07:30 PM. Dining room
En cuanto cruzo la puerta del comedor, lo primero que hago es buscar a Ana con intención de entregarle la lista de mis motivaciones o de la sarta de mentiras que me he inventado para justificar ese supuesto entusiasmo por la asignatura de Spanish, según cómo se valore. En vez de una redacción, me he limitado a hacer un listado que me ha llevado dos minutos porque no le pienso dedicar ni un segundo más del imprescindible a esa asignatura en ninguno de sus aspectos. En los próximos meses tan solo me servirá para acaparar durante un rato la atención de Ana, pero ni ella querrá que la agobie más de la cuenta ni yo que se reitere su empeño en que estudie Spanish, por lo cual supongo que, después de este último esfuerzo, lo más seguro es que lleguemos a un equilibrio que nos favorezca a las dos y no perjudique a su trabajo. En cualquier caso, creo que después de hacer ese listado no es necesario que corra a confesarme porque tenga remordimientos de conciencia antes la sarta de mentiras que he escrito. Tampoco es que me haya querido engañar a mí misma. La cuestión es que no me lo creo. Tan solo he escrito lo que he supuesto que Ana pretende, que, si esto es algo que expondrá a la vista de todo el mundo, es mejor que nadie se piense que soy una chica problemática o con conflictos personales. Me he quedado en el St. Clare’s porque espero noticias de Daddy, que estoy convencida no me llegarán, si me trasladan a Matignon High. Es preferible que me permitan la estancia antes de que me presente aquí cuatro o cinco veces por semana en busca de noticias o para insistirles en que hagan más por localizar a Daddy y que éste sepa de mi existencia. Como ya estoy aquí, me evito las fugas y las preocupaciones de los demás.
Jess: Ya he hecho la lista. – Le digo a Ana.
Ana: ¿Ya? – Me pregunta extrañada. – ¡Mucha prisa te has dado! – Exclama. – Eso es que lo tenías muy claro o que no lo has pensado bastante.
Jess: No le quiero dedicar mucho tiempo. – Justifico con total sinceridad.
Ana: Lo importante es que te has esforzado. – Me contesta. – Si me lo entregas, lo leeré en cuanto tenga un momento y ya te diré qué pienso al respecto. – Me indica. – Espero que, al menos, hayas intentado ser sincera y encontrado algo positivo a la asignatura.
Jess: Ya sabes lo que opino al respecto. – Le respondo. – Son una sarta de mentiras. (Le entrego la lista)
Ana: (Coge el papel sin ojearlo) Bueno, pues el domingo, o cuando tengas un rato libre, te confiesas y después reescribes la lista. – Me contesta con complicidad. – Hasta entonces, y dado que respeto el secreto de confesión y quiero creer que lo has hecho en serio, lo daré por válido
Jess: Mañana no hay clase. – Le digo y recuerdo.
Ana: ¿Tanto remordimiento de conciencia tienes? – Me pregunta contrariada. – ¿Acaso te lo has pensado mejor y me escribirás otra lista? – Me pregunta con intención.
Jess: No, con una vez tengo bastante. – Le confieso con toda sinceridad.
Dicho esto, se guarda el papel en el bolsillo y permite que me vaya a sentar, porque la cena se enfría y el hecho de que mañana no haya clase no es motivo para suponer que me vaya a quedar cruzada de brazos hasta el miércoles por la mañana. Intuyo que las dos sabemos que tengo mucho que hacer o en todo caso que haré lo posible porque me vea ocupada, dado que prefiero considerar que la cuestión de mis motivaciones para asistir a clase de Spanish ya se ha zanjado y me puedo centrar en el resto de las asignaturas. Me queda por hacer el trabajo de Historia, sobre los primeros pobladores del continente americano, que al menos no parezca que delego en Yuly todo el esfuerzo, por mucho que ésta se haya ofrecido a que lo hagamos juntas, a pesar de que se trate de un trabajo individual. Por otro lado, también he de encontrar tiempo para el resto de las asignaturas, además de para la ociosidad de un día sin clase, que, si de mí dependiera, alargaría toda la semana. Sin embargo, ello no evitará que antes o después haya de acudir a clase y enfrentarme a mis obligaciones. Por lo cual con un día libre hay más que suficiente de momento. Antes de que me quiera dar cuenta habrá otro largo fin de semana o vacaciones.
