Introducción
La pregunta más rara de todo el examen sorpresa publicado y propuesto ayer, sin duda alguna es la referente a la crisis económica de 1987. Pregunta nº 4. Por lo cual, como soy bueno no tengo reparo en echar una mano y que sepais responder sin demasiada dificultad.
4. Crisis económica mundial de 1987. Causas y consecuencias para la familia Catcher. Tanto los hermanos Catcher, como para su prima Ana.
Todo lo que sucede en la novela está ahí por algo. Es un rompecabezas sin aparente sentido, sin coherencia. Muchas veces ni yo mismo entiendo cómo consigo que encaje todo y que, además, resulte real, creíble, aunque la premisa de la que parte la novela sea del todo inventada, absurda, propia de una imaginación demasiado viva; de la idea de escribir algo que se alejara de mí y me obligase a no contar dar protagonismo a alguien que no fuera yo, cuanto más inconexo conmigo mejor, aunque he de admitir que esto último tan solo lo he conseguido en parte.
Los Cather
Como sabéis, porque ya he comentado en más de una ocasión, la novela contiene una gran variedad de datos históricos, aunque la novela no está basada en hechos reales. De manera que sí, la crisis económica de 1987 es una de esas cuestiones a las que, de manera más o menos indirecta, se alude, aunque no tiene relación directa con la vida de Jessica, ni con la de Daddy, pero sí con alguno de los personajes secundarios más relevantes e influyentes, en concreto con la familia Catcher, que es a quien se refiere la pregunta del examen.
- Ann Josephine Catcher, («Ana» para Jessica y para la novela). Con Ana todo es posible – Una de las tutoras del internado
- Father David John Catcher.- Todo por un jarrón
- Jack Junior Catcher.- ¿Quién se enamoraría de Jack Catcher?
Los Catcher se caracterizan en la novela por andar sobrados de todo y por poner ese «todo» en favor de los más necesitados. Quien menos tiene ese sentido altruista es Jack, pero anda en camino de aprender. De todo modos, este aprovecha de esa generosidad desmedida para impresionar a su chica, porque él se lo puede permitir, es «Jack Catcher»

La crisis
He de aclarar y confirmar que según la información recogida al respecto, lo de la crisis económica de 1987 no es una invención mía. Si buscáis información en Internet, hallareis infinidad de enlaces y documentos, aunque dudo que en ninguno de ellos se haga mención a la familia Catcher, entre otras razones porque, según se cuenta en la novela, son gente que prefiere preservar su anonimato. Lo cual la verdad a mí me viene de perlas, porque queda la duda de saber si es gente que existe en realidad o son fruto de mi imaginación como escritor, porque la cuestión es que, si la crisis económica de 1987 fue real, ¿Por que no va a serlo todo lo demás?
Dos menciones reales a la crisis y subrayado cómo encaja esto con la novela. He de aclarar que hay ocasiones y detalles de esta novela que no sé si tengo tanta imaginación como presumo o se da la circunstancia de que de manera misteriosa todo encaja. Por lo que ficción y realidad se funden de manera inseparable, porque admito que mi labor de investigación en algunos casos ha sido a posteriori, primero creo la situación y después busco el acontecimiento histórico.
El lunes negro, en finanzas, se denomina al lunes 19 de octubre de 1987, cuando los mercados de valores de todo el mundo se desplomaron en un intervalo de tiempo muy breve. La caída comenzó en Hong Kong, se propagó hacia el oeste a través de los husos horarios internacionales, llegó a Europa y, por último, a Estados Unidos. El índice bursátil Dow Jones bajó 508 puntos, situándose en los 1739 (-22,6 %). Hacia finales de octubre, los mercados de valores de Hong Kong ya habían caído un 45,8 %, Australia un 41.8%, el Reino Unido un 26,4 %, Estados Unidos un 22,6 % y Canadá un 22,5 %. El impacto fue especialmente duro en los mercados de Nueva Zelanda, que cayeron un 60 % desde el máximo de 1987, y del que tardaron varios años en recuperarse.
Lunes negro (1987) (Wikipedia)
El 19 de octubre de 1987, el índice Dow Jones de valores industriales cayó 508 puntos en la Bolsa de Nueva York, un 22,6% (el 28 de octubre de 1929 el descenso fue del 12,8%, y al día siguiente, de un 11,7%), y se vendieron 605 millones de acciones. Fue la mayor caída en un solo día.
Sobre las causas de la crisis bursátil de 1987. Documento investigación DI171
En este documento DI171 se recogen ideas diferentes hipótesis sobre las causas de las posibles causas:
- Aquella que consideran que la bolsa estaba en equilibrio, dada la información disponible, y que se desplazó a otro nuevo equilibrio cuando llegó nueva información acerca de algún factor fundamental (de los que afectan a la rentabilidad esperada, al tipo de descuento o a la prima de riesgo.)
- Las que presentan el crash como un desplazamiento de un nivel de precios de equilibrio (acorde con las variables fundamentales) a otro fuera del equilibrio, debido a un fallo de los mecanismos del mercado, o como un ajuste normal que dicho fallo convirtió en una caída precipitada y desordenada
- Las que consideran que el nivel de precios anterior a la crisis estaba fuera del equilibrio, por una burbuja especulativa, que explotó en octubre de 1987 para volver su nivel normal (quizá con una cierta reacción)

La crisis, según «Esperando a mi Daddy»
Es una anécdota tragicómica de la novela, está en que el responsable de la crisis, al menos en lo referente a los Estados Unidos, fue el padre de los hermanos Catcher. Si queremos hilar mucho más fino, los responsables últimos son ellos dos porque aquel lunes 19 de octubre – ¡Vete tú a saber por qué estaban los dos en su casa ese día, en vez de en clase! – tuvieron una de esas típicas peleas de hermanos y le rompieron un jarrón valioso a la madre, de manera que, cuando ésta no es feliz, como suele decirse, el mundo parece un poco más triste y, en consecuencia, el mundo entra en recesión económica hasta que ésta sonríe de nuevo. Al menos eso es lo que argumenta el padre de las dos criaturitas para no asumir su parte de responsabilidad en lo sucedido.

El caso es que, por lo que cuenta Sharon McPherson, y después confirman Jack y David cuando Jessica tiene a bien preguntarles, ese lunes 19 de octubre de 1987, el padre se encontraba en la Bolsa de New York, en Walk Street, porque, como buen hombre de negocios, se dedica al mercado bursátil y le gusta estar metido en mitad del meollo, al pie del cañón. Ya que, además, por lo que sabemos de Jack, la familia Catcher es muy influyente dentro del mundo empresarial. Todo un referente dentro de los mercados nacionales e internacionales, auténticos «influencer empresarial» de la época.

La cuestión es que a este buen señor le entraron ganas de ir al baño. En principio, nada fuera de lo normal. Los hombres de negocios y los Catcher no son ninguna excepción. Van al baño según les parece. Pero este buen señor un Catcher, un «influencer» bursátil, y escogió el peor momento para ello.

Que un Catcher abandone el parquet bursátil, resulta un tanto sospechoso, preocupante. Al menos eso esa es la anécdota que se cuenta sobre lo sucedido aquel día. Que, de buenas a primeras, cuando salió del cuarto de baño, quien hasta entonces había considerado que tenía unas de las mayores fortunas del mundo, puede decirse que estuvo a punto de verse con lo puesto y poco más, sus acciones se habían convertido en papel mojado.
Los mercados de valores de todo el mundo se desplomaron en un intervalo de tiempo muy breve.
Fue la mayor caída en un solo día.
Consecuencias
La primera consecuencia, aparte del malestar por causa del jarrón roto y el tener que redoblar sus esfuerzo económicos para recuperarse de ese crash bursátil, que dejó a la familia un tanto tocada, aunque, por lo que sé da a entender de la novela, a Jack le pilló siendo apenas un niño y no parece que con los años haya escarmentado, porque, además, se ha convertido en el heredero del imperio Catcher. Pero, dentro de lo que cabe, no se le ha subido en exceso a la cabeza y aún mantiene algo de cordura, a pesar de que en ocasiones haya que bajarle los humos de grandeza para que modele sus impulsos comerciales y derrochadores.
David (1972) que es el hijo mayor, por ocho años, quien se supone debía convertirse en el heredero, el día de mañana, debido a su mala cabeza, a su comportamiento poco ejemplar como hijo y como hermano, acaba, a los dieciocho años, con sus huesos en el seminario, donde descubre su verdadera vocación. En la novela se le presenta y conoce como el Rev Catcher, un sacerdote católico joven, afable, comprometido y cuyo única posesión, por definirlo de algún modo, es su sombrero de cowboy. Es un auténtico «cowboy priest», pero en Medford. Porque sí, los catholic «cowboys» priest existen de verdad.

Ann Josephine Catcher, «Ana» para los amigos, es la prima hermana de los susodichos angelitos, entendemos que sobrina del padre, quien de manera indirecta se ve perjudicada por esta crisis, aunque le salva el hecho de que es algo mayor que éstos y tiene su vida un poco más encarrilada, en esas fechas está a punto de terminar su carrera universitaria como educadora infantil y acaba trabajando en el internado donde se encuentra Jessica, un internado para niñas procedentes de familias desestructuradas, dependiente de un colegio y una parroquia de Medford. Se decanta por los más desfavorecidos, aunque comparte con Jack la mentalidad de que disponiendo de medios para ello, se han de aprovechar para hacer el bien, lo que provoca que su presencia en el internado resulte, si cabe, chocante. Para Ana parece que no hay imposibles y todo se resuelve con una llamada de teléfono.
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