26 de octubre de 2003. (Fin de fiesta)
En esta secuencia de la novela en principio no parece que suceda nada importante, tras el beso de amor, deciden que es hora de marcharse a casa. El beso que se acaban de dar les ha da dejado un tanto impresionados tanto a ellos como a los presentes, por lo que necesitan recomponerse, de manera que cada uno por su lado se va a aseo. Se dan veinte minutos para volver a reencontrare en la puerta. ¿Necesita Manuel una ducha fría? En la calle aún sigue lloviendo. Ana lo que se siente es desnuda, que se ha entregado por entero y por lo tanto en esas condiciones no se siente con ánimo de salir a la calle, de ir a ninguna parte, aunque de todos modos el restaurante cuenta con apartamiento, por lo cual el coche se encuentra a cubierto. En todo caso, mejor que corra el aire entre ellos. ¡Ha pasado algo demasiado relevante como para que les deje indiferente! ¿Hablar de ello? Sí, pero cuando estén solos.
Fueron un par de mis amigas quienes me siguieron al aseo, entendieron que en aquellos momentos su amistad se convertía en algo imprescindible, aparte de que les picara la curiosidad por escuchar de primera mano mis impresiones y conocer los efectos de un beso que había dejado sin palabras a todo el mundo.
Ana
Manuel se encuentra solo y sin verse sometido a ningún interrogatorio, pero Ana no puede aplacar la curiosidad de sus amigas y hasta cierto punto el hecho de que éstas entiendan que ella necesita desahogarse, hablar de temas de chicas en un momento tan importante de su vida y relación con Manuel ¡Se han besado! Ante lo cual Ana prefiere agradecer su preocupación, pero no aludir a ese asunto porque ello forma parte de su vida privada y tampoco es algo que pretenda que se haga público. Tan solo ha sido su primer beso y las demás tampoco se dedican a convertir sus vidas en pareja en un acontecimiento que esté en boca de todos en todo momento.
¿Por un beso así Manuel merece quedare hasta el lunes por la mañana o se vuelve con la gente de Toledo el domingo por la tarde? ¿Qué piensa Ana al respecto? Manuel llegó el viernes por la tarde en el autobús para pasar todo el fin de semana, pero la vida ha de volver a la normalidad, por lo cual, si hay sitio para éste en algún coche, mejor que se ahorre problemas. Esta vez es Ana quien decide que se ha de volver antes a casa, que no espera a consultarle a sus padres ni a éste. Ya han acordado que volverán a verse pronto y confía en que esta vez esa separación no se alargue tanto y sea verdad que empiecen a actuar como una pareja normal.
El ramo
La cuestión, el matiz de este pasaje, está en que cuando Ana y Manuel se vuelven a reunir para bajar al aparcamiento, Ana se percata de que éste se ha olvidado del ramo de novia ¡No se lleva el ramo de novia! Después de todo el revuelo que se ha generado por ello, que se le quedase cara de tonto ahora no puede actuar como si no le afectase, por mucho que se encontrara con la tesitura de que la novia no quisiera que e lo devolviera y Ana tampoco quisiera recibirlo de cualquier manera. Es un ramo de novia. Ante la desidia de Manuel es Ana quien decide regresar al salón para recoger el ramo, mientras que Manuel al igual que sucedió tras la ceremonia, pero esta vez por iniciativa propia, decide ir por su cuenta a por el coche, de modo que Ana no tenga que bajar al garaje y así ganar algo de tiempo.
En referencia al hecho de que Ana salga del restaurante con el ramo de novia, Manuel tan solo dice que tarda poco en soltarlo junto con el abrigo «era una responsabilidad que no estaba dispuesta a asumir» Lo ha recogido más por hacerle un favor a Manuel, por evitar que éste se desentienda, que por el hecho de que considere que es para ella, que es como si hubiera tomado el testigo a los recién casados, porque para ellos aun es demasiado pronto para pensar en bodas y compromisos demasiado formales, aunque su relación se encamine a ello con el tiempo, una vez que Manuel haya encontrado esa estabilidad laboral en su vida y esté en disposición de plantearse el futuro con algo más de objetividad.
Se marchan a casa de Ana y de nuevo es Manuel quien conduce y Ana quien le ha de indicar el camino. Ella está cansada y los zapatos no son los más indicados para conducir. entiendo que de los dos Manuel es quien está en mejores condiciones

Cuando cruzan el portal Ana no demuestra el menor reparo en descalzarse, lo que hace que la escena se convierta en algo curioso, ya que, como se dice en la versión de Manuel, es como si su magia, su belleza se hubiera desvanecido y la preciosa chica con quien Manuel ha acudido a la boda se hubiera desvanecido ¿De quién se ha enamorado Manuel? ¿De la chica de los zapatos de tacón o de esta que tiene un aspecto mucho más natural? Sin embargo, éste calla, se guarda sus piropos y galanterías por temor a decir a alguna barbaridad que le pudiera molestar. Ya tuvieron un desencuentro a cuenta del vestido y mejor que no tengan otro por causa de los zapatos una vez que ha pasado la boda.
Lo que Manuel descubre es la Ana rebelde, a esa que entra a hurtadillas en casa para no verse sorprendida por sus padres. Ya no es la chica perfecta, sino la que tiene secretos, la que no siempre es tan ejemplar en su modo de actuar. aunque por las horas que son, es lógico pensar que los padres ya duermen y que es preferible no molestarles.
Entramos de puntillas en el piso, intentando ser sigilosos, porque mis padres ya dormían y prefería que no les despertásemos. En mi caso ya iba descalza desde que habíamos entrado en el portal porque no aguantaba más los zapatos.
Ana
Por su parte Manuel ni se descalza si se puede desentender del ramo, porque vuelva a cargar con éste, lo cual es premeditado por parte de Ana, «con premeditación y alevosía» Manuel ya puede empezar a pensar en boda porque ya tiene el ramo, lo único que le falta es encontrar a la novia que quiera quedarse con éste. Ana se va a pensar eso de decirle que sí a su proposición siempre y cuando le dé motivos para merecérselo. En el aire está la oferta de trabajo en la gestoria, la posibilidad y necesidad de pasar más tiempo juntos
Su suerte estaba en que por poco que se moviera, a mí ya me tenía casi convencida. Sin embargo, tan fácil no se lo pondría porque él necesitaba que le motivaran, que le dieran algún aliciente.
Ana
De momento dejamos que Manuel se vaya a dormir, con el ramo, pero sin chica y sin beso, que beso ya ha tenido más que suficiente con uno esa noche y tampoco conviene abusar y lo de dormir con la chica, estando en casa de ésta y con los padres en la habitación de al lado tampoco es algo tan tentador, aparte que Ana está cansada y lo que le interesa es que éste haga méritos para que le permitan volver, para que se gane la confianza de toda la familia.
Manuel: Buenas noches y que sueñes con los angelitos.- Le contesté.
Manuel
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