Introducción
Continuamos con la visita. En el entorno de la Puerta del Cambrón nos entretuvimos para comentar lo que se veía de la ciudad desde el paseo de Recaredo. Porque, además, estoy seguro de que habría mucho más sobre lo que hablar, como la muralla u otros tesoros arquitectónicos e históricos que se observan desde allí. Sin embargo, nos encaminamos hacia el puente de San Martín. Ahora, en vez de hablaros de cruzar el puente o fijarnos en la edificación del Baño de la Cava, a orillas del río, o el puente moderno, seguiré con la misma ruta de 1995 en la novela y acompañaré a Jessica por la Bajada de San Martín, que desde el puente es de subida y de dirección única para los coches.
Las entradas anteriores de este recorrido son:
- La puerta del Cambrón
- Con los brazos extendidos. – Monumento al Sagrado Corazón y Ermita del Cristo de la Vega
- Lleva mi recuerdo a los peces. – Río Tajo
- El puente sobre el río Tajo.– Puente de San Martín
Aquí, al pie de la calle, antes había una puerta, La puerta de los Arbitrios, pero, como en 1995 ya había sido destruida para facilitar el transito de vehículos, no me entretendré en dar muchas explicaciones al respecto. En todo caso, en la visita de 2004, Daddy le haría el oportuno comentario a Jessica para dejar constancia de los cambios habidos en la ciudad


Las calles y cuestas de Toledo
La ciudad de Toledo fue inscrita en la lista del Patrimonio Mundial de la Humanidad el 26 de noviembre de 1986, durante la Décima Sesión del Comité para el Patrimonio Mundial, que tuvo lugar en París, entre el 24 y el 28 de noviembre de 1986. Mapas Declaración de Toledo como Valor Universal Excepcional. Mapa Ciudad Histórica de Toledo 2013.
Declaración de Toledo como ciudad patrimonio de la humanidad
Si hay algo que caracterice a Toledo, sin lugar a dudas son sus cuestas, calles que suben que se mezclan con calles que bajan; calles tortuosas y empinadas, que tan pronto giran a la derecha como a la izquierda; que te encuentras con otra calle, si cabe más empinada; una bajada o una zona más o menos llana.


Da igual a dónde quieras ir. Si estás en Toledo, o subes o bajas. Pero, si bajas, igual tienes que volver a subir. Y, si subes, igual tienes que bajar. Que, si quieres ir a la derecha, te obligan a girar a la izquierda. Y, si quieres ir a la izquierda, te obligan a girar a la derecha. Y, cuando crees que es todo recto, te encuentras con una pared que te corta el paso y has de bordear tal o cual edificio. Y, si la calle te parece muy ancha, de pronto tiene un punto en el que se estrecha. No es que no quepan un coche. Es que apenas tiene la anchura de una persona (0,86 metros), de manera que los amigos se hacen más amigos y hay quien tiene motivos para quejarse por ese abuso de confianza.
De esta tarde sobre todo me quedo con la idea de que hemos ido por calles empinadas, estrechas y tortuosas. En realidad, en Medford también hay cuestas, pero seguro que aquí son más pronunciadas. Incluso en la zona donde está el chalé de los amigos de Ana hay cuestas, por lo que, si con este viaje Ana pretendía que conociera mundo, debería haberme llevado a un lugar más llano. De todos modos, si tengo que escoger, supongo que prefiero las cuestas de Medford, porque aquí me pierdo y siento fuera de mi ambiente, aunque también me quedo con la sensación de que Daddy puede aparecer detrás de cualquier curva o cruce que nos encontremos. En tal caso ello implicaría suponer que nos encontramos en Toledo. Sin embargo, lo que he visto hasta ahora dista bastante de la idea que hasta ahora me había hecho. Además, estamos demasiado lejos de la costa, por lo que es imposible que haya una playa cerca.
Sunday, July 2, 1995, 06:30 PM


Calles más empinadas
¿Y a qué nos referimos con la peor cuesta de Toledo? En este caso a la que más pendiente tiene en pocos metros, y la que te hace perder el aliento incluso cuando estás a medio camino.
La peor cuesta de Toledo



Calles más estrechas
La calle más estrecha de la ciudad de Toledo, tal y como aseguran desde el blog de Leyendas de Toledo, es el callejón de la Soledad con tan solo 0,86 metros.
¿Cuál es la calle más estrecha de Toledo?
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en la última posición de este particular ranking se posiciona el Callejón del Nuncio Viejo que supera el metro: 1,10 metros. Además, como curiosidad, es de los pocos callejones que cuenta con cobertizo. Asimismo, en su acceso se puede observar una de placa que pone «Esta calle es de Toledo», como recordatorio a los vecinos para que no se apropiaran, siglos atrás, de estas calles tan pequeñas.
¿Cuál es la calle más estrecha de Toledo?
Callejón de Orates/Nuncio viejo (Zona de la catedral)


La montaña rusa toledana
En muchos sentidos la ciudad de Toledo, su casco antiguo, se parece a una montaña rusa, a la que tan solo le faltan los looping para ponerte boca abajo, porque, si es por subidas, bajadas y giros inesperados, los hay casi por cada rincón. De igual modo, puede llegar incluso a ser mareante porque te pierdes casi como si estuvieras en un laberinto con tantas salidas o sin ellas, tantas como estés dispuesto a perderte. Si quieres ir de aquí a aquí, cualquier toledano debería saberse mil y una maneras de llegar o, por el contrario, ir de manera tozuda y cabezota siempre por el mismo camino, no sea que de pronto a la vuelta de la esquina te encuentres en la otra punta de la ciudad sin saber cómo has llegado hasta allí.




Se dice, se aconseja, que el truco, si te pierdes por Toledo, es que, si vas para abajo antes o después acabas encontrando una salida, (Puerta de Bisagra, Puerta del Cambrón, zona del río ) aunque no hay ninguna garantía de que sea la que buscas. Pero, por lo menos sales de la ciudad, aunque después hayas de bordearla para llegar a tu destino, si es que no te quieres aventurar y adentrarte de nuevo y probar suerte. Tal vez a la tercera o enésima vez consigas llegar a la salida que buscas.
Si quieres moverte por el interior de la ciudad, la referencia, si es que no juega al escondite contigo, es la torre de la catedral, porque desde allí se supone que es más fácil llegar a la plaza de Zocodover o ir desde la plaza a la catedral. Sin embargo, la ciudad, como tal, tiene mucho más encanto que la calle Ancha (Calle Comercio) y Calle Hombre de Palo.

Colinas de Toledo


Articulo «Toledo, la Roma española«
Hoy nos enfrentamos al reto de derribar uno de los mitos toledanos más arraigados: «el Toledo de las siete colinas». A lo largo de los años, todos hemos escuchado y leído que la Ciudad Imperial tiene el mismo número de alturas que la Ciudad Eterna, pero pocos han estudiado y clarificado dónde estaban ubicadas. El motivo principal es que, en realidad, no hay siete colinas en «Toletum», sino nueve.
Esta confusión probablemente provenga del apodo que, desde antiguo y en diferentes épocas, se le ha dado a la Ciudad Imperial: «la Roma Española». Pero la razón por la que los escritores y estudiosos le dieron ese nombre fue que a Toledo siempre se la ha considerado la ciudad más importante del catolicismo mundial después de Roma; la capital Primada de España; la urbe con más edificios religiosos en su seno tras la metrópoli capitolina.
El primero que nombra a Toledo como la Roma Española es Tirso de Molina en su obra Los cigarrales de Toledo: «Roma segunda y corazón de España»; también, en el mismo siglo XVII, el conde de Mora la compara con Roma; después, son Sixto Ramón Parro y Gustavo Adolfo Bécquer los que utilizan igual apelativo en diferentes momentos de su obra. Todo esto unido es, sin duda, lo que hizo que el error derivara en costumbre.
Pero pasemos, ahora, a comentar los lugares donde se ubican esas nueve colinas, los nueve promontorios, los altozanos en los que se subdivide la roca toledana. Para esto, debemos comenzar por imaginar la ciudad desprovista de edificios y visualizar correctamente las alturas. También es importante dejar claro lo que entendemos por colina, que sería –ni más ni menos– un lugar elevado desde el cual ya solo podremos descender en cualquier dirección que tomemos. Visto esto, tendríamos las siguientes:
- 1- El Alcázar;
- 2- La zona central de la calle Sillería;
- 3- La parte superior de la cuesta del Can;
- 4- La parte central de la calle de la Plata, con prolongación hasta el final del callejón sin salida de los Husillos;
- 5- El final, sin salida, de la calle Instituto;
- 6- San Román, delante de la puerta de la iglesia y coincidente con el altar mayor de la iglesia del convento de S. Clemente El Real;
- 7- La confluencia del callejón de Esquivias con el de las Siete Revueltas;
- 8- El cerro de la Virgen de Gracia;
- 9- S. Cristóbal (Montichel), en la parte más alta de su callejón.
Las peculiaridades de estos nueve enclaves son muy interesantes.
Por ejemplo, el hecho de que S. Román sea la más alta. A pesar de que su cota y la del Alcázar coincidan (548 m.), comprobamos –al entrar al museo del Ejército– que la primitiva alcazaba de los Trastamara se yergue a partir de una cota bastante inferior a la del actual edificio, elevado este artificialmente sobre las fortificaciones más antiguas, lo que ha implicado un error en el cálculo de su cota real. Otra curiosidad es poder observar, todavía hoy, la roca viva en dos de las colinas: Montichel y cerro del Can, sobresaliendo indemnes a la acción del hombre. Y además, al final del callejón de las Siete Revueltas y en el antiguo patio de Telefónica, en la calle de la Plata, tenemos dos de los pocos patios elevados (1’5 m.) sobre el nivel de la vía que hay en Toledo.
Algo que sabemos con seguridad es que las dos más altas (Alcázar y S. Román) ya en época romana dieron fundamento a la distribución de agua potable dentro del casco histórico, delimitando las vertientes más importantes y significativas con sus caídas hacia los diferentes puntos cardinales: hasta una llegaba el agua a través del acueducto, y la otra servía como distribuidor principal de las zonas norte y oeste, haciendo ya a Toledo una ciudad perfectamente habitable, por lo que al suministro de agua se refiere.
Tenemos, además, cinco pequeñas prominencias (menores de un metro de altura) que en algunos casos han sido llamadas colinas, pero que, desde mi punto de vista, no merecen tal nombre; aunque tres de ellas ya fueron registradas como tales en el primer cuarto del siglo XX por el topógrafo y sismólogo Alfonso Rey Pastor, en una época en que los aparatos de medición daban cotas diferentes a las actuales.
Son las siguientes, comenzando por las tres de Rey Pastor:
10- La zona media del callejón de S. Justo (antiguo de la Divisa);
11- La explanada del seminario;
12- El final del callejón de Córdova;
13- La parte alta de la calle Cárcel del Vicario;
14- Roca Tarpeya.
Para terminar, si tenemos en cuenta que dos de la nueve colinas (el cerro de la Virgen de Gracia y la calle Sillería) son prominencias que no se elevan sobre su rededor más de dos metros, podríamos volver a considerar que Toledo tiene siete colinas importantes, con lo cual daríamos gusto a todos y habría para elegir… siete, nueve, doce o catorce colinas en nuestra ciudad. Opten ustedes, que las habitan y recorren, por el número que prefieran.
referencia: ABC
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