qué pie cojea cada uno. En tu caso me parece demasiado grave como para que lo pase por alto.

Jess: Llevaré los ejercicios al día y estudiaré. – Le contesto para que no piense que desentiendo de la asignatura. – No sé si me ha cogido manía por algún motivo, pero no tiene motivos.

Mr. Bacon: Eso para mí no es suficiente. – Me responde con gesto serio. – Valoro la participación en clase, que te tomes la asignatura en serio y no como un pasatiempo, como si no hubiera nada mejor.

Jess: Al final lo que importa es la calificación final. – Alego. – Haré los exámenes lo mejor que pueda. – Me comprometo. – Espero que los exámenes no sean muy distintos a los ejercicios que hacemos en clase. – Le digo por si hubiera un poco de consideración por su parte. – Además, el nivel de clase es muy básico. – Justifico en alusión a los comentarios de Yuly.

Mr. Bacon: En mi asignatura no basta con que memorices, sino que asimiles. – Me corrige. – De poco sirve que me escribas unas frases perfectas o me hagas un examen de A+, si después no te sabes el abecedario o no mantienes una conversación más o menos fluida; si no participas en clase con el mismo interés que el resto de tus compañeros

Jess: A mí no me sirve para nada porque no necesito conversar con nadie. – Le contesto sin cohibirme.

Mr. Bacon: Si no te entra en esa cabecita que te perjudicas tú sola y con ello a tus compañeros, me parece que no hay más que decir. – Me contesta en tono afable, pero serio. – Ten presente lo que te he dicho esta mañana. – Me advierte. – Tu amiga Julia aspira a la máxima calificación y quizá, por tu culpa, suspenda. – Me advierte convencido. – Valoro el comportamiento en clase y, hasta ahora, ese intento por ayudarte no os beneficia a ninguna de las dos.

Jess: Le pediré que no me ayude y así no habrá problemas. – Le sugiero.

Mr. Bacon: Al contrario, no tengo ninguna objeción a que te ayude, porque necesita de ese aliciente. – Me corrige. – Pero no quiero que hable por ti ni ejerza de traductora a mis espaldas porque ello interrumpe la clase. No os ayuda a ninguna de las dos. – Me aclara con tono serio. – No me obligues a que os separe, porque entiendo que sería el peor remedio.

Jess: Haré lo que pueda, pero no prometo nada. – Le respondo.

Mr. Bacon: Tan solo esfuérzate y no estés en clase con la mente en otra parte. – Me aconseja. – Si necesitas de un empujón, ten por seguro que lo tendrás. – Me avisa con gesto serio. – Como te he dicho y supondrás, he hablado con una de tus tutoras y me ha comentado cuál ha sido tu planteamiento hasta ahora, pero a mí eso no me vale.

Jess: I don’t speak Spanish! – Le contesto.

Mr. Bacon: La evaluación en clase es diaria y, como te dije antes, a la hora de puntuar lo valoro todo. – Me avisa. – Eres tú quien te suspende y mi misión es que aprendas y apruebes, de manera que sé responsable con la postura que tomas.

Jess: I do not speak Spanish! – Reitero.

Mr. Bacon: Entonces, como te he dicho esta mañana, estás suspendida. – Me contesta. – Espero que entiendas lo que eso significa y demuestres que me equivoco.

Está aquí, entiendo que ha hablado con Ana y, en consecuencia, lo que su advertencia significa. Aquí suena mucho más en serio que en el Medford High, porque allí lo más que puede hacer es suspenderme o que los demás profesores estén en sobre aviso conmigo y no se muestren tan considerados, pero aquí se trata de que tengo pie y medio en Matignon High, que me deja sin argumentos para que Ana justifique mi continuidad. Si no estoy dispuesta a poner algo más de mi parte, estaré suspensa y todo lo malo o bueno que me suceda en los próximos meses será responsabilidad mía, salvo que supere mis recelos hacia esa asignatura y sea un poco más aplicada y participativa en clase. Según Mr. Bacon, no es tanto lo que se me pide y sí mucho lo que gane a cambio. Con que venza mi resistencia a hablar en español ya habré ganado mucho. Entiendo y supongo que ese cambio de mentalidad no implicará que lo hable de manera tan perfecta como Yuly, tan solo que no me cierre en banda como hasta ahora. Sin embargo, aparte de que no quiera, es que tengo la sensación de que no seré capaz. Hay demasiada carga y compromiso en ello, como si por el hecho de ceder en esto, renunciara a esa búsqueda de Daddy a todos mis anhelos, que la única manera que tengo para que todo el mundo entienda que le necesito es por medio de esto. ¡No, no quiero olvidarme de Daddy, pero tampoco que me echen, porque es aquí dónde me buscará cuando venga! Se trata tan solo de una asignatura, no de jugarme la vida a cara o cruz.

Mr. Bacon: Para que entiendas que mi sugerencia es con la mejor de las intenciones y que no se trata de nada personal, que te haya cogido manía ni nada por el estilo. Te concederé hasta el día 18 para que te aprendas el abecedario en español. – Me dice en tono afable.

Jess: Gracias. – Le respondo sin comprender este cambio de parecer.

Mr. Bacon: Pero ten en cuenta que tus compañeros me oyeron decirte que, si ni lo recitabas, te echaría de clase. – Me advierte. – No sería justo para nadie que no cumpliera mi amenaza.

Jess: Lo del abecedario es una tontería. – Le contesto.

Mr. Bacon: Si tan segura estás de que lo es, demuéstramelo el próximo lunes. – Me indica. – Recítame el abecedario completo en español y me pensaré qué nota ponerte en este cuatrimestre porque de momento estás suspensa.

Jess: ¡Pero eso no es justo! – Protesto.

Mr. Bacon: Depende de ti. – Me responde. – Como os dije el primer día, yo tengo en cuenta todo a la hora de la evaluación y tan importante me parece la actitud en clase como que asimiléis la teoría. La mejor calificación será para quien se la merezca y te aseguro que estaré encantado a poner a todo el grupo un ‘A+’, si os lo ganáis.

Jess: La impresión de todos es que quiere suspendernos y caerá el primero que respire o se mueva más de la cuenta. – Le comento.

Mr. Bacon: No disfruto con las malas calificaciones, pero no me tiembla el pulso a la hora de poner ‘A+’ ni ‘F-’ a quien se lo gane. – Me indica convencido.

Jess: Aprobaré. – Es lo único que se me ocurre responderle.

Ante la evidencia de que la conversación no lleva a ninguna parte, prefiere darla por concluida, confiado en que mi buen juicio o el desarrollo de los acontecimientos me harán cambiar de mentalidad en cuando a su asignatura y todo lo que me bloquea. Sin embargo, de momento nada de lo que me ha dicho hará que cambie mis planteamientos porque no encuentro motivo para ello. Estamos a comienzo de curso y me ha tomado manía porque hice un cuestionario desastroso la semana pasada y el lunes no fui capaz de pronunciar una letra en español, como si ello fueran razones suficientes para suspenderme y no darme ni un solo voto de confianza, por mucho que yo insista en que pretendo aprobar y me siento capaz de conseguirlo, aunque me costará algo más que buenas intenciones porque voluntad no tengo demasiada en ese aspecto. Es más, supongo que tampoco es maña idea que me apoye un poco más en Yuly, pero no me gustaría que ella se sintiera obligada y menos aún coaccionada por la idea del suspenso cuando su objetivo es obtener la máxima calificación y que ello les dé acceso a las asignaturas de honor, para los estudiantes más aplicados.

Ana: (Se asoma por la puerta) ¿Ya se ha marchado Mr. Bacon? – Me pregunta un tanto contrariada.

Jess: Sí, se acaba de marchar. – Le contesto.

Ana: Como supongo te habrá dicho, he tenido ocasión de hablar con él, de que comentemos tu particular situación y le he dejado claro que por mi parte no espero que sea demasiado condescendiente conmigo. – Me indica. – Ahora eres alumna del Medford High y conviene que aprendas el idioma, que superes ese bloqueo mental.

Jess: Haré lo que pueda. – Le respondo.

Ana: Debería ser la primera y más interesada en hablarte en español, pero no quiero que te tomes esto como un juego. Es en serio. – Me avisa con firmeza. – Estás a una patada en el culo de que te manden a Matignon High. – Me recuerda y advierte con complicidad. – Sin embargo, da la impresión de que no eres consciente de ello.

Jess: Lo soy. – Le aseguro.

Ana es bastante expresiva a la hora de poner de manifiesto su malestar y desacuerdo, por lo que su alusión a la patada en el culo no la entiendo como una posible agresión ni maltrato por su parte, sino, más bien, como una manera de advertirme que era ella misma quien me saque de aquí como le dé motivos, que por el momento no está demasiado contenta con mi comportamiento. Aunque, bueno, a mi favor tengo que acudo a clase sin que nadie me lleve por las malas y hasta ahora no he faltado a ninguna. Es como si Ana se mostrase un tanto incrédula ante mi buen comportamiento y temiera que en cuando se confíe demasiado Mr. Bacon se encontrará con que no aparezco por su clase y que no hará falta que sea él quien me impida la entrada. Por lo que esta tarde me ha dado a entender, lo que pretende es que esté en clase, pero no me dedique solo a calentar la silla, aunque tampoco será necesario que sea un culo inquieto como lo es Yuly que en cuanto tiene oportunidad interviene y ello impide que los demás participemos.

Ana: Regresa a la habitación y aprovecha el tiempo. – Me pide. – Ya te avisaremos cuando sea hora de cenar.

Jess: Estaba con el trabajo de Historia cuando me has interrumpido. – Le indico.

Ana: Acabalo pronto y encuentra tiempo para las demás asignaturas, sobre todo para la de Spanish y para aprenderte el abecedario. – Me dice. – Si necesitas ayuda, en cuanto encuentre un momento voy.

Jess: Puedo sola. – Le respondo, aunque no sea verdad, pero tampoco quiero que me presione con ello.

Hasta el próximo lunes tengo tiempo de aprenderme el abecedario en español. En realidad, ya me lo sé, pero Mr. Bacon espera que se lo recite a toda la clase, dado que el lunes no abrí la boca y la única vez que lo hice mi pronunciación no fue de su agrado. A mí, de manera natural, me sale siempre en inglés. Es absurdo que ahora pretenda que me salga en otro idioma, aunque debido a que en el St. Francis School se estudia italiano durante los primeros cuatro cursos mi excusa se queda sin argumentos. Tampoco es que hable italiano con mucha soltura sobre todo después de todos esos años sin practicarlo y que toda mi atención ha estado en el español. Es posible que debido a que los dos idiomas tienen la misma raíz latina ello me haya facilitado la comprensión del español, cuando Ana me habla en ese idioma. Sin embargo, la cuestión está en que todo el mundo espera que supere mis miedos y recelos hacia un idioma por el que ahora mismo no siento demasiada simpatía, que se supone me ha de acercar a Daddy, pero tengo la impresión de que nos distancia porque el hecho de aprenderlo no es una garantía de que vaya a venir a por mí ni que quiera tener contacto conmigo.

06:00 PM. Bedroom

Wednesday, September 13, 1995

Esta tarde Mr. Bacon ha estado aquí, ha venido a verme. Se supone que las reuniones con los profesores son en el high school, pero en vez de pedirme que avisara a Ana o Monica para que hablen con él, se ha presentado aquí. Primero ha hablado con Ana, le ha puesto al corriente de mi actitud en clase y después ha mantenido una charla conmigo, en la entrada. Me ha reiterado que, si no cambio de actitud, estoy suspensa. ¡Casi es mejor que no aparezca por su clase porque el resultado será el mismo! Sin embargo, como no acuda a clase o no lleve los ejercicios al día, quién tiene los días contados aquí soy yo. Estoy segura de que Ana me recordará que en el Matignon High aún me esperan y que con ello se quitarían de muchos problemas. De todos modos, cuando hice la matrícula, me comprometí con Ana a que me esforzaría para aprobar y, a pesar de las advertencias de Mr. Bacon, lo haré. Si después no apruebo, no será responsabilidad mía. Lo que no pienso hacer es demostrar entusiasmo por una asignatura o un idioma que me produce arcadas.

Si lo que pretenden o esperan es que una vez que termine el curso o a ser posible antes, me olvide de la coletilla del 'I don’t speak Spanish' , Ana ya sabe que soy una chica de ideas fijas y me habrá ir muy bien la asignatura. Lo cual considero poco probable dados los precedentes y cómo ha empezado el curso. Lo único es que quizá me haya ganado una amiga, pero lo malo es que el próximo curso iremos a clases distintas, que como me ocurre siempre nos distanciaremos y nuestra relación de estos meses quedará en papel mojado. Además, como tal vez venga Daddy a por mí o en el peor de los casos me terminen mandando a Matignon High, no parece que esta amistad tenga mucho futuro. De todos modos, supongo que por mi parte pondré todo el interés. No sé, quizás en esta ocasión tenga algo más de suerte porque Yuly parece ilusionada con la idea y en clase nos apoyamos la una a la otra.