03:15 PM. St. Clare’s porch
El bus se ha ido sin mí por entretenerme en el aseo y, sobre todo, por esa última charla con Mr. Bacon, por haberme puesto en esa tesitura. Ante lo cual no me he podido negar y he aceptado la oferta de Yuly para que me acercasen, si no hasta las mismas puertas del internado, al menos hasta el Valley St, de modo que me he ahorrado la primera milla del recorrido a pie. Pero, sobre todo, me ha quedado claro que lo sucedido en clase de Spanish no afecta a nuestra amistad. Ninguna tiene nada que recriminarle a la otra. En todo caso, el responsable de lo sucedido es Mr. Bacon por presionarme de esa manera y dejarme en evidencia delante del resto de nuestros compañeros, aunque la imagen que se tenía de Yuly haya salido reforzada y dejado a los chicos en ridículo. Aunque no esperamos que vaya a haber consecuencias por ello, dado que tan solo ha sido un juego de clase.
Durante el trayecto, dado que Yuly me ha querido dar conversación sin cohibirse ante la presencia de su padre, he tenido que confesarle que me he sentido un tanto desamparada y marginada del juego, ya que nadie me rescataba. Pero, por otro lado, ha sido un alivio porque he tenido una buena excusa para no hablar en español ni esforzarme. Es más, le he confesado que, en cuanto a vocabulario, mi nivel es de los más básicos de la clase y que, a pesar de que he identificado un par de palabras de las muchas que se han dicho, aunque, por otro lado, tampoco prestaba demasiada atención, porque todo esto del Spanish para mí es una novedad y me siento perdida desde el momento en que Mr. Bacon se asoma por la puerta hasta que se marcha. Apenas aprendí nada en las pocas clases a las que me obligaron asistir en el St. Francis. Toda la base de mi conocimiento del idioma se fundamenta en esa lectura no comprensiva. Por lo cual, no me siento mucho más optimista con respecto a los resultados de este curso. Sin embargo, como Mr. Bacon me ha dicho y Ana me ha advertido, más vale que aproveche el tiempo o, de lo contrario, mi continuidad en el St. Clare’s tendrá los días contados. Ana, sobre todo, me amenaza con que abandonará la búsqueda de Daddy como no ponga un poco de interés por mi parte en algo que se supone será bueno para mi educación y para que Daddy sepa que anhelo el día que venga a por mí.
La cuestión es que por aceptar a Yuly que me acercase, porque a su padre le ha supuesto mucho trastorno, ya que les pillaba de camino, me he tenido que dar el paseo desde Valley St, desde el otro lado de la I93. Una vez he bajado del coche, no me ha quedado otro remedio que poner un pie delante del otro y venirme andando, a riesgo de perderme porque tampoco he tenido muy claro el recorrido cuando me he decidido, porque casi es la primera vez que estaba en ese barrio y mi única referencia para regresar al internado era el túnel para cruzar al otro lado de la I93. Lo único que sé del barrio es que por allí se encuentra el hospital donde me encontraron y al que nos llevan cada vez que alguna de nosotras se pone enferma, pero como tal no es un lugar que haya explorado por mi cuenta, aunque creo saber orientarme, sobre todo para llegar hasta el Medford High, si algún día, como hoy pierdo el bus y no me pueden llevar o recoger
Tal vez lo prudente hubiera sido que desde el Medford High avisara a Ana para que hubiera ido a por mí, en vez de comprometer a Yuly y a su padre, pero ha sido ella quien se ha ofrecido y no he querido que me recriminaran por adelantado por mi actitud poco sociable, ni por la llamada de atención de Mr. Bacon. Desde Valley ST he supuesto que con un poco de prisa llegaría a la misma hora que cualquier otro día y aquí estoy. Casi he ganado al bus porque éste tiene un recorrido más largo y hace muchas paradas. Yo tan solo me he detenido para pasar por el túnel, subir por la cuesta hasta Fellsway W, cruzar la avenida, bordear la parroquia y llegar hasta Fulton St sin que me pillasen los coches, pero cuando he visto que tenía el camino libre he venido a paso ligero.
Como me suele ocurrir con Ana, ésta sabe de mí más que yo misma, de manera que, si esperaba que no me percatase de mi pequeña aventura, el hecho de que ahora se encuentre en la entrada me hace temer que algo sospecha, aunque quizá, como en días anteriores, tan solo esté ahí porque confía en que le confirme que he ido a clase, que no vengo de haber pasado la última hora de la mañana escondida en el parque ni en ningún rincón donde nadie me encuentre. Si me esperase en la parada del bus, me habría visto llegar a pie y por el otro lado de la calle. Es más, si me viera bajar por Fulton St ahora tendría mucho que explicar. Tal vez lo único que me delata sea que subo por el lado equivocado de la calle, por la acera del colegio, lo que en principio no tendría mucha lógica, si hubiera venido en autobús porque tendría que cruzar dos veces la calle, cuando, en realidad, si hubiera venido en bus no haría falta que cambie de acera.
Lo que me llama la atención no es tanto su gesto de contrariedad por mi tardanza ni por dónde regreso, porque mi primera sensación es que resulta bastante amigable y poco sorprendida, como si me hubiera visto venir desde lejos, sino que lleva consigo un par de folios, como si esta charla fuera menos improvisada que mi paseo de esta mañana, como si estos días por uno u otro motivo yo hubiera acaparado toda mi atención, que de pronto todo el mundo se hubiera enterado que estoy por aquí y han llamado para dar o solicitar información al respecto, como si el hecho de que me haya quedado, en vez de trasladarme a Matignon High, hubiera revolucionado a todo el mundo y aún hubiera alguien que no estuviera de acuerdo con dicha decisión y tuviera argumentos para hacerme cambiar de idea, siendo Ana quien he ha de enfrentar a estas discusiones, pero sin que yo me haya de mantener al margen. También es posible que pretenda que sea y quien tome conciencia de la situación. Lo único cierto es que en estas semanas mi vida se he dado la vuelta como un calcetín con eso de he pasado al Medford High, tengo una amiga y el profesor de Spanish me ha cogido manía.
Ana: ¿Y tú vienes de…? – Me pregunta con desconfianza antes de que me dé tiempo a inventarme alguna excusa más o menos creíble sobre mi posible procedencia
Jess: De clase, pero he perdido el bus y venido a pie. – Le respondo.
Ana: ¿Esperas que me lo crea? – Replica con incredulidad.
Jess: Sí, es en serio. – Me reafirmo. – Había clase de Spanish a última hora y he ido. – Argumento. – Ya conoces a Mr. Bacon, de manera que llámale y se lo preguntas. – Le propongo por si duda de mí.
Ana: Si pones al profesor de Spanish como testigo, supongo que habré de creerte. – Me contesta con complicidad.
Jess: Es la verdad. En serio. – Me reafirmo. – Me entretuve en el baño, mi amiga y yo teníamos que hablar. – Justifico. – Perdí el bus y me han traído en coche hasta Valley St,
Ana: Te creo, tranquila. – Me responde en un tono más afable. – Ya sé que al menos cumples tu palabra y acudes a clase con normalidad. – Añade para que me sienta orgullosa.
Jess: Quiero quedarme aquí hasta que Daddy venga a por mí. – Alego como argumento y convicción. – De momento no me entero de nada, pero no falto a clase.
Ana: Un día de éstos te obligaré a que me lo digas en español. Así me lo creeré de verdad. – Me contesta con complicidad. – Las clases te han de servir para algo.
No tiene motivos para no creerme. Si hubiera faltado a clase, lo más probable es que desde el Medford High hubieran llamado y preguntado por mi ausencia, aparte que después de que ayer se presentara aquí Mr. Bacon, me temo que éste es capaz de presentarse aquí como a mí se me ocurra no aparecer por su clase. Me siento más controlada y vigilada de lo que me gustaría, de lo que quizás estaba en el St. Francis School. Además, supongo que Yuly también me echaría de menos si no apareciera por clase, pero en su caso tal vez tuviera que esperar un día antes de que sus padres le permitieran que llamase y preguntara por mí. Me siento tan vigilada que casi me da apuro ir al aseo porque ni tan siquiera allí, en esas circunstancias, siento que disfruto de la suficiente intimidad. Al menos por las mañanas tengo la compañía de Yuly, pero porque vamos juntas y por mi parte ella puede estar segura de que yo tengo contarle a nadie lo que ella hace. Lo cierto es que casi me da lo mismo, porque supongo que las dos hacemos lo mismo, aparte de que cuidemos la una de la otra porque se concentran demasiadas chicas y nos tememos que a alguna le falte paciencia para esperar su turno o acuda con intenciones menos honrosas.
Lo de hablar en español con Ana sabe que no será fácil. Tal vez, si se empeña, consiga y me convenza para que haga un mayor esfuerzo por ser capaz de entenderlo, pero no para que mantengamos una conversación, aunque supongo que mis resistencias a hablarlo me costarán un suspenso porque ello forma parte de la evaluación de la asignatura y entiendo que entra dentro de las exigencias y expectativas de Ana para que me quede otro curso más en el St. Clare. Sin embargo, espero que sea considera conmigo y comprenda que ello es superior a mi fuerza de voluntad, que lo entiendo como un chantaje y me siento bastante ridícula. No me quiero hacer demasiadas ilusiones con respecto a Daddy porque hasta ahora no he sabido nada de él y por otro lado Ana no me ha dicho nada con respecto a que haya conseguido algún éxito en esa búsqueda, dado que quiero pensar de ella no se ha rendido, aunque en ocasiones tengo la sensación de que yo demuestro más interés que ella porque estoy más pendiente del correo y cada vez que suena el teléfono por si acaso llegaran noticias de Daddy, mientras que Ana se muestra mucho más fría e indiferente, como si tuviera la certeza de que nunca llegarán noticias.
Supongo que levanta una cierta suspicacia eso de que la asignatura de Spanish sea a última hora y que no pueda ocultar el hecho de que regreso a pie desde el Medford High, pero, si pongo como testigo de mi buen comportamiento a Mr. Bacon, no hay motivo para que desconfíe. Si le hubiera dicho que le preguntara a Yuly, tal vez ésta me cubriera las espaldas, pero los profesores no deben mentir y menos en un asunto tan serio como éste en que se supone que, además de jugarme el curso, se pone en riesgo mi continuidad aquí. He vuelto a pie porque me han acercado en coche hasta Valley St., lo cual ha sido un motivo de descanso porque así no he tenido que coincidir con Gabe, quien supongo en esta ocasión se sentirá victorioso y considerará que por fin me ha derrotado. Es más, después del combate dialéctico, me temo que yo misma me he puesto en evidencia ante el hecho de que me he pasado la hora en el bando de los chicos sin que ninguna de las chicas haya intentado rescatarme, lo que a Yuly no le puedo tener en cuenta porque los chicos han ido a por ella desde el primer momento y ello me hubiera convertido en una pelota en terreno de nadie. Ella ha preferido salvar el pellejo y dejar los rescates. De hecho, debido a que cada fallo cometido implicaba que hubiera una baja en el bando contrario, al final se hubiera quedado sola y sin nadie que le respondiera. Por suerte Mr. Bacon detuvo el juego a tiempo, como suele decirse, a Yuly le ha salvado la campana, sino estoy convencida de que hubiera salido a la carrera para que la dejasen tranquila.
Ana: Antes de que desaparezcas de mi vista, porque te veo la intención, ¿me puedes ayudar con un asunto? – Me indica.
Jess: Sí, ¿qué pasa? – Le pregunto con extrañeza y más ante el temor de que me reprenda por algo.
Ana: Nada importante. – Me contesta para mi tranquilidad. – Ya sé que no tienes costumbre de tener amigas y que es toda una novedad que lo tengas, pero la norma es que queremos saber dónde os metéis y con quiénes os relacionáis. – Me explica.
Jess: ¿Lo dices por Yuly? – Le pregunto un tanto sorprendida. – De momento tan solo es una compañera de clase. – Le aclaro antes de que quiera complicarme la vida y cree falsas expectativas.
Ana: ¿Me ayudas a rellenar su ficha? – Me pregunta. – Así, si la tienes que llamar por teléfono o es ella quien pregunta por ti, la identificaremos con más facilidad.
Jess: Acabamos de conocernos y apenas sé nada de ella. – Le respondo sin querer mostrarme muy comprometida. – Además, no pienso irme con nadie que no sea Daddy. – Le advierto con mi convicción habitual.
Ana: Tan solo quiero rellenar su ficha por si acaso. – Me contesta para que no me agobie. – Me parece bien que hagas nuevas amistades y seas un poco más sociable, pero te conozco y tampoco te quiero presionar. – Añade.
Jess: Si quieres, mañana, cuando la vea en clase, se lo pregunto. – Le propongo.
Ana: Ya he tenido ocasión de hablar con ella y con sus padres. – Me aclara mientras me enseña el folio que lleva en las manos. – Tan solo te lo he comentado por si me podías aportar algún dato más.
APPLICATION FORM First name: Julia Stephanie Surname: MacWindsor Nick: Yuly Country: United Estate City: West Roxbury, Boston Address: 46 St Theresa Ave Postcode: 02132 Phone number: 1-857-239-0227 Nationality: American / Spanish Hometown: West Roxbury Sex: Female Mother tongue: English / Spanish Day of born: 07/04/1981 Age: 14 Religion: Catholic Catholic parish: Saint Theresa of Avila School: Saint Theresa School, Medford High School Father’s name: Don Aidan MacWindsor Mother’s name: María del Carmen Fernández Friend of Jessica Marie Bond Reference: Schoolmate Date: 09/14/1995
Me es imposible reprimir la curiosidad y no echarle un vistazo a la ficha que Ana ha hecho de Yuly, porque tal y como me ha dicho, en mi caso es toda una novedad que haya este tipo información de añadida en mi expediente. Hasta ahora no he tenido amigas fuera del St. Clare’s y las amistades que he hecho han sido con alguno de los chicos del parque, pero no se han tenido en cuenta a estos efectos. Con Yuly, como es una chica y además una compañera de clase, como sus padres han demostrado interés por conocerme, lo de esta ficha está justificado. Tal y como Ana me ha explicado, a partir de ahora podré pedir permiso para hablar por teléfono y no será tan extraño que alguien llame preguntando por mí. Por otro lado, también será una manera de tenerme un poco más controlada, porque se supone recibiré alguna que otra visita, si es que esta amistad llega a cuajar y quizá supere mis reticencias a alejarme del St. Clare’s. Por lo que, como les sucede a las demás, será necesario que se sepa con quién voy a estar. De todos modos, esto no hará que cambie mis costumbres, porque tenga o no una amiga, sigo con idea de esperar a que Daddy venga a por mí.
Jess: ¡El trabajo de Spanish trata sobre mis motivaciones, no sobre Yuly! – Le respondo para justificar mi limitado conocimiento sobre la vida y datos de Yuly.
Ana: Te he hecho una copia. – Me indica. – A sus padres le he entregado una fotocopia de tus datos porque también están interesados en saber con quién se relaciona su hija.
Jess: No sé llegaremos a ser tan amigas, pero, si son las normas del St. Clare’s, supongo que nadie protestará. – Le contesto.
Ana: Como sabes, nos preocupamos por vuestro bienestar. – Me recuerda. – Sus padres también por el suyo, de manera que es normal. – Alega. – Esto no significa que se hayan interesado por ti ni nada raro. Tan solo que son buenos padres. – Añade. – Si al final os hacéis amigas, sabed de antemano que nadie tiene nada que objetar.
Jess: De momento es la única chica con quien me relaciono en clase. – Le confieso. – Las demás son un poco bordes y no quieren nada con nosotras. – Le explico. – Además, como Yuly va en plan empollona y no es de Medford, las demás la tratan con cierta distancia.
Ana: A mí me causó buena impresión el otro día. Me pareció simpática. De manera que ayudaos la una a la otra, porque estoy segura de que las dos tenéis mucho que aportar.
Jess: Bueno, no sé lo que pasará una vez que entreguemos el trabajo de Spanish. – Le confieso con preocupación.
Ana: Estoy segura de que os entenderéis. – Me responde. – Tan solo intenta no ser tan cerrada como siempre y dale una oportunidad. – Me aconseja. – Sé positiva porque estoy convencida de que ella también necesita una amiga y pondrá todo de su parte.
Jess: Bueno, no sé. – Le digo con cierta inseguridad. – El curso acaba de empezar. – Le contesto.
Ana: Pues eso digo yo, queda mucho curso por delante como para que quiera acabar con todo el primer día. – Me contesta con intención. – Estoy convencida de que al final será menos pesadilla de lo que supone y que te alegrarás de ir a clase, aunque hayas de estudiar Spanish y el resto de las asignaturas.
APPLICATION FORM First name: Jessica Marie Surname: Bond Nick: Jess Country: United Estate City: Medford Address: St. Clare´s Home. 193 Fulton Street. Postcode: 02155 Phone number: 1-857-400-0071 Nationality: American Hometown: Medford Sex: Female Mother tongue: English Day of born: 04/21/1981 Age: 14 Religion: Catholic Catholic parish: Saint Francis of Assisi School: Saint Francis of Assisi School, Medford High School Father’s name: Manuel Pellicer Mother’s name: Ms. Bond Friend: Julia Stephanie MacWindsor Reference: Schoolmate Date: 09/14/1995
Jess: ¿Puedo subir a mi habitación? – Le pregunto.
Ana: Sí, corre, ves. – Me responde en tono afable. – Pero no te pierdas, por si tenemos que llamarte antes de cenar. – Me ruega con complicidad.
Ahora será mejor que suba a la habitación e intente repasar el abecedario, lo cual me parece una tontería porque me lo sé de memoria. Lo complicado será que lo recite en español y para toda la clase, como si no me hubiera puesto ya bastante en ridículo con los acontecimientos de estos primeros días. Mi expectativa es que a partir de la próxima semana la situación se normalice un poco más. De lo contrario, en vez de la asignatura de Spanish, habré de aprender a humillarme y ponerme en evidencia. Lo cual no creo que ningún profesor responsable esté dispuesto a promover ni aún en el caso de que con ello espero que reaccione y supere todos mis bloqueos mentales.