Reflexiones de autor
En la entrada de ayer os intentaba explicar y que empatizaseis con ese primer encuentro entre Jessica y Daddy «Hola, soy Daddy«, sin haber publicado nada nuevo en la novela, porque se entiende que es un momento crucial en la historia ¿Daddy será Daddy? ¿Sabrá algo de Jessica? ¿Cuál ha sido su reacción cuando Ana se ha presentado en su casa y le ha planteado la cuestión? Muchas dudas e incertidumbres que de seguro tendría Jessica. Quien, a pesar de mantenerse ajena a esa visita, algo sospecha. Pero sabedora que su integridad, su libertad, corrían peligro, en caso de que hubiera tomado tomado la iniciativa de salir detrás de Ana para averiguar dónde iba y con quién se reunía, prefiere esperar a que ésta regrese.
Lo único que se me ocurre pensar es esta mañana que habrá ido de visita a alguno de los chalés de la zona. Si la hubiera seguido, seguro que me habría enterado, pero me ha dado un poco de apuro, por si se enfadaba conmigo y me mandaba de regreso, en caso de que se hubiera dado cuenta de que la espiaba. Incluso me he planteado darle la suficiente ventaja como para que, en caso de que me encontrase con ella, se creyera la excusa de que había salido a dar un paseo o que, por hacer algo distinto, pretendía acceder a la piscina por la puerta principal, ya que siempre me recrimina que no tome iniciativas. Lo malo es que con este calor tampoco apetece demasiado salir por la puerta. Con la excusa del paseo podría asomarme por la puerta de los chalés, por si Ana estuviera en un lugar donde la viera. Al final lo he descartado porque es demasiado arriesgado y una idea un poco tonta. No quiero que Ana se entere de mi pequeña escapada ni lo que descubra sea peor que no saber lo que pasa. Además, en el supuesto de que llamen desde el St. Clare’s para avisar de que Daddy ha preguntado por mí, prefiero estar localizable y ser la primera que reciba la noticia. Cuando menos nos quedemos aquí, mucho mejor.
Viernes 30 de junio. 11: 40 am. Diario de Jessica
Aún sigue castigada a no saber dónde están y Ana no está dispuesta a levantarle el castigo. Como es lógico, lo tiene que averiguar por sí misma y dadas las circunstancias parece ser que cuanto más tarde mejor.

El caso es que a las 8:10 de la tarde del viernes 30 de junio, Ana se ha empeñado en que Jessica ha de montarse en una de las bicicletas que haya en el chalé e irse a dar una vuelta, Que no se puede pasar las horas pendiente de si llaman o no llaman al internado, de si hay noticias de Daddy, ya que se supone que ella está allí de vacaciones y debería comportarse como la adolescente que es, desaparecer del control de Ana, perderse de su vista en cuanto ésta se descuida lo más mínimo para ir a conocer a los jóvenes de la zona, aunque estos hablen en ese idioma extraño llamado «castellano» o «español» que a Jessica le produce arcadas y vergüenza hablarlo. De manera que no hay excusas, O se monta en la bicicleta por las buenas y se va a dar una vuelta por la urbanización o se monta por las malas y con una merecida patada en el trasero para que se deje de excusas tontas. Le tiene que dar el aire.
- Cuidado con los chicos, los extraños, los perros, los coches y por donde se mete.
- Cuidado con no caerse
- cuidado con no alejarse demasiado, no se vaya a perder.
Vamos que, ante tantas precauciones, parece que Jessica tiene razón al preferir no moverse de la parcela, porque es el único sitio donde se siente segura y, además, hay un teléfono que puede sonar en cualquier momento y por el que le llegarán noticias de Daddy.
Pero, nada, que no se admiten excusas. Es viernes por la tarde, no llueve y toca paseo en bicicleta, que se aventure ella sola por la urbanización. Si no encuentra ningún aliciente, que, al menos, piense que tiene la oportunidad de cumplir con su castigo y averiguar dónde están, aunque el panorama no parezca muy propicio para encontrar pistas.

La hora en que Jessica salga a dar ese paseo en bicicleta es importante. 8 de la tarde. Ni un minuto antes ni un segundo después. Hasta el punto de que puede decirse que Ana le delimita el recorrido, porque esconde una doble y clara intención.
- La primera que salga a tomar el aire, que socialice con los jóvenes del lugar y salga de ese encierro.
- La segunda que se produzca ese encuentro con Daddy. Porque nosotros sí sabemos que sale al encuentro con Daddy
Es fácil intuir que Ana y Daddy se han puesto de acuerdo para que no haya una presentación demasiado formal. Conocemos a Jessica y casi mejor que no se entusiasme en exceso con la idea de encontrarse con su anhelado Daddy, porque ésta ni siquiera le ha visto en fotos. Sin embargo, se supone que Daddy sabrá reconocerla por la calle, aunque haya alguna que otra diferencia entre la chica de la foto y la de carne y hueso.

La de la foto viste de otra manera y, hasta cierto punto, es consciente de que le han tomado esa foto. Pero la que sale darse ese paseo en bicicleta no se espera que se vaya a producir este encuentro. Hasta cierto punto, se ha subido a esa bicicleta de mala gana. ¡Ella lo que quiere es que la dejen tranquila! ¡Regresar a su monotonía!
Primer encuentro

Este encuentro en la novela se presenta desde el punto de vista de los dos, ambos son narradores, de manera que el lector tiene la oportunidad de conocer el punto de vista de ambos.
Tenemos la oportunidad de conocer el parecer de Daddy, su disponibilidad eso que se supone ha hablado con Ana. Nos meteremos en su cabeza en sus pensamientos más íntimos, en sus reflexiones. Ha salido en busca de Jessica, la excusa es llevar al perro de paseo, con la tranquilidad de conocer la zona, cada calle, cada rincón, lo único que ha de buscar es a una chica que desentone con el entorno, con quien no tiene seguro que se vaya a cruzar, porque antes será Ana quien haya de convencerla para que salga ¿Lo habrá logrado? En todo caso, ya le ha dicho cuál es el chalé donde se alojan por si se quiere acercar y probar suerte, tal vez pueda ver a Jessica por la parcela, desde la valla exterior, tal vez se pueda inventar cualquier excusa para llamar al timbre y que le inviten a pasar. Lo único es que ha de ser discreto. Si no queremos que Jessica se altere, mejor no ponerla nerviosa. Dejemos que sea la intuición la que despierte en ella esa sensación de que Daddy se encuentra cerca, si es cierto eso de que éste es su padre, que existe ese vínculo innato entre ellos o por el contrario la indiferencia de ambos da a entender que todo es fruto de una confusión, que el verdadero Daddy poco o nada tiene que ver con toda esta historia.
Pensamientos de Daddy

Como cada tarde de verano a estas horas, no hay nada mejor como un paseo y la duda de quién saca a quién, si el perro a mí o yo al perro. En cualquier caso, en esta ocasión, soy quién escojo el camino, quién modifica la ruta por la que vamos todos los días y en vez de ir por campo abierto, tengo un motivo para que nos adentremos en la urbanización. Tampoco es que le dé mucha credibilidad a lo que esa mujer me ha dicho esta mañana, pero, en caso de que fuera cierto, como así consta en la documentación que me ha entregado, en uno de estos chalets se encuentra una chica a la que se considera mi hija y por la que en realidad no puedo hacer nada porque mi situación personal no le es nada favorable y debido a mis circunstancias tampoco estoy en situación de asumir la paternidad de una chica de catorce años que necesita de todo, que tiene toda una vida por delante y que saldría perjudicada, si la dejasen conmigo. Es más, el sentido de responsabilidad que mi incredulidad lo que provoca que me tome con recelo y prudencia todo este asunto, porque tal vez sea lo único que me queda y que pone en evidencia que no tengo ninguna relación con el pasado y me ha sorprendido la noticia como al que más.
Viernes 30 de junio. 08: 10 pm. Daddy sale de casa
Pensamientos de Jessica

Con Jessica, lo que hacemos es darnos un paseo en bicicleta, la acompañamos en su bajada por esas cuestas y en la subidas por esa calles empinadas. Nos vamos a encontrar en dos ocasiones con un chico y su perro. Sí, en dos ocasiones ¿Será un acosador? ¿Estás calles, este recorrido en bicicleta es tan adecuado para recorrerlo con un perro? Por las parcelas, los chales de la zona, también hay perros. ¿Éste de dónde ha salido? ¿Será peligroso? ¿Tendrá Jessica que pedalear con más ímpetu para escapar de él? ¿Quién dirige el paseo, el chico o el perro? ¿Pasearán por aquí con frecuencia o ha sido hoy por casualidad, por no ir siempre por el mismo camino? Están en mitad del campo y no tiene mucho sentido que vengan por una zona urbanizada donde pueden cruzarse con coches ciclistas y peatones.
Otro chico de paseo con su perro, uno de los que ladra tan fuerte a los otros perros que se le escucha incluso desde dentro de las casas. No entiendo mucho de perros porque en el St. Clare’s no se admiten y desde siempre se nos recomienda que nos andemos con cuidado, en especial a mí por mis escapadas al parque y porque no se fían demasiado de que sepa tratar con los extraños ni con aquellos que suponen un peligro, pero éste es un perro grande, no sabría determinar la raza, pero es de esos que en ocasiones he visto en alguna película o reportaje sobre la Policía, aunque no tiene aspecto de peligroso. Si el chico le deja ir suelto, supongo que no es peligroso, pero, por si acaso, mejor que vaya con cuidado porque no me siento demasiado segura en la bicicleta ni en una calle empinada y con tantas curvas. Fulton St. es mucho más recta, aunque también tiene bastante más tráfico.
Viernes 30 de junio. 08: 10 pm. Jessica sale a dar ese paseo
Segundo encuentro
Este segundo encuentro se produce a las puertas del chalé de los amigos de Ana, donde Jessica y ésta están alojadas esas dos semanas de vacaciones. Debido a que el recorrido por la urbanización es circular y cerrado, se hace inevitable que vuelvan a encontrarse, lo que demuestra que daddy va con intención al menos de cruzarse con Jessica, se preocupa por saber dónde se aloja.
Jessica tras la última curva antes de llegar al chalé
A quien me encuentro en esta parte del recorrido es al chico y al perro con los que me he cruzado antes en la calle principal y que van en sentido contrario. Parece que se toman el paseo con mucha tranquilidad, porque yo tampoco he ido muy deprisa con la bicicleta. Otras veces he visto a chicos de la zona que, en vez de un paseo, han pasado por delante de la verja como si les persiguieran, aunque detrás de ellos no hubiera nadie, sin embargo, este chico parece que disfruta del paisaje o que se aprovecha de la tranquilidad que hay por aquí para que el perro vaya un poco más suelto, ya que éste parece que disfruta del paseo. Como deja que corra por entre los olivos, no se preocupa tanto de que se acerque a los perros de los chales. En cualquier caso, este chico es un extraño y la recomendación de Ana es que no me relacione con desconocidos, aparte que esta tranquilidad es propicia para malos encuentros, por lo cual es preferible que sea prudente y pase por su lado con la mayor indiferencia, para que mi vuelta al chalé no se retrase ni le lleve desagradables noticias al respecto.
Daddy una vez pasado frente al chalé
Una chica sola, adolescente y en bicicleta por aquí. Por su aspecto, su color de piel y vestuario, lo cierto es que no es muy probable que sea de la zona, más bien, que haya venido de vacaciones, a pasar unos días. La única manera que tengo de reconocer a Jessica, sin que ésta se presente ni lleve un cartel que me indique que se trata de ella, es la fotografía que esta mañana me ha entregado la tutora y que tampoco estudié con demasiado detenimiento, por no parecer demasiado interesado. El parecido de esta chica con la de la foto es indiscutible, aunque tanto el peinado como la ropa difieren e incluso su gesto. Sin embargo, la tristeza de su mirada es la misma. Si es Jessica, lo cierto es que no sabría qué decirle ni cómo iniciar una conversación. Tengo la sensación de que hay demasiada distancia entre nosotros, por la edad, el idioma y la cultura.
Cuando Jessica regrese al chalé, ¿le comentará a Ana lo de este chico y su perro? El próximo día mejor, antes de montarse en la bicicleta, o en caso que nadie la acompañe, tal vez sea mejor esperar a que hayan pasado el chico y el perro para no cruzarse con éstos. Mejor estar pendientes por si acaso.
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