Tonto, pero «tonto de libro»

Pronto publicare el sábado 19 de abril de 2003 de la novela «Silencio en tus labios». Hasta ahora tan solo he publicado hasta el viernes (Ana, Manuel) y para aquellos que están siguiendo la lectura y encuentran en estos post/entradas un aliciente para conocer un poco más la versión ampliada, con todo aquello que me hubiera gustado incluir en la novela y entonces pasé por alto o reflexiones sobre lo que pudo haber sido y no fue e incluso resaltando aquellos detalles que considero tienen una mayor importancia, aunque en una primera lectura no se aprecie lo suficiente porque yo ahora conozco cómo termina la novela, esta historia, pero mientras la escribía todo estaba un poco en el aire y en ocasiones los personajes pretenden tener más protagonismo del que les corresponde, como sabéis ha sido a Ana a la única a quien se lo he permitido porque hay partes de esta novela que no se entienden sin ese toque personal suyo. en cierto modo porque eso de escribir sobre mí en primera persona en ocasiones limita bastante, pero cuando lo hago desde esa otra perspectiva tengo la impresión de que aflora más y mejor mi vena creativa, que quien se sienta delante del folio, o del ordenador, según el caso se siente menos coaccionado y condicionado por la realidad, ante lo cual me permito ser un poco más crítico.

El caso es que en todos los post/entradas escritos estos últimos días o semanas, cuando la historia se empezó a centrar en la vivencia de esos días de la Pascua, la idea, el objetivo, era que Manuel debía hacer el tonto, aunque a la Pascua no se va a hacer el tonto. Hasta ahora tengo la sensación de que como narrador, como presentador de la historia, no estoy teniendo mucha credibilidad en ese sentido, dado que todavía no ha sucedido nada que le haga merecedor del título de «Tonto», nada que merezca que escriba esta novela, porque Manuel se está reprimiendo bastante y, hasta cierto punto, lo de las «gadgeto amigas» funciona demasiado bien. ¡Pues vaya! Se ha terminado el viernes, queda el sábado y el domingo, tras juntarse con los de la otra pascua, cada cual se vuelve a su casa. Punto para las amigas, pero somos los lectores de la novela quienes perdemos la oportunidad de ver cómo Manuel hace el tonto.

Como ya se ha adelantado en la novela, el sábado van a pasar algunas cosas y de algunas ya estamos avisados de antemano, por lo cual eso de hacer el tonto es más bien «Ahora o nunca». La situación cada vez se vuelve más seria y parece menos apropiado eso de hacer el tonto, aunque también intuimos, que ya no es algo que nosotros, los lectores de la novela, estemos deseando que pase, sino que, además, va a ser la primera que se sienta defraudada, porque lo que tenga que pasar ha de pasar antes de que llegue Carlos

De todas maneras, Carlos se reuniría con nosotros el sábado ……Quizá para mí lo más relevante del caso es que su interés por la ayuda no se vinculase conmigo, aunque me avisara de que nos quedaba una última conversación pendiente

Ana, 16 de abril

Del diario personal de Ana

Viernes, 18 de abril, 2003 
¡Le tengo mareado! Lleva varios intento por sentarse a comer conmigo, incluso compartir el banco cuando estamos en la iglesia y yo no hago más que buscarme excusas para que no lo consiga. Suerte que no estemos en el mismo grupo y que me apoyo en mis amigas. Éstas se quejan cada día, pero no es que les quite razón, sólo que no saben que, si realmente yo fuera tan impulsiva como él, compartiríamos grupo, mesa y banco desde el miércoles. Sin embargo, él sólo quiere estar conmigo, no creo que realmente esté ligando. De algún modo, me parece que soy yo quien le provoca al evitarle de manera tan descarada. ¡Soy así de traviesa!

En la Pascua no se hace el tonto

Es Ana quien reconoce que ella sí está haciendo el tonto, incluso le reconoce algún que otro mérito a Manuel en ese sentido, porque, como os he comentado en varias ocasiones, ella está esperando que éste se retrate y haga honor a esa fama que se supone se ha ganado a pulso, pero que reprime en exceso. A ella le basta una simple mirada para que éste se frene en sus impulsos y así no hay manera que se haga merecedor del título de «Tonto, pero tonto de libro», como para que ella se sienta de verdad impresionada y ya no se le pueda arrancar del corazón por mucho que se empeñe. Hasta ahora tan solo es un chico un poco molesto, pero poco más se le puede recriminar. Una miradita de reojo y allí no se mueve una mosca, como si no hubiera pasado nada.

Se trataba de Ana. Una vez se cercioró de quién era el escandaloso que había irrumpido en la iglesia, retomó su oración y no me prestó más atención.

Manuel, 18 de abril

De manera que, si Manuel no se muestra un poco más decidido, quizás hayamos de darle un último empujoncito, pero todo ello antes de que llegue Carlos. De nuevo Ana va a recurrir a sus amigas. Su plan, porque esta vez sí hay un plan mucho más claro que la trampa del 15 de febrero, puede salirle bien o ser el mayor de los fracasos, porque a la pascua no se va a hacer el tonto y siempre hay algo que puede salir mal.

¿Ayudamos un poco a Ana? Creo que esta vez va a necesitar algo más que a sus «gadgeto amigas», porque tampoco podemos descartar que Manuel la sorprenda para bien de algún modo. El tiempo se le acaba y ha tenido días y tiempo suficiente como para darse cuenta de que las apariencias engañan y que Ana está siendo lo bastante discreta como para que ese «hacer el tonto» sea un juego de complicidad entre los dos, que si no hubiera esa correspondencia de sentimientos, ese jugar al perro y al gato, hubiera perdido sentido e interés desde el primer momento, sobre todo porque como en alguna ocasión se ha comentado en la propia novela y creo que también en este blog, Ana vive esta pascua con la mirada puesta en la Vigilia.

El viernes por la noche se no van a acostar demasiado tarde; el sábado por la mañana el despertador va a sonar temprano porque hay prevista una escapada al campo. Tras el desayuno, un largo paseo de ida que será igual de largo a la vuelta. Allí en el campo van a tener tiempo de desierto, de silencio interior, roto tan solo por aquellos que necesiten de apoyo espiritual o confesión. Ya os adelanto que esta vez no será Ana quien permanezca al margen. Comerán todos juntos; habrá un rato de siesta antes de la charla/meditación sobre la Vigilia, para después regresar al pueblo por parejas, en lo que se llama «el camino de Emaús». Tras llegar al pueblo, tiempo para ducharse, cenar y acudir a la Vigilia que ya enlazará con el domingo, con la llegada de Carlos esa misma noche.

¿Cúal os parece el mejor momento para hacer el tonto? Como el paseo de ida es largo y sin una organización previa, se puede ir con quien te apetezca. Pero quizás las amigas no se lo pongan tan fácil porque saben que Ana está inquieta por la meditación y por eso que late en su corazón. Quizá durante el tiempo de desierto, porque se supone que han de estar alejados unos de otros y por lo tanto Ana se encuentra un poco más indefensa y como no tenga un buen escondite ya sabe quién se le va a sentar al lado. Durante la comida resultaría demasiado evidente y las amigas se van a hacer fuertes. Para la meditación ¿Dónde se va a sentar Manuel? ¿Y Ana? Ella va a ser el centro de atencion de todas las miradas, de todas las orejas ¿Y después con quién regresará cada uno al pueblo? ¿Cómo y quién se encarga de formar las parejas? ¿Sabrá que Manuel está buscando su oportunidad?

Ya sabemos que chicos y chicas no comparten alojamiento, menos aún los cuartos de baño, por lo cual esa posibilidad queda descartada. Sin embargo ¿qué efecto habrá tenido eso de El camino de Emaús? ¿Cómo se cenará esa noche? ¿Cena libre, por grupos…..? Y si de algún modo la Vigilia fuera el final de ese camino ¿Tendrá Manuel un sitio en el banco de Ana? Y cuando termine la Vigilia y haya que decirse unos a otros «Feliz Domingo de Resurrección, Felices Pascuas» ¿se producirá ese acercamiento entre ambos, ¿querrá Ana romper con su aparente frialdad y ser la chica afable del primer día? ¿A qué hora llega Carlos? ¿Cómo se celebra la Resurrección? ¿Nos vamos a quedar con la intriga de lo que pase hasta que se publique lo del domingo?

Necesitamos un tonto de libro, de foto. De manera que rogamos encarecidamente a Manuel que no nos defraude. Queremos que sea el tonto que se lleve a la chica y no quien se quede a dos velas por tonto.

Anuncio publicitario