¿Calladito estás más guapo?

Versión de Ana

Versión de Manuel

El silencio de Manuel

El sábado sigue como día de meditaciones. Pero de manera particular me quiero detener en este momento de la novela, que en la versión de Manuel apenas ocupa un párrafo, dado que éste, tras esas charlas en el patio con los amigos, parece querer desaparecer. Se lamenta por la actitud fría de Ana, se lamenta por esa falta de complicidad y no disfruta del momento tanto como quisiera ¿Qué puede decir? ¿Para qué decir nada? La única vez que se a atrevido a abrir la boca, Ana le ha hecho callar con la mirada ¿A quién se le ocurre hacer ese tipo de insinuaciones? Lo único que hace es lamentarse por esa falta de entendimiento entre los dos.

No sentía que la oración fuera realmente compartida, faltaba esa complicidad que, por otro lado, al salir al patio, tampoco yo favorecía. De hecho, hasta en una ocasión fue Ana quien se marchó, aunque yo hiciera el esfuerzo y me quedase

Manuel

Mejor callar, no decir nada, hacer caso a los amigos y limitarse a compartir el banco en la capilla y al final del día hacer una reflexión con respecto al futuro. Aunque si ninguno de los dos es capaz de los dos es capaz de quedare sentado mucho tiempo, que incluso Ana se ausenta en alguna ocasión, tal vez esa conversación haya de ser más seria lo que a ambos les gustaría o quizá dejarlo estar. En cualquier caso, la asistencia a la convivencia, aquel día en particular para ellos tenía como finalidad que se aclarasen las ideas, los sentimientos, que se enfrentasen por primera vez al hecho pasar su primer día como pareja. Y la verdad es que el día no ha comenzado con muy buen pie. Manuel no ha sido capaz de reprimir sus comentarios jocosos y la respuesta de Ana no ha podido ser menos seria.

Ante lo cual, sin que la presencia de los demás me cohibiera, le advertí que se anduviese con cuidado desde ese momento porque tal vez ya no le daría más besos y el de aquella mañana sería el último. 

Ana

El silencio de Ana

Ana, más que callar, disfruta del momento. Se lo plantea desde una perspectiva y con un optimismo distinto. Es cierto que no está con ánimos para muchas bromas ni tonterías, pero, por lo que da a entender, tampoco es que haya tirado la toalla del todo en lo referente a esta relación. Su silencio es intencionado, premeditado: «necesitaba que me viera centrada y no hubiera ocasión para que hiciese otro comentario inoportuno.» ¿Será Manuel capaz de comportarse con la suficiente madurez? ¿Se merecerá ese voto de confianza, que ella deposite en él todo su amor? Y lo que se encuentra es con que Manuel calla, no busca esa complicidad, que ante el hecho de que siente que no tiene nada que demostrar a nadie, que nadie le presta atención, deja que aflore toda su personalidad. Se muestra como el chico del que Ana se ha enamorado y que, dentro de que cabe, no da esa imagen de chico alocado por el que todo el mundo le conoce, dado que Ana no se ha enamorado de «un tonto», sino de «su tonto», porque ella le ha observado en silencio y desde la distancia, no se ha conformado con las primeras impresiones ni con lo que le hubieran dicho las demás.

Lo mejor de todo es que logró que me sintiera a gusto; que, en contra de valoraciones previas menos optimistas, supe descubrir ese encanto oculto que se le presuponía, que desvanecía cualquier duda que tuviera con respecto a nuestro futuro, aunque no por ello dejase de ser él con su personalidad.

Ana

Comen juntos, con todo el grupo y después vuelven con las meditaciones en la capilla, con ratos de silencio mucho más largos. Pero, aunque Ana mantiene esa actitud seria, de estar concentrada, frente al pesimismo de la mañana – «Se regala novio impertinente» – parece disfrutar del momento, incluso presume de novio, porque siente que el tiempo pasa demasiado de prisa y el fin de semana se le queda demasiado corto. La convivencia de la pascua fueron cuatro o cinco días, pero esa convivencia de novios apenas va a durar un par de días. Hay que chupar banquillo, como se diría en términos deportivos. Sin embargo, Ana se lamenta porque Manuel no parece que tenga mucho aguante ¿Acaso ya no quiere pasar más de cinco minutos con ella? Incluso Ana reconoce que en alguna ocasión incluso ella se ausenta, aprovecha para ir al baño, incluso para salir al patio a tomar el aire, con el añadido de que nunca coinciden. Por lo cual, si las ausencias de la capilla son largas y tampoco coinciden en el patio, se puede entender que mucho aguante como pareja no demuestran. Es más una carrera de relevos para guardarle el sitio el uno al otro.

Eché en falta un poco más de complicidad y entendimiento entre nosotros, que no se esforzase tanto en demostrarme que se tomaba la convivencia tan en serio como para haberse olvidado de que estábamos allí para compartirla, tanto dentro como fuera de la capilla.

Ana

Cuando llega la cena, es Ana la que admite que prefiere que haya un clima un poco más distendido, que está cansada de estar sentada, quien de algún modo busca esa cercanía con Manuel, le hace ese reclamo, aunque éste no parece corresponderle con el entusiasmo que a ella le gustaría. Hasta cierto punto, reconoce que echa en falta sus bromas, sus comentarios jocosos fuera de contexto, porque ella no es la novia de ninguno de los chicos que hay allí, sino la de él. Ana tiene la impresión de que Manuel se comporta de esa manera tan seria y formal porque es justo lo que ésta espera, que se comporte como un chico serio, formal y responsable de quien se sienta orgullosa; que pretende ser como ese novio que su madre querría para ella y, por lo tanto, que se quedará un día más que los demás, que ya está convencido, lo ha decidido.

Sin embargo, se olvidaba que, si había decidido quedarse, debía ser por los dos, que mi opinión también contaba.

Ana

El final del día

Queda por vivir, por publicar el final del día, la velada. Hemos llegado a un punto en que Manuel piensa que su historia ha llegado a un punto y aparte. Sin embargo, según ha transcurrido el día Ana se ha sentido poco a poco cada vez más enamorada, más reafirmada en su deseo y empeño en seguir adelante con la historia de amor.

Que decidan los lectores de la novela, si merece la pena plantearse cómo terminará el día, cuál será el desenlace del fin de semana. Como siempre, o como en ocasiones anteriores, os dejo planteadas algunas opciones y entre éstas estará la correcta. Esto tan solo es el comienzo de la novela, pero ya sabemos que antes o después sus caminos se van a separar, por lo cual quizá casi sería mejor que fuera en este momento.

  1. Tras la cena, hablan entre ellos, más bien, discuten y Manuel el domingo por la tarde se termina yendo con los de Toledo, de manera que cuando tiempo después se arrepiente por la ruptura, es quien organiza ese reencuentro con ayuda de los amigos y consigue sorprender a Ana. Es decir, la convivencia de novios no termina demasiado bien para ninguno de los dos y nos quedaremos sin saber cómo será ese reencuentro entre Manuel y los padres de Ana.
  2. Tras la cena, otro rato largo de meditación en la capilla, pero esta vez Ana prefiere la compañía de sus amigas, porque la actitud seria y fría de Manuel le empieza a incomodar. Además, es éste quien de manera premeditada buscar sentarse en otro banco. De tal manera que la despedida de esa noche resulta bastante deprimente para los dos y deciden darse esa noche de plazo para pensar en lo que hacer con su futuro como pareja. Lo que consulten con la almohada y hablen por la mañana será lo que determine el final del fin de semana
  3. Durante la cena, Manuel suelta otra de «sus perlas», lo cual colma la paciencia de Ana, de modo que, por no discutir con él, porque sigue enamorada, prefiere recoger su mochila y marcharse a casa, dormir en su cama esa noche y que, si Manuel aún quiere algo con ella, la vaya a buscar, pero de momento prefiere que le dé su espacio. Con esto Ana consigue darle a Manuel un motivo para quedarse, para que demuestre a todo el mundo lo comprometido qué está con la relación.
  4. Los amigos y las amigas de Ana, en vista de la tensión creada, que ya se palpa en el ambiente, deciden tomar cartas en el asunto, darle a entender a Manuel que se equivoca por completo con sus apreciaciones con respecto a los sentimientos de Ana, porque ésta, más que enfadada, está encantada de que se esté comportando como un chico tan formal. Y por su parte le explican a Ana que Manuel está siendo víctima de un malentendido, porque ha intentado encontrar en ella esa complicidad de pareja, pero la ha visto demasiado centrada y se ha pensado que pretendía ignorarle. Gracias a esta mediación, los dos se deciden a mantener una charla y resolver sus problemas, por lo cual Manuel decide que el domingo se queda para dejar constancia de lo comprometido que ésta con la relación de lo tonto que ha sido al ser tan negativo
  5. Dado que la velada es en el patio, a la luz de las farolas, que se encuentran con la ocasión de compartir esas sensación de felicidad de la cena del día anterior, por lo cual Ana prefiere aprovechar ese ambiente distendido para buscar ese acercamiento con Manuel, sentarse a su lado y permitir que éste la estreche entre sus brazos a vista de todo el mundo, lo que provoca que éste se sienta un poco contrariado al principio porque esperaba una actitud más fría por parte de ésta, se da cuenta de que sigue enamorada. Y así, abrazada y reclinada sobre su pecho, Ana le pregunta a Manuel sobre sus intenciones para el día siguiente, segura de cuál será la respuesta, pero necesita escucharlo de sus labios.

Caben infinidad de alternativas, tan solo una es la correcta. Los que hayan leído algo de la novela, supongo que ya intuyen cuál es mi tendencia natural como escritor, de manera que no daré ninguna pista para adelantar los acontecimientos. Lo único seguro es que, si Manuel decidiera quedarse, los padres de Ana volverán a aparecer por la novela, disfrutaremos del carácter de la madre y de lo comprometido que será que Manuel tenga que dormir una noche en esa casa, lo cual no resulta nada tentador ni alentador. ¡Con lo felices que son ellos cuando se ven en Toledo, en las reuniones con los amigos! ¿Por qué no apuntarse al campamento de verano? Este fin de semana no cuenta como vacaciones. Se pelean ahora y ya tienen un momento para reencontrarse y reconciliarse.

Ya me callo que no quiero que os enfadeis por las muchas tonterías que se me ocurren y que no viene a cuento

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