Introducción
Hay diversos conventos en Toledo y tomo uno como referencia
- Convento San Clemente
- Convento de las Comendadoras de Santiago
- Convento de Santa Isabel
- Convento de Santo Domingo El Antiguo
- Convento de San José
- Convento de la Concepción. «Gaitanas»
- Convento de Jesús y María
- Convento de San Antonio de Padua
- Convento de Santa Úrsula
En sus interiores se encuentran un gran mobiliario con pulcras sillerías y retablos, una gran cantidad de imágenes religiosas de todo tipo y calidad, así como grandes obras de orfebrería y bastante azulejería en altares y zócalos. También sepulcros de nobles y señores, tumbas con lápidas de reyes, infantas, prioras, abadesas y cementerios de monjas. Estos, con sus archivos, componen la historia misma de Toledo, después de tantos siglos habitados hasta ahora. Más las historias y escritos de místicos y personajes que han intervenido en ellos, como ejemplo Santa Teresa de Jesús con sus cartas inéditas o San Juan de la Cruz, que comenzó aquí su Cántico Espiritual.
Toledo escondido
Encontraréis algunos tesoros de los conventos de Toledo en este enlace: Fundación DeClausura
Toledo conserva muy viva la artesanía de los dulces. En la ciudad hay diferentes conventos donde podemos comprar dulces hechos por las monjitas. Hay mucha variedad y casi todas tienen entre su producto estrella el mazapán, aunque bien es cierto que la especialización en otros productos hace cada convento único.
guiarte Toledo
Llegamos a un punto curioso y relevante de la novela. De igual modo seguimos con el recorrido por la ciudad, pero esta vez más que ir en busca de monumentos históricos o de lugares de leyenda, de los muchos que abundan por Toledo, a los que volveremos, esta vez y como curiosidad, como dato autobiográfico incluido de manera intencionada en la novela, vamos en busca de la poesía, del origen de uno de esos poemas que han ayudado a Jessica a confirmar la existencia de Daddy, cuando de manera expresa e intencionada se hace una relación lógica e intrínseca del personaje de Daddy conmigo. Lo cual ya se intuye casi desde el comienzo de la novela.
En esta ocasión no es un dato que me haya inventado, aunque, sin duda, encaja a la perfección con la historia contada. En cierto modo, es un pequeño guiño al lector, al hecho de que tal vez ya conozca mi obra literaria sin saber de mí. Sin que en ningún caso pretenda presumir de que ésta sea extensa ni mucho menos tan conocida.
El caso es que, según la novela, cuando Jessica estaba en la universidad se encontró de casualidad con un poema escrito con mi nombre, el cual coincide letra por letra con el que conoce de su anhelado Daddy, ante lo cual se convence de que ya no persigue tan solo una ilusión, sino que confirma que se trata de alguien real, que tal vez no la ignore tanto como ella supone.
Con esta visita, después de que Jessica haya comentado con Daddy este pequeño detalle, obtiene la confirmación de sus sospechas. Éste no se lo ha desmentido, más bien, esta vez se lo confirma. Él, es decir, yo, es el autor del poema y ese poema fue escrito en este lugar en concreto.
April 20, 2002. 09:00 AM 213#Bush Hall
En busca de esa distracción, de algo que hacer mientras Pigeon se viste y Yuly le da conversación, sin que yo participe, escojo al azar uno de estos decenas o cientos de poemas que empapelan la habitación. En un primer vistazo, sin profundizar demasiado en la lectura ni esforzarme por entenderlos, creo que hay disparidad de temas y estilos, que no hay ninguna relación entre unos poemas y otros; lo destacable es que cada poema tiene un título y el nombre de su autor, con versos más o menos largos, así como el número de versos por estrofa. Lo cierto es que ante este panorama admito mi ignorancia, que es una materia de cultura general que estudie en el High School, pero que en su momento no me interesó demasiado. No es que no me guste la poesía, pero no lo cuento entre mis aficiones porque no la entiendo y da igual el idioma en que está escrito, prefiero la lectura de una novela e incluso la película al uso para no dedicarle varias horas o días a un libro. Los poemas se leen en cuestión de minutos, pero utilizan un lenguaje tan subjetivo que a veces no dice nada y otras te toca la vena sensible; prefiero la música que resulta mucho más entretenida y se pone como sonido ambiental cuando hago otras cosas, no estoy pendiente de lo que se dice, tan sólo oírlo hace que no me sienta tan sola, aunque lo esté.
En esta elección al azar, me centro en un poema que hay pegado en el reverso de la puerta de la habitación, a media altura, como si Pigeon lo hubiese puesto ahí de manera intencionada como recordatorio de algo, para antes de salir de la habitación, en esos casos yo coloco una silla e incluso cuelgo alguna prenda del picaporte, mi problema es que comparto habitación con Yuly y he de advertírselo para que no me estropee el truco. Lo normal es que esa indicación se ponga sobre la carpeta o los libros que me lleve a clase al día siguiente. Como este poema está en la puerta y no parece que sea fácil despegarlo supongo que no será un recordatorio puntual, quizá lo haya puesto ahí porque no tenía otro sitio, ya que toda la habitación está empapelada y resulta hasta agobiante permanecer aquí más de cinco minutos, a pesar de que Pigeon tiene las ideas muy claras. Yo esta situación no la soportaría, por eso mi suerte es que ésta no es mi habitación, además, como en mis traslados voy con el equipaje justo, no tengo sitio para tantos papeles ni tiempo que perder. Supongo que esta situación es debida a que estamos a finales de curso y de algún modo es como si ella tuviera su propio calendario para calcular los días que lleva aquí o le quedan para el regreso a casa. A simple vista no creo que le quepa ni un solo poema más en ninguna parte.
Título: "Folios en blanco" Folios en blanco, no hay poesía, intento escribir palabras otro día, pero mis manos ven folios en blanco. No saltan las palabras a esta vida, mi lapicero calla guardando silencio, la inspiración ya se ha escondido. La busco, pero se esconde en el río, se oculta bajo las aguas del cielo. La inspiración es agua que corre, pero el cauce del río está vacío, no hay pesca, sólo folios en blanco, una hoja de papel que no dice nada, la inspiración que se esconde callada. Autor: Manuel Pellicer Sotomayor
Jess: ¡Yuly, ven! Mira esto. – Le pido a mi amiga con cierto nerviosismo.
Yuly: ¿Qué pasa? – Me pregunta extrañada. – Nos vamos en dos minutos. No te impacientes. – Me pide.
Jess: Mira el nombre del autor de este poema (Le indico el poema) ¿Te resulta familiar? – Le pregunto.
Yuly: ¿Qué le pasa a ese poema? – Me pregunta intrigada. – Ya te comenté que Pigeon es aficionada a la poesía.
Jess: ¡Por favor! Lee el nombre del autor y dime si te suena de algo. – Le insisto.
Yuly: ¡Tú no hablas español! – Me recuerda. – Si te interesa el poema, te lo traduzco. – Me sugiere.
Jess: No, sólo lee el nombre del autor. – Insisto con impaciencia y nervios.
De manera accidental, casual, gracias a que Yuly me ha hecho que la acompañase hasta aquí, creo que por primera vez en toda mi vida he encontrado una evidencia clara sobre la veracidad de identidad de mi padre, aunque no sea por algo por lo que él haya escrito pensando en mí. Un regalo de cumpleaños que llega con una semana de retraso, ésta es la pista que me lleva a pensar que tal vez mi certificado de nacimiento sea auténtico, que los datos de mi padre biológico quizá se corresponden con alguien real, lo que hasta ahora me ha parecido imposible, ya que nadie hasta ahora nadie se ha molestado en comprobar su autenticidad, debido a lo aparentemente ilógico de esa filiación. Yo no puedo ser hija de un hombre con quien sólo me llevo siete años y que vive en un país distinto y distante. Sin embargo, la casualidad ha permitido que mi curiosidad me lleve a encontrar ese dato, esa pista. El nombre del autor de ese poema se asemeja bastante al de mi padre biológico, al menos eso es la impresión que tengo en estos momentos. No necesito tener el certificado de nacimiento para saber su nombre, lo aprendí de memoria, aunque siempre que me refiero a él le llame “Daddy” porque no conozco bien el idioma y ese es un apelativo más corto y cariñoso.
Pigeon: ¿Conoces al autor de ese poema? – Me pregunta intrigada. – ¿Tú también eres aficionada a la poesía? – Pregunta sin entender mi reacción. – Creía que no hablabas español.
Jess: ¡Yuly, por favor! Lee el nombre del autor y dime si es lo que me parece. – Insisto.
Yuly: Quita de en medio. – Me pide. – Si tan importante es, lo leeré.
Pigeon: ¿Alguna de las dos me explica qué sucede? – Pregunta.
Jess: ¿Cómo has conseguido este poema? ¿Quién te lo ha dado? – Le pregunto con nerviosismo.
Pigeon: La mayoría los he copiado de Internet, hay una página Web, en la que publican poemas de poetas noveles en español. Tiene un concurso literario cada tres meses. – Me responde. – Creo que la promotora es una editorial española.
Jess: ¿Lo has leído ya? – Le pregunto a Yuly.
Yuly: Sólo es un poema más. – Me contesta sin darle importancia a mi hallazgo.
Jess: ¿Te has fijado en el nombre del autor? – Le pregunto y ruego. – A ver si llegas a la misma conclusión. – Le pido.
Yuly: ¿Qué esperas que te conteste? – Me pregunta sin entender mi interés.
Jess: Creo que el nombre del autor y el de Daddy son el mismo. – Le respondo. – ¡Es mucha casualidad! – Exclamo con incredulidad. – Si se confirmase que se trata de la misma persona, daría un poco de coherencia a lo ilógico de mi vida y mis orígenes.
Pigeon: ¿Me explicáis que sucede? – Interviene y pregunta intrigada.
Tal vez Daddy sea alguien real y no sólo unos datos escritos al azar por no incompleta mi certificado de nacimiento, la carta que dejaron conmigo en la cuna del hospital cuando me abandonaron. Los datos referentes a mi padre biológico parecen más coherentes que los relativos a mi madre, aunque relacionados conmigo no tienen demasiado sentido o no lo han tenido hasta ahora. Si se confirmase mi sospecha y descubrimiento ello me reafirmaría en la sensación de que no he sido nunca un bebé huérfano, sino sólo abandonado de manera bastante misteriosa en la cuna de aquel hospital. Ahora es más creíble que mi padre sea una persona de carne y hueso, localizable, alguien que, si no viene en mi búsqueda, al menos, me daba la oportunidad de ser yo quien vaya a su encuentro. En el internado la verdad es que nunca creyeron es esa posibilidad, bebés abandonados como yo hay mucho, pero en mi caso era diferente porque se proporcionaba la identidad de mi padre, de mi pariente más directo. El hecho en sí resultaba tan increíble que no se le dio la suficiente importancia, no se le intentó localizar, aunque desde el primer momento se considerase que se trataban de datos reales y por lo tanto referentes a mi verdadero padre biológico. ¡Hoy por fin, tengo algo más en lo que fundamentar esa sospecha!
9 de octubre, 2004. 05:40 PM. Avenida de Francia

Si alguna vez que me quejado de que el campus de la universidad o en Medford hay muchas cuestas, creo que esta tarde las echo de menos porque el paseo al que Daddy me ha invitado se reduce a eso, ¡Cuánto más empinada sea la cuesta por ahí que vamos! Lo cierto es que mis impresiones son tales, porque mí la que me causa esta ciudad es la misma esta tarde que hace nueve días desde la ventana del autobús, la parte antigua sobre una montaña y la zona moderna a su alrededor, que toda la ciudad está metida en un valle de manera que vaya donde vaya hay una cuesta. Supongo que esa es una de las razones por las que no me he salido sola, porque es probable que me pierda y, en caso de que necesitase que me encontraran, no les sabría dar ninguna indicación más que hay cuestas y edificios por todas partes. Esta tarde, por lo menos, tengo la compañía de Daddy que sabe por dónde vamos y supongo que no tendrá problema para la vuelta, dado que su casa ha quedado fuera del alcance de nuestra vista y lo cierto es que no he venido hasta aquí para que me abandonen como en el cuento de Blancanieves, no creo que aquí haya enanitos tan hospitalarios, aparte que si me perdiera o abandonasen tan solo tengo un sitio al que volver y no he salido para que me dejen sola.
El único tramo llano que hemos recorrido ha sido una avenida, pero a nuestra derecha había calles empinadas y en ascenso, mientras que a la izquierda quedaba el parque y otro barrio de la ciudad, pero desde la acera había un desnivel de varios metros, protegido por el muro y la valla que rodean el parque. Durante el paseo he visto que varios autobuses pasaban por nuestro lado, que llevaban nuestra dirección, pero Daddy se ha empeñado en que andemos, aunque después de una semana de casi total encierro en el piso el esfuerzo me ha resultado agotador, que faltaba entrenamiento, igual que cuando en abril me invitaron a que participase en la Marathon de Boston y fue un alivio que las chicas nos quedemos a mitad del recorrido y no compitiéramos. No creo que hubiera llegado a la meta ni aún con empeño personal. Por suerte esta tarde la distancia no es tanta. No me hago una medición, pero creo que sería como si fuera desde la parada de Salem St. hasta el campus, quizá algo menos, aunque en esta ocasión no hayamos cruzado ningún río ni callejeado.
Debido a los calores del paseo y no tanto de la tarde, porque la temperatura ambiente es agradable, me he tenido que despojar de la chaqueta, lo que espero que Daddy interprete en el mejor de los sentidos, que a diferencia de nuestro paseo del domingo pasado esta vez me siento mucho más relajada y confiada en nuestra a sus intenciones y expectativas, menos recelosa de su compañía, aunque algo cansada por la caminata y defraudada porque esperaba que me mostrase algo interesante de la ciudad, que hubiéramos ido hacia la parte antigua en vez de en dirección contraria, después de lo mucho que me ha insistido esta semana al respecto, al menos lo ha intentado con las limitaciones del idioma y mi poca predisposición a escucharle porque no me considero tan osada como para aventurarme sola por una zona de la ciudad que no conozco y que sobre el plano parece más un laberinto sin salida, aunque como tal la muralla tenga varias puertas y por el lado contrario se encuentre el río. Prefiero que vayamos juntos, cuando tenga tiempo y le apetezca, dado que tampoco le pienso obligar.
Tal y como en alguna ocasión, y de manera un tanto picara, me ha llegado a aconsejar Yuly, porque ésta no tiene tanto recelo en tratar con los chicos y a mí me causa un tanto de reparo por mis malas experiencias de la infancia y adolescencia, si quiero llamar la atención de un chico, no tengo más que quitarme la chaqueta, pero sin que parezca intencionado, no sea que éste se asuste o se lleve una mala impresión. Eso de las tácticas de seducción tampoco es que sea nuevo para mí, pero hay temas sobre las que unas chica no tiene que hablar con su padre ni con ningún chico, aparte que no me parece que éste sea el momento, el lugar ni con la víctima más apropiada para ello, Prefiero que no haya ningún tipo de confusión entre nosotros, porque ya es bastante comprometido que compartamos el dormitorio como para que reciba ese tipo de insinuaciones por mi parte, cuando lo que de verdad me gustaría es que uno de los dos se fuera a dormir a otra parte, sin que por el momento se nos haya ofrecido una alternativa seria y que resulte conveniente para todos. Lo que está claro es que así es seguro que no soy un problema.
Si lo de la chaqueta no es suficiente como para atraer la atención del chico, siempre se puede recurrir a eso de atusarse el pelo, pero con disimulo, como si fuera algo inconsciente, sobre todo para conseguir que sus miradas y atención se sitúen por encima de la línea de los hombros, para provocar ese cómplice cruce de miradas y mostrarle una sonrisa cautivadora. ¡Vamos que, si de verdad se trata de mi padre biológico y es consciente de las tonterías que llego a hacer, me muero de la vergüenza! Sin embargo, en mi defensa he de alegar que en el fondo no sé cómo relacionarme con él. Que me gustaría que hubiera mayor naturalidad y confianza, más familiaridad, pero se trata de un chico al que en realidad he empezado a conocer ahora y en mi cabeza hay tal jaleo de pensamientos y sentimientos que cualquier sutileza me parece tan inapropiada como oportuna, porque no pretendo que esté tan pendiente de mí que se comporte de manera impulsiva, ni tan distante como para que haya de ser muy directa cuando tenga que decirle o pedirle algo. Ahora mismo es más como un amigo por el que me intereso, lo que no ocurría con Pete, aunque éste fuera sincero con sus intenciones y se sintiera un tanto defraudado con mis negativas, pero es que tampoco me parecía que tuviéramos mucho futuro como pareja. Con Daddy por lo menos está la remota posibilidad de que de verdad sea mi padre.
Daddy: ¿Estás cansada? – Me pregunta con complicidad. – Si lo prefieres, te cuento qué hacemos aquí y regresamos. – Me propone.
Jess: ¿Cansada? No, estoy bien. – Le respondo en tono afable. – ¿Dónde estamos? – Le pregunto con curiosidad, sintiéndome perdida.
Daddy: Fue aquí donde escribí aquel poema “Folios en blanco”. En el patio de ese convento. – Me comenta, aunque no esté muy seguro de que le entienda. – Estaba de espaldas a la ciudad. – Añade.
Jess: Eso es el cementerio. ¿verdad? – Le comento en referencia a lo que tenemos detrás, porque es lo único que tengo claro.
Daddy: Sí, es el cementerio. – Me confirma un tanto extrañado. – Pero yo estaba en el patio del convento, con mis amigos. – Me aclara y señala hacia el muro del otro lado de la calle.

¡Para ganarse el corazón de una chica Daddy no tiene igual! El domingo pasado me llevó un rincón apartado, junto a la orilla del río, y esta tarde me ha traído a los alrededores del cementerio local. Así entiendo que tampoco tenga grandes amistades, si es que tiene alguna, porque sus ocurrencias son un poco extrañas, atípicas. Me ha traído hasta aquí para contarme algo que entiendo pueda tener cierta relevancia, que busque su afinidad conmigo y quiera darme a entender que, en cierto modo, he sido parte de su vida o que él se siente parte de la mía, a pesar de las distancias. Sin embargo, no me parece que se haya buscado los mejores ejemplos. Preferiría que me hablase un poco más de su vida, de sus estudios, de sus experiencias vitales, de dónde va por las mañanas, que ni siquiera se ha tomado un día libre para estar conmigo. Pero no, todo su interés radica en demostrarme que durante estos años se ha mostrado un tanto indiferente conmigo, ha evitado involucrarse en mi vida. En el fondo es como si hubiera querido ser partícipe de todo ello, que de verdad estaba conmigo cuando yo me creaba esa ilusión y fantasía. En el fondo intenta dejar patente que él no es como mi madre y tampoco quiere que le acuse de abandonarme, aunque tenga motivos para echárselo en cara.

Estamos ante un muro, frente a la salida de los coches, un doble portón, uno cerrado y el otro abierto. Parece una casa grande, que no sé muy bien cómo identificar. Es como una casa de campo construida en los límites de la ciudad, sobre la cima de una colina. Desde donde estamos lo más llamativo es que sobre el tejado del edificio que hay dentro del recinto amurallado parece haber una cruz, pero que entiendo no se trata de la iglesia del cementerio, que aparte de que se trata de un recinto cerrado, hay una avenida de separación y esto parece más la parte trasera del cementerio. De lo que he entendido de las palabras de Daddy, ese edificio es “un convento”, un “convent”. Por lógica entiendo que será lo mismo aquí que en Norteamérica, porque siempre me han dicho que fueron los europeos quienes llevaron la fe a esa parte del mundo. Esto es, el hecho de que Daddy me haya traído hasta aquí para darme a entender que aquel poema tiene alguna relación con ese convento lo interpreto como una confesión referente a sus prácticas religiosas, a un tema del que hasta ahora no hemos hablado con suficiente profundidad y que el domingo pasado provocó una cierta confusión y contrariedad en los dos.
Fue en la calle Trinidad, en las proximidades de este edificio donde concluyó la visita del 2 de julio de 1995, en las proximidades de la catedral (Después del Corpus). Esto también enlaza con la visita a la calle Santo Tomé, que según la cronología de la novela, será después de esta. (Daddy invita)
Convento de Dominicas de Jesús y María. Toledo
El antiguo Convento de Jesús y María, en la calle Trinidad, es la última congregación dominica que se fundó en Toledo. Fue fundado por Doña Juana de Castilla hacia fines del siglo XVI. El edificio es una obra del siglo XVII que cuenta con algunas yeserías del siglo XIV. Tras pertenecer a los señores de Malpica y a los señores de Tejada, comenzó su utilización como convento en el año 1601 tras una cesión de estos últimos señores.
A finales del pasado siglo XX, las monjas dominicas se trasladaron a otro convento más moderno y el añejo edificio fue adquirido en 1984 por el Ministerio de Cultura para instalar en él la sede del Archivo Histórico Provincial de Toledo.
El nuevo convento se encuentra en el barrio de Buenavista, en la parte alta de la avenida de Francia, en una zona que en los años 80 no estaba demasiado urbanizada, pero que en la actualidad es uno de los barrios de mayor crecimiento
Receta tradicional
Los mazapanes de Toledo se elaboran con una masa especial a base de la almendras y azúcar, la misma receta que tras años de tradición se sigue respetando en la actualidad.
Elaboración artesanal
Los dulces de mazapán, típicos de Toledo, los fabrican las diferentes congregaciones religiosas de la ciudad, lo que hace que se hayan convertido en un manjar exquisito y famoso en todo el mundo.




Delicias monásticas no tiene ánimo de lucro. Nace con estímulo de ayuda hacia los monasterios y conventos de vida contemplativa. Los beneficios que se pudieran obtener se repartirán entre ellos.
Debe estar conectado para enviar un comentario.