Lo publicado hasta ahora
- Versión de Manuel
- Silencio en tus labios 1
- Silencio en tus labios 2
- Version de Ana
- Silencio en tus labios 1
- Silencio en tus labios 2
Resumen de la situación
Esta historia de amor, esta novela, tuvo sus comienzos allá por septiembre del 2000 y ahora se encuentra publicado hasta el 25 de julio de 2003, casi y tres años en los que las circunstancias de nuestros protagonistas, de nuestra pareja ha cambiado un poco, pensemos que para mejor, sobre todo porque el recorrido hasta este momento no ha sido fácil para ninguno de los dos. Muchos malentendidos, desencuentros y poco tiempo para sentarse con calma y hablar de lo que de verdad importa, para dejar a un lado los individualismos y empezar a pensar en ellos como pareja.
La tarde del 15 de febrero hablaron largo y tendido, pero Ana se dedicó más bien a exponer las mil y una razones por las cuales lo suyo con Manuel no tenía ni lógica ni futuro, que si a las ranas les llega a crecer pelo y no hay ningún otro ser con un mínimo de inteligencia en el universo quizá se lo piense, pero, Manuel, en la lista de Ana, detrás del último. Por suerte, tras esa cena entre amigos, la situación, el planteamiento de Ana da un pequeño giro de guión y se da cuenta de que quizás ha hablado más con la cabeza que con el corazón, pero es que hay cuestiones que no se pueden soltar así de golpe. Mejor que Manuel no sea muy consciente de que ella lleva un año observándole en silencio, aparte de que se haya sentido víctima de sus inoportunas insinuaciones y de comentarios poco acertados por parte de los demás
Durante la convivencia de la pascua, por supuesto hay una ocasión clara en la que hablan con calma y en donde se supone que su relación sale reforzada, el domingo por la tarde, después de comer, antes de la asamblea final y antes de irse cada uno a su casa. Se supone que se sinceran el uno con el otro, que se olvidan del mundo y se olvidan de que la vida sigue, porque para ellos el mundo se ha detenido y tienen tiempo para hacer planes, para establecer que se verán de nuevo a finales de mayo, en la siguiente reunión que el grupo organice en Toledo. Sin embargo, no es algo que como tal hayan llevado al a práctica, ya que ante el primer intento por alterar esos planes, por buscar ese acercamiento surge un nuevo desencuentro.
Ha llegado el 25 de julio y se han vuelto a reencontrar. Ana, con ayuda de sus amigas, consigue que Manuel acuda a su casa para esa anhelada reconciliación, para que puedan hablar cara a cara, para que éste sepa un poco más de la vida de ella y ella pueda conocer a Manuel en un entorno y ambiente que no es el suyo, donde ella se siente segura y capaz de controlar la situación. Se le ha traído a su terreno, lejos de los tormentos y las pesadillas de éste.
¿Me quieres?
La pregunta es muy sencilla. La duda tal vez demasiado difícil de responder, pero como termina el primer libro de silencio en tus labios, en la versión de Ana….
Me respetarás ¿Verdad? Porque, si has llegado hasta aquí y has leído esto es porque he encontrado el valor para dejarte que leas mis reflexiones.
Ana. 20 de abril
A la novela aún le queda mucho, el día 25 de julio aún está a medias y se ha quedado en «stand by» en el momento en que salen del ascensor y se encuentran con la madre de Ana, que les espera en la puerta, quien se muestra preocupada por la tardanza de ésta y no puede ocultar su inquietud de madre al saber que ésta pretende regresar a casa en compañía de su nuevo novio, un chico que dista mucho de ser el ideal, porque el amor puede que sea ciego, pero la maternidad da una vista de lince que ya quisieran para sí muchos.
Que sí, que sí, que Manuel le habrá de plantar cara a su futura suegra, quien le va a someter a un examen, a un tercer grado, que no quisieran ni los que se preparan para ser astronautas espaciales, de las que no apruebas ni aunque bastase con sacar una fotocopia y escribir el nombre.
Pero la pregunta «¿Me quieres?» no es de la suegra a Manuel, sino de Ana a Manuel e incluso de Manuel a Ana, porque él ha tenido el coraje de llegar hasta allí, aunque haya sido por medio de la manipulación de los amigos, porque, de otro modo, se le venía muy poco decidido a dar el paso y Ana no le iba a esperar de manera indefinida.
Ana se quiere cerciorar de que los dos están en sintonía, dispuestos a tomárselo en serio, porque sí Manuel ha llegado hasta allí es por algo. Si ella ha removido cielo y tierra hasta conseguir que él vaya a visitarla no ha sido por mero capricho. De manera que no más desplantes, malentendidos ni tonterías. Es momento de buscar y de pensar en todo lo que les une y no fijarse tanto en lo que les separa. Es momento de que Manuel se plante ante la madre de Ana y defienda con uñas y dientes sus sentimientos, porque la madre de Ana, Victoria, no muerde, pero mejor que no acerques mucho la mano. A Ana ya le ha dicho todo lo que le tenía que decir y ésta no ha entrado en razón, de modo que no va a desaprovechar la única baza que aún le queda.
¿Me quieres?
Por eso te lo pregunto de nuevo: «¿Me quieres? ¿Merece la pena que te haga pasar por esa tortura?» Mi madre no se va a dejar embaucar por tus encantos, de modo que más vale que tengas un buen motivo para pasar por esta tortura y no te excuses ni me digas que no te doy alternativa. ¡Estás defendiendo el amor de los dos y yo he intentado hablarle de lo maravilloso que eres como persona! Sin embargo, a la hora de la verdad, si algo ha quedado claro es que ‘Eres mi tonto'»
“¡Mamá, me he encontrado a este tonto ahí abajo!”
Ana, 25 de julio
Dime, dime. Cuando el domingo te vuelvas a Toledo y yo me haya de enfrentar de nuevo a los juicios de mi madre ¿Qué bueno puedo decirle de ti que te haga merecedor de mi corazón y de su beneplácito? Mi madre ya se habrá forjado su opinión al respecto y ya no se conformará con lo que yo le diga ni lo que haya escuchado de mis amigas. No van a ser mis méritos por haberte traido a casa los que le convenzan de que eres un chico que merece la pena. Pretendientes míos los ha conocido a patadas y todos han salido de casa a escobazos ¿Qué tienes tú que te haga mejor que ellos? Procedes de Toledo, de una ciudad distinta a ésta, y la verdad es que entre mis amigas de allí tampoco se ha creado un club de fan.
Dime ¿quién de los dos es «el tonto» en esta historia? Mi madre aún se lo está pensando, pero me da la impresión de que el sorteo ya ha empezado, se han agotado las papeletas antes de empezar, y tú acabas de aparecer por la puerta. ¿Qué le digo yo mi madre para que se convenza de que en este sorteo del «tonto del año» no va a haber ningún afortunado de primera categoría?
Dime, ¿Tienes algo que decir o te vas a quedar callado?
Piénsatelo, porque tú te marchas a Toledo el domingo por la tarde, pero yo me quedo aquí con mi madre y voy querer que vuelvas, voy a querer ir a verte. Tendré que ser yo quien se enfrente a este dilema cuando hable con tus padres y descubra lo que les has contado de mí.