Miss novia

La mañana del 26 de julio

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La disyuntiva a la que se enfrenta Ana tras el incidente del desayuno la mantiene un tanto inquieta con respecto a su futuro, aunque no se trata de nada demasiado grave, pero sí lo bastante serio como para que se esté replanteando el sentido de su futuro. ¿Acaso no se esté precipitando? Se trata de Manuel, como le ha dicho su madre, de un chico que dista mucho se parecerse o equipararse a Carlos, por lo cual, es como si ésta se conformara con poco ante la evidencia de que ha renunciado a mucho y ya no puede rectificar. El pobre es un metepatas de campeonato y Ana parece que se queda con el premio de consolación que las demás no quieren, que a falta de pan, al menos tendrá las migajas del suelo. ¿Acaso va a ser así toda su vida, su futuro? ¡Ella ya tiene bastantes problemas como para cargar con el que las demás no quieren!

Pensando en mi situación, planteada con la suficiente objetividad, sin que el amor me cegase, no parecía fácil que aquello encajara en mi vida. Estaba todo organizado, sin él mi vida tenía sentido: La familia; el trabajo en la gestoría; los amigos; las actividades del grupo y de la parroquia, mi salud, etc. Todo eran piezas perfectas de un puzzle que encajaban en mi vida diaria y cotidiana.

Ana, 26 de julio

¿Qué hace Manuel mientras tanto?

Manuel parece que se toda su relación, la vida con algo menos de seriedad, que el hecho de que estén juntos, da pie a que éste suelte libremente su alegría sin pensar en las consecuencias de sus palabras. ¡Está feliz! Y esa es su manera de demostrarlo, confiado en que Ana le siga el juego, entienda sus bromas, aunque se encuentra justo con todo lo contrario, que está reacciona de manera bastante fría, seria, no parece alegrarle demasiado el hecho de que éste no se comporte a la altura de las circunstancias y menos aún que la utilice a ella como objetivo de esos comentarios jocosos e inapropiados.

Como le dije durante el desayuno, era mejor que no se lo contara a nadie o se explicara bien. Habíamos cenado juntos y por la mañana desayunábamos allí. Pretendía ser sarcástico y su respuesta fue bastante más sutil y directa ante bromas de tan mal gusto como ese comentario. 

Manuel. 26 de julio

Podemos suponer que es tal la tensión surgida por ese percance que, aunque comparten banco en la capilla, se esfuerzan por actuar como las demás parejas, pero ambos de dan cuenta que hay algo que no va todo lo bien que les gustaría. Tal vez se hayan precipitado al fijarse como objetivo que en función de cómo les vaya en la convivencia Manuel se vaya a quedar un día más, lo que para éste implica tener que quedarse a dormir en casa de Ana, volver a enfrentarse a los padres de ésta, donde siente que no ha sido demasiado bien recibido por parte de la madre. Manuel siente que tiene demasiado que demostrar y podemos entender que se refugie en ese buen humor, aunque poco moderado, para evadirse de los problemas, para buscar esa complicidad con Ana, quien ya tiene sus propios conflicto y no ayuda demasiado que haya esa falta de sintonía. Ella le quiere conocer más en profundidad, pero se toma con esa jocosidad poco responsable que le saca un poco de sus casillas.

En ese estado, y un poco por descansar el uno del otro, no sólo por salir a tomar el aire de vez en cuando para no sentirse atrapados en la capilla, de vez en cuando uno de los dos sale al patio, lo que no tiene nada de particular porque no son los únicos, lo que de algún modo les sirve para camuflar esa inquietud entre ambos, aparte de que es ahora cuando de verdad están compartiendo banco y la novedad les tiene un tanto inquietos, sobre todo a él, dado que ella aún se puede amparar en el hecho de que ya ha pasado por esa experiencia con Carlos y ahora tan solo se trata de un chico distinto, aunque quizá sea cierto que se trata de un chico distinto y falte esa química.

La novia más guapa

De sus salida de la capilla o al patio Ana no hace ningún comentario, mantiene su discreción, pero Manuel, por su parte se permite resaltar la novedad que ello supone para él el hecho de poder compartir y comentar impresiones sobre «su novia» con los demás y hasta cierto punto pone en evidencia su falta de experiencia, que está pagando la novatada del primer día porque mete la pata una y otra vez, siente que eso que pretende forjar con Ana no termina de asentarse

Entre los chicos, la novia más guapa era la respectiva porque, como estábamos en confianza, cuando no estábamos en la capilla, nos relajábamos y las conversaciones derivaban en cualquier tema, sin que se perdiera nuestra coherencia de vida, aunque no renunciásemos a la individualidad de cada cual. 

Manuel. 26 de julio

¿Qué estaba haciendo mal? ¿Acaso hacía bien en salir de la capilla por dejarle su espacio? ¿Acaso hacía mal por querer contagiarle su felicidad? ¿Dónde estaba ese punto de entendimiento que los demás habían encontrado son sus parejas? Él se siente feliz, dichoso, por estar con ella, por haber sido capaces de superar ese primer bache en su relación, por lo que siente que de ello han salido ambos fortalecidos. aparte de que entendemos que Ana ya le ha puesto al corriente de todo el tejemaneje que se ha montado para conseguir ese reencuentro, por lo cual no hay motivo para poner en duda los sentimientos de ésta, pero tal vez sí de los suyos ¿Qué ha hecho él por conseguir que volvieran a reencontrarse? Nada, tan solo resignarse ante el hecho de que Ana no respondía a sus llamadas ni a sus cartas. ¿Acaso ella le esté reclamando esa prueba de amor y lo que único que recibe son razones para sentirse desencantada?

Si se queda el domingo por la tarde, aunque las implicaciones como tal no le convenzan demasiado, quizás Ana ya considere que él lo está poniendo todo de su parte, que por amor es capaz de enfrentarse a sus propios miedos, a las objeciones de quien pretende sea su futura suegra. ¿Acaso Ana espera que él se comporte como un hombre de los pies a la cabeza? Sí, claro, si demuestra estar a la altura de las expectativas que «la suegra» tiene en cuanto al futuro de Ana, sin duda alguna tiene el futuro ganado, pero es que Ana tampoco he pedido que le traigan al chico que a su madre le guste, porque será difícil que madre e hija se pongan de acuerdo. además, si ella hubiera pretendido contentar a su madre, Manuel hubiera estado el primero en la lista de descartados. Sin embargo, ella le ha querido hacer caso al corazón, aunque no parece que en ese aspecto esté demasiado acertada visto el resultado.

Como los que están allí conocen de primera mano la primera y fallida historia de amor de Ana, sobre todo porque siente un gran especial aprecio por ésta y quieren su felicidad, con acierto o no, se toman la libertad de comentar con Manuel las razones por las cuales entienden que aquello acabó. que si hasta ahora han sido las amigas de Ana quienes se han tomado la libertad y la responsabilidad de informar a ésta de los defectos de su amado, casi por intentar quitarle la idea de la cabeza y del corazón. Los chicos, con respecto a Ana, le dan a Manuel una respuesta completamente distinta. Según éstos, lo que Ana busca en su vida es a un chico tranquilo, que no la anda llevando de aquí para allá, porque ella tiene sus problemas de salud, aunque no por ello se siente menos viva que el resto. busca un chico que quiera estar a su lado, que le transmita paz y tranquilidad, en quien apoyarse en los malos momentos y con quien disfrutar de los buenos. Quería encontrar a alguien capaz de seguir su ritmo, de ahí que cuestiones como lo de alargar el fin de semana, o que ella se hubiera sentido un tanto dolida después del platón que Manuel le había dado en mayo, tuvieran más importancia de la que éste le estaba dando.

Jugar desde el banquillo

El símil deportivo, que se da en la novela, que en su momento se me ocurrió para resumir esta situación no sé si se termina de entender del todo. Soy consciente de que como escritor tan solo intento buscar una solución ingeniosa al problema planteado, pero la idea, el planteamiento al final reside en el hecho de que los amigos le recomiendan a Manuel que se tome la situación con un poco más de calma, que no agobie a Ana, porque ésta prefiere prefiere tomare la vida con un poco más de relax, mientras que Manuel parece que la ha colocado a ella en la portería del equipo contrario y están en la tanda de penaltis para desempatar. Es más, por lo que se deduce y sabemos de lo leído y publicado hasta ahora en la novela, él es el recién llegado al equipo de los novios y tampoco puede pretender que sea quien lance el penalti de desempate.

Ambos tiene que chuparse muchas horas de banquillo antes de saltar a terreno de juego, les faltan muchas horas de entrenamiento, porque han de dejar atrás su vicios del pasado y forjarse un futuro en común, han de aprender a ser un solo corazón.

Ese banquillo «deportivo», «romántico», por lo que los amigos le dan a entender a Manuel, en cuanto a ese fin de semana, esa convivencia, es el banco de la capilla, y en el día a día, es darse ese apoyo mutuo, saber encontrar esa comunicación fluida, sin que importasen las distancias porque al final se trata del «banco de la vida». el hecho se sentarse juntos es en sí mismo más importante de lo que parece, incluso más que ese deseo irreprimible de expresar y hacer pública su felicidad su complicidad, más cuando durante la convivencia de la pascua, la actitud y la intransigencia que Ana mantiene desde el primer día, es que mientras no empiece a haber un compromiso serio y formal entre ellos, no va a dejar que Manuel se siente a su lado. Ya es todo un logro que éste haya conseguido ganarse ese primer voto de confianza, por lo cual conviene que se esfuerce por no perderlo.

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