- Navidad 2002
Una pelea al día da alegría
No sé si os apetece pelearos conmigo. Por si acaso, ya os aviso de que se pasa un poco mal y que casi mejor que nos llevemos bien, que no haya malentendidos ni discusiones entre nosotros, porque después pasa lo que pasa y sale perjudicado hasta el más inocente, aunque no siempre es fácil saber si hay alguno que no se merezca ese toque de atención.
El caso es que dos no se pelean, si uno no quiere. Y a veces uno quiere pelearse por pura desesperación, frustración, desahogo, porque los planes no salen como uno quisiera y se deja llevar por los nervios y la tensión del momento.
Introducción
Esta secuencia de la novela se ha de leer por duplicado en las dos versiones, porque no tiene mucho sentido que se conozca la versión de uno y se ignore la versión del otro. Porque, de lo contrario, será un poco complicado que se entienda la novela como tal en base al planteamiento con el que al final fue escrita, para explicar no sólo mis propias torpezas, sino, sobre todo, el efecto que ello tiene sobre los demás.
¿Por qué se enfadan las mujeres?
Quiero pensar y suponer que quizás en la versión de Ana tal vez haya exagerado un poco, pero con intención de resaltar la situación, no sé si las mujeres pueden llegar hasta ese punto de desesperación o se trata de trasladar lo que hubiera sido la reacción de Manuel a ésta, por darle un matiz distinto a los acontecimiento. Entendiendo que tal vez he sido un poco desmedido en el planteamiento, que la realidad dista mucho de llegar hasta esos extremos de tensión, pero es una manera de evidenciar ese malestar que en ocasiones generan ciertos comportamiento.
En cualquier caso, como ya he aclarado en más de una ocasión en lo referente a esta novela, no pretende ser una autobiografía, pero está basada, de algún modo en mis propia vida, en mis apreciaciones; en ese no siempre acertado intento por entender lo que sucede a mi alrededor, dado que en Matemáticas 2+2=4, pero en la vida real a veces se sorprenden y descubres que las Matemáticas no siempre son tan exactas 2+2=X.
¡Le asesino y me voy de fiesta!
En la Navidad de 2002, como ya sabemos, Ana comienza enfadada, nerviosa, contrariada por los acontecimientos del 14 de diciembre, porque ha habido un momento de tensión entre Manuel y ella. Algo provocado por la situación y ante lo que ella no es capaz de mostrarse fría e indiferente. Se supone que entre ellos ya está todo aclarado y no queda más que dejar que el tema quede en el olvido porque cada cual necesita seguir con su vida.

Ana, quiere aprovechar para pasar más tiempo con los amigos y las amigas de Toledo, mientras que, Manuel, parece intenta ser un poco más sociable o se aprovecha de esas ocasiones en que se reúne la gente para apuntarse a los planes.
Lo del 14 de diciembre fue una salida de amigos, tras la reunión. En este caso a Manuel le invitan y se anima por demostrarse a sí mismo que ya no se deja condicionar por la presencia de Ana y se esfuerza por ser uno más dentro del grupo, con todo lo que ello implica. Intenta no ser «el de siempre» porque entiende que los demás tienen un concepto de él mejor de lo que se cree. Le dan el empujón que le falta.

La cuestión es que en esta ocasión no se le puede echar toda la culpa a Manuel, por esas discrepancias con Ana, sino, más bien, a ese clima de normalidad, a que los demás tampoco le quieren dar mayor relevancia a lo habido entre ellos y se permiten bromear con el tema, para rebajar un poco a tensión, dando a entender que ambos son bien recibidos en el grupo y la amistad está por encima de esas discrepancias o malentendidos personales.
La gota que colma el vaso de la paciencia es cuando les dicen que hacen buena pareja.
Sin embargo, la broma se les va un poco de las manos y, de algún modo, ello les obliga a ambos a enfrentarse cara a cara con su propia disyuntiva. Hasta entonces todo ha sido desde una cierta distancia, para darse cuenta de que no tienen tanto en común y ni sentido que sigan con esa historia. Por lo cual la sensación con la que Ana empieza esa Navidad de 2002 es que más que pasar página, se ha abierto el libro y no hay ni una sola hoja en blanco.
Ana no tiene nada en contra de Manuel, tan solo contra la idea, el hecho de que éste se vuelva demasiado dependiente con ella, enamoradizo, y le pase como a las demás, que la agobie exceso hasta el punto de plantearse distanciarse de éstos amigos, por alejarse de ese malestar, cuando lo cierto es que Ana acude a Toledo a descansar de rutina diaria.
No es ese romanticismo ni ese noviazgo lo que ella quiere y pretende que Manuel lo tenga bien claro, que la vida sigue. Pero esa historia no va con ninguno de los dos.

¿Cómo se le dan calabazas a un chico?
Su temor es que conociendo a Manuel, se teme que éste es capaz de presentarse en la puerta de su casa con intención de conquistarla, porque la ocasión la pintan calva, como suele decirse. Que se tome demasiado en serio eso de que, según estos amigos, harían buena pareja
En estos días de Navidad hay una convivencia organizada en la ciudad de Ana, a la que está invitada la gente de Toledo y, en principio, no se excluye a nadie. Por lo que Ana he preferido pasarle los pies antes de que se lo piense.
«No es no»
¿Y qué hace Manuel mientras tanto? ¿Tú qué haríais?
Te ha llegado una carta de Ana en la que te deja claro que no va a corresponder a tus insinuaciones románticas; que podeis ser amigos, pero que te tiene que quedar claro lo que se entiende eso de ser «amigos», porque, de lo contrario, te vas a tener que atener a las consecuencias. Ella ya empieza a estar un poco cansada de toda esta situación, de que cada vez que se tropieza contigo siempre haya alguien que hace un comentario o alusión a lo que no hay entre nosotros.
Manuel se queda quietecito en casa para no empeorar aún más la situación. Sigue con su vida, aunque se le ofrece la oportunidad de ser un poco más participativo, pero es Navidad y él ya tiene sus planes con la familia. Entiende que la mejor manera de no crearse problemas es no buscándolos, porque la paciencia de Ana ha llegado a un límite que ya se desborda y le salpica de lleno. Que la vitalidad y alegría con las que ha visto a Ana en su último encuentro hasta la fecha se la desvanecido como por arte de magia, en un suspiro. «¡Ésta ya no vuelve por Toledo en mucho tiempo!»
¿Para qué están los amigos secretos de Internet?
Es en secuencias como ésta cuando cobra relevancia eso de los amigos secretos, Que ninguno parece saber quiénes son, pero que por una extraña coincidencia tienen respuesta para todo, hay una conexión extraña entre ellos porque parecer estar viviendo lo mismo.
Tienes un email (1998)

Buscando similitudes que puedan ayudar el planteamiento de la novela se me ocurre la película «Tienes un email» (1998)
Kathleen Kelly, la propietaria de una pequeña librería de cuentos infantiles, ve peligrar su negocio cuando una cadena de grandes librerías abre un local al lado de su tienda.
Cuando conoce a Joe Fox, el hijo del dueño de la cadena, sentirá inmediatamente por él una gran antipatía. Lo que ambos ignoran es que mantienen una relación por correo electrónico.
Tienes un email
Pero, como ya he explicado en alguna ocasión, el recurso de estos email en mi novela no se trata tanto de que haya una comunicación entre los personajes, sino que partió de la idea, de la necesidad de dar voz propia a Ana, de dar un contraste a la opiniones o valoraciones subjetivas de Manuel, lo que por otro lado sirve para dar una visión un poco menos patosa de éste.
Detrás de este intercambio de email no hay ningún trasfondo romántico, es tan solo un desahogo por parte de Ana al que en ocasiones Manuel responde, sin que en principio ninguno de los dos sepa quién se esconde bajo esas identidades secretas y casi puede decirse que resulta hasta cierto punto irrelevante para el desarrollo de la novela.

De Ana a «El poeta»

Ana se toma esa libertad para contarle sus penas a un extraño que considera que la entiende y no se tomará demasiado mal que se desahogue con él porque se siente un poco frustrada por buscar esos cauces que le apacigüen sin recurrir a las vías normales, porque tampoco quiere que todo el mundo de su entorno sepa de la pesadilla que está viviendo. Por el hecho de hablar del tema tiene la sensación de que es un murmullo, un runrún, que está latente en todas las conversaciones y lo que ella pretende, lo que le gustaría, es encontrar paz en su interior y ese mensaje le sirve para liberarse de las tensiones.
Mi último desahogo y ocurrencia tras la convivencia fue enviarle un email a mi amigo de Internet. Me sentía mucho más descansada y relajada, en cierto modo, arrepentida por mi reacción tras el retiro y con el impulso de enmendarme. Comprendí que hubiera sido una torpeza que le hubiera enviado otra carta a Manuel y me hubiera disculpado por mi actitud. De manera que mi anónimo amigo de Internet me pareció que era mejor candidato. Me senté delante del ordenador y me puse a escribir, pensando cada palabra y cada frase; cuidé cada detalle para que se viera que estaba tranquila y me sentía relajada, en paz conmigo misma, optimista con respecto a mi vida. A grandes rasgos le comenté mis últimas torpezas y le aclaré que ya estaba todo superado, que me tomaba en serio los buenos propósitos de año nuevo.
Ana
De «La Dulce Gatita» a Manuel

Y aquí Manuel, quizá podría hacer lo mismo, dado que con Ana no se puede hablar, y casi mejor que ni lo intente. Ahí tiene a esa amiga que parece comprenderle, que no tiene reparo en contarle sus penas. Sin embargo, éste calla. No parece que sepa cómo responderle, más cuando ésta alaba la especial relación que hay entre ellos, su discreción, aunque deja por los suelos a todo el género masculino en general.
Ya bastantes conflictos y problemas tiene Manuel con Ana como para añadir a otra chica más a la lista de aquellas que no quieren verle ni en pintura. como para confesarle que es un poco metepatas y no parece que dé una a derechas, porque, si se comporta de manera fría, le acusan de ser sutil e intencionado y cuando es demasiado directo, porque parece que no tiene contención.
Pero en este caso es su amiga quien le envía una carta de desahogo, que, si Manuel parece estar viviendo una pesadilla personal, su amiga no parece que lo esté pasando mejor.
Recibí otro mensaje de mi amiga de Internet, para felicitarme la Navidad y decirme que todo estaba resuelto, que no hacía falta que me preocupase por ella. El chico que la acosaba parecía que al final había entendido que no tenía ningún interés por él y le dejaba tranquila. El asunto se estaba diluyendo con el paso del tiempo y ella, de algún modo, se sentía culpable por haber sido tan negativa y fría a la hora de plantear aquel asunto. El hecho de haberme enviado aquel mensaje le había permitido reflexionar sobre los acontecimientos y ser bastante más objetiva en sus juicios. Se sentía culpable porque había descargado sus frustraciones contra alguien que tan solo había intentado ser sociable con ella, aunque bastante inoportuno y algo impertinente porque pretendió ligar con ella o creyó que le correspondería. Decía merecerse a alguien mejor y que aquel chico no estaba a la altura de sus expectativas.
Manuel
Consideraba que se podía confiar en mí y se alegraba de tener un amigo como yo, que nos entendíamos como si fuéramos almas gemelas,
Manuel
Conclusión
Parece que al menos a Ana se ha pasado el enfado, ha tenido tiempo de recapacitar al ver que Manuel no se ha movido de Toledo y que se siente en paz consigo misma después de haber alejado de sí sus fantasmas.
Quedamos pendientes de saber cuál será la postura de Ana a partir de ahora ¿Volverá a Toledo? ¿Volverá a pasar otro año y medio antes de que tenga ánimo de moverse de su casa?
¿Cómo reaccionará Manuel ante esa previsible y larga ausencia de Ana? ¿Se fijará en otra y volverá a cometer los mismos errores por querer implicarse más en las actividades de sus amigos?
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